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Salmo 23: Apacentados por Dios

Del número de diciembre de 1998 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando Alguien Anhela Sentirse, amado reconfortado y apreciado, puede recurrir al Salmo 23, escrito por el rey David quien había sido pastor. Este salmo se encuentra en la Biblia, aproximadamente en la mitad del Antiguo Testamento.

La persona que alguna vez haya vivido en las colinas de Tierra Santa, en la parte del Medio Oriente donde fue fundado el cristianismo y donde fue escrito este salmo, al leerlo, fácilmente puede experimentar la gran sensación de seguridad que comunican sus bellas imágenes. Por otro lado, si quien lo lee no conoce las costumbres de los pastores de esta zona, como es el caso de la mayoría de nosotros, entonces quizá no entienda del todo este antiguo canto de alabanza a Dios; lo que sería una lástima.

El Dr. James McMurtry, un erudito bíblico y ministro cristiano durante mucho tiempo, estuvo viviendo con los pastores de Grecia y de Palestina (hoy Israel) por varios meses; y su trabajo de investigación, publicado en 1959, le da un sentido más profundo a este salmo.

El alabar a Dios es vital para el cristiano, porque al hacerlo, reconoce a Dios como la fuente de su ser. He aquí el salmo:

“JEHOVÁ ES MI PASTOR; NADA ME FALTARÁ”

Los pastores y cuidadores de animales de los pastizales que rodean al Mar Mediterráneo, tienen un control absoluto sobre sus ovejas. Este control se ha fortalecido a través de generaciones en las que entre ambos ha habido una gran confianza, respeto, lealtad y amor. Esto se ve cuando los pastores hacen una cerca con estacas en un pastizal, y meten a las ovejas; a cada una se le va asignando un área para pastar, y ninguna empieza a comer hasta que oyen el silbido del pastor. Cuando cada oveja ha llegado a los límites de su área, entonces deja de comer.

Asimismo, si dos o más rebaños comparten un solo redil (espacio cercado donde de noche descansan a salvo de los depredadores), cada pastor con su silbido puede llamar a sus animales, y llevarlos a los pastizales. Las ovejas nunca vacilan, sino que obedecen confiadamente, pues el pastor nunca les ha fallado.

“EN LUGARES DE DELICADOS PASTOS ME HARÁ DESCANSAR”

Las ovejas se echan a media mañana para rumiar, que es una segunda masticación de lo que acaban de comer. Es durante este descanso que aumentan de peso; así que, si el pastor ve una oveja que todavía está comiendo, después de que las demás se echaron, va hacia el animal, se asegura de que haya comido lo suficiente, y lo obliga a echarse junto con los demás.

“JUNTO A AGUAS DE REPOSO ME PASTOREARÁ”

Aparentemente, las ovejas preferirían morirse de sed antes de beber el agua que corre agitada; sin embargo, esta es la única agua disponible en las montañas. Por eso, cada día a la misma hora, el pastor construye una pequeña represa de piedra en el riachuelo, que permite a las ovejas beber en aguas que están en reposo. Luego el pastor deshace el dique, dejando que corra el agua hacia otro pastizal, donde se repite el proceso.

“CONFORTARÁ MI ALMA”

Todos los días, cada animal va hacia el pastor, y se demuestran mutuamente su afecto. Esto le hace bien tanto al pastor como al animal, pues los conforta y les renueva su sentido de unidad. Cuando se acerca una oveja, el pastor se arrodilla, acaricia su cabeza y orejas, y le habla cariñosamente. El pastor está seguro de que tiene la capacidad para hacer regresar hasta a la oveja más rebelde.

“ME GUIARÁ POR SENDAS DE JUSTICIA POR AMOR DE SU NOMBRE”

Si un pastor perdiera una sola oveja por descuido, perdería su honor y su prestigio. Si perdiera más de una en una temporada, jamás volvería a trabajar como pastor. Además de que en los pastizales de las montañas hay muchos peligros, ocasionalmente alguna oveja se fractura un hueso o se hiere; en este caso, el pastor la cuida en el redil hasta que pueda reunirse con el rebaño. Él es muy cuidadoso de la seguridad de sus animales, y a veces los lleva a algún pastizal por un camino largo, para evitar otro más corto pero peligroso. Su reputación como pastor está en juego.

“AUNQUE ANDE EN VALLE DE SOMBRA DE MUERTE, NO TEMERÉ MAL ALGUNO, PORQUE TÚ ESTARÁS CONMIGO”

El “valle de la sombra de la muerte” o “valle de las sombras profundas” es un barranco rocoso con paredes casi verticales, de unos 450 metros de profundidad; está ubicado en el camino de Jericó a Jerusalén, al extremo norte del Mar Muerto. La luz del sol rara vez llega al fondo del barranco. Allí, hay un cauce de seis kilómetros y medio de largo, un metro de ancho y dos de profundidad; por él corre un arroyo con una corriente muy rápida.

A principios del verano, cada rebaño debe recorrer el camino que sigue el curso del arroyo, para llegar a los pastizales de temporada; y al final del verano regresan por el mismo camino. A la mitad del barranco, el camino cruza el arroyo, y como no hay puente, tanto los animales como el pastor deben saltar a la otra orilla. El pastor se para en una saliente, tranquilizando y alentando a cada oveja para que cruce; y la alza si se resbala o si se cae al torrente.

“TU VARA Y TU CAYADO ME INFUNDIRÁN ALIENTO“

Hay tres herramientas para el oficio de pastor: la vara, el cayado y el manto. Tradicionalmente, la vara es una rama de 2.5 cm de espesor, con una curva en un extremo. El pastor la utiliza para sacar a alguna oveja que hubiera caído en una grieta. A veces una oveja, en vez de ir a ver al pastor, se queda muy quieta esperando que él la vaya a ver. Si percibe que el animal desea una demostración de fuerza para aumentar su sentido de seguridad, el pastor hace como que la golpea en la cerviz con la vara, parando el golpe justo antes de dar contra ella, pues nunca lastimaría a una oveja. Luego la acaricia y tranquiliza como siempre, hasta satisfacerla. Así, la vara sirve para cuidar y para educar. Por otra parte, el cayado es un garrote para defender al rebaño de los ataques de los animales salvajes.

“ADEREZAS MESA DELANTE DE MÍ, EN PRESENCIA DE MIS ANGUSTIADORES”

En las montañas crece una hierba venenosa tan letal, que un poco de ella mataría a una oveja en pocos minutos. Como es la primera hierba que brota, el pastor va temprano al pastizal, y durante varias horas la quita, hasta no dejar vestigio de ella. Así prepara el pasto cada día, pensando en el bienestar de su rebaño.

“UNGES MI CABEZA CON ACEITE; MI COPA ESTÁ REBOSANDO”

Donde sólo hay un pastor para cuidar el rebaño de día y de noche, se utiliza el redil, el cual tiene una sola puerta; a un lado de ésta, el pastor se acuesta de cara al interior, y así, aunque este dormido, puede percibir cualquier movimiento o inquietud en el rebaño.

Antes de que las ovejas entren al redil, el pastor las hace pasar debajo de su vara, colocada en posición diagonal contra su hombro. Él inspecciona a cada una para detectar cortaduras, alguna semilla en el ojo u oreja, o cualquier otro detalle que requiera atención individual; en estos casos, aparta a la oveja hasta que el resto del rebaño esté a salvo en el redil. Entonces toma su vasija con aceite de oliva y lo frota en su herida; le da a beber agua, y la lleva con las demás.

Sólo entonces el pastor come su alimento, que consiste de pan y aceitunas; se envuelve en su manto, y se acuesta a dormir en la entrada. Pero antes, si algún animal no se ha echado, le da de beber, lo coloca en posición para dormir, y lo acaricia hasta que lo duerme.

“CIERTAMENTE EL BIEN Y LA MISERICORDIA ME SEGUIRÁN TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA, Y EN LA CASA DE JEHOVÁ MORARÉ POR LARGOS DÍAS”

Esta afirmación muestra el elogio que merece el pastor, cuando su tierno cuidado es evidente en la salud y el bienestar de sus ovejas. La alabanza proviene de las ovejas mismas, y se demuestra en la confianza y lealtad recíprocas; también proviene de amigos y vecinos, que con gusto y en voz alta, aclaman la constante devoción del pastor. Esto es la plena realización del salmo; su comprobación, su bendición, su “amén” o total aceptación.

Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Christian Science, empleando la definición bíblica de Dios como Amor, nos da el sentido espiritual del salmo en la página 578 de su libro, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras.

SALMO 23

[EL AMOR DIVINO] es mi pastor; nada me faltará.

En lugares de delicados pastos [EL AMOR] me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará.

[EL AMOR] confortará mi alma [sentido espiritual]; [EL AMOR] me guiará por sendas de justicia por amor de Su nombre.

Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque [EL AMOR] estará conmigo; la vara [del AMOR] y el cayado [del AMOR] me infundirán aliento.

[EL AMOR] adereza mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; [EL AMOR] unge mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.

Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa [la consciencia] del [AMOR] moraré por largos días.

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