Ya sea que vivamos en una comunidad rodeados de personas o en una zona rural alejada, a veces puede que nos sintamos solos ante situaciones difíciles o inesperadas, o quizás emergencias.
Frente a una situación como ésta me vi una vez enfrentado cuando tenía unos ocho años. En el verano iba con mis padres a pasar las vacaciones en la chacra de mis abuelos. A pesar de que no había vecinos muy cerca me sentía muy seguro porque mis padres y mis hermanos estaban conmigo, aunque mi padre tenía que ir a la capital algunos días a la semana debido a su trabajo.
Una madrugada, alrededor de la tres de la mañana, desperté de golpe porque me pareció escuchar, en el silencio de la noche, como una voz que llamaba.
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