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Cristo: el amarradero más seguro

Del número de diciembre de 1998 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Los grandes amarraderos de una sola punta instalados en el océano, proveen un sitio seguro para los barcos que son demasiado grandes para entrar al puerto. Una enorme ancla o base en el fondo del mar mantiene en su lugar a la boya que sirve de amarre, por medio de una cadena muy resistente. Un pesado y largo cable une al barco con la boya. Con el viento y las mareas, los barcos giran alrededor de estas boyas mientras son cargados o descargados, lo que sólo se suspende, si las condiciones climáticas son adversas.

Mientras resolvía un problema de construcción en uno de estos sistemas de amarradero, empecé a darme cuenta de la semejanza que tienen con mi conocimiento de la Ciencia del Cristo. Empecé a relacionar varios de los componentes principales de estos sistemas, con ideas que han sido de gran importancia en mi crecimiento espiritual, y que me han ayudado a sanar o superar problemas.

La Biblia dice: “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones”. Salmo 46:1. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, hay pasajes que nos aseguran que Dios puede solucionar todos nuestros problemas. En ambos se hace referencia a muchos hombres y mujeres que fueron sanados, o a quienes les fueron resueltos sus problemas, al comprender que Dios siempre está presente y tiene todo el poder.

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