¿Te gusta ir a fiestas? Cuando mis hermanos y yo éramos chicos, mamá nos decía cuando íbamos a una fiesta: “¡Procuren que todos lo pasen bien!”.
¿Por qué no nos decía: “que se diviertan”? Porque mamá decía que era importante que aprendiéramos a pensar en los demás y en hacerlos felices, en lugar de pensar sólo en nosotros.
Todos éramos alumnos de la Escuela Dominical de la Christian Science, donde aprendíamos a ser generosos y bondadosos. A menudo nos decían que Dios es Amor, y esas palabras estaban escritas encima del escritorio del Superintendente de la Escuela Dominical, por eso las veíamos todos los domingos.
Nuestros maestros nos habían mostrado en el primer capítulo del Génesis el lugar donde dice que Dios hizo al hombre a Su imagen y semejanza. Véase Génesis 1: 26. Eso significa que todos reflejamos a Dios. Así como tu espejo refleja tu cara, tú reflejas la bondad de Dios. Puesto que Dios es Amor, Su reflejo, tú, yo y todos los demás, debemos expresar amor.
Por eso cuando mamá nos decía: “Procuren que todos lo pasen bien”, sabíamos que ella quería que expresáramos amor hacia todos en la fiesta y que no nos preocupáramos por la forma en que nos recibirían los demás, o si nos incluirían en sus grupos o si seríamos populares.
Recuerdo que cuando era muy pequeña, probablemente estaba en segundo o tercero de primaria, fui a la fiesta de cumpleaños de mi mejor amiga. Jugamos muchos juegos y había premios para los ganadores. Yo gané todos los juegos. Al principio, ganar me pareció fantástico y creí que lo estaba pasando regio, pero empecé a notar que los demás no lo estaban pasando tan bien.
En lugar de divertirme, empecé a sentirme avergonzada. Si bien mis padres siempre nos decían que diéramos lo mejor de nosotros, no parecía correcto que una persona se llevara todos los premios.
Justo en ese momento la mamá de mi mejor amiga vino a rescatarme. Me preguntó si me gustaría dejar que la persona que salió en segundo lugar se llevara el premio del último juego, ya que yo tenía tantos. “En realidad”, agregó amablemente, “¿no te gustaría compartir tus premios con todos los otros niños?”
Al principio me pareció difícil desprenderme de los premios que me había ganado honradamente, pero sabía dentro de mí que si compartía los premios sería obediente al consejo de mi mamá: “procura que todos lo pasen bien”. Me fui a casa con un solo premio, pero con la satisfacción de saber que había hecho lo mejor.
En esta fiesta aprendí una lección que jamás he olvidado: que al deshacerme de unos pocos premios materiales, había ganado un tesoro espiritual que nadie podría quitarme. Ese día comprendí claramente que la generosidad bendice tanto al que da como al que recibe. Me sentí muy feliz. Era el gozo espiritual que sentimos cuando expresamos el amor de Dios. Satisface mucho más que el placer que nos puede dar cualquier juguete o juego.
En la Escuela Dominical aprendemos de las historias bíblicas que Cristo Jesús pasó toda su vida expresando amor y ayudando a otros. Te sorprendería descubrir todas las formas en que puedes seguir su ejemplo cuando vas a una fiesta. Eso es lo que significa “procurar que todos lo pasen bien”. Puedes mostrar el amor de Dios a través de muchas pequeñas acciones bondadosas. Por ejemplo, tal vez puedas ayudar llevando los platos a la cocina después que todos comieron. Quizás puedas acercarte a esa niñita nueva que está parada sola en un rincón y presentársela a tu mejor amigo. Tal vez, si algunos de tus amigos gritan demasiado sin mucho sentido, puedas hablarles para que hablen más bajo. A veces, lo que más ayuda es saber que el amor de Dios está allí mismo, abrazando a todos. Pensar en esta idea espiritual es algo muy poderoso y puede traer armonía a las fiestas o a cualquier otro lugar en que estés.
Mary Baker Eddy una vez escribió a los miembros de la iglesia de la Christian Science: “La bondad nunca deja de recibir su recompensa, porque la bondad hace de la vida una bendición. Como parte activa de un todo estupendo, la bondad identifica al hombre con el bien universal. Así que cada miembro de esta iglesia se eleve por encima de la pregunta a menudo repetida, ¿Qué soy yo?, a la respuesta científica: soy capaz de impartir verdad, salud y felicidad, y esta es mi roca de salvación y mi razón de existir”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 165.
Si bien parece que hay algunas palabras difíciles en lo que ella dice, creo que lo principal es que la mejor manera de tener una vida útil y feliz es hacer el bien y ser bueno. Puedes “impartir” o dar el bien a todos a tu alrededor en tu casa, en tu escuela y en las fiestas también. Esto no es simplemente ser obediente a lo que nos dicen nuestras mamás, sino a lo que nos dice nuestro Padre-Madre Dios.
Lo interesante sobre procurar que los demás lo pasen bien es que pronto hallas que ésta es la mejor manera de asegurarte que tú también lo pases bien.
