Fotos De Cisternas descubiertas en la desierta población de Qumrán, despertaron un gran interés en mí cuando visitaba una exhibición de los Rollos del Mar Muerto. Aunque la Biblia a menudo habla de cisternas y manantiales, nunca había pensado en su verdadera naturaleza. Investigué un poco estas palabras y descubrí su verdadero significado. Una cisterna es una especie de tanque u hoyo cavado para almacenar agua. Mientras que una fuente o manantial regularmente se refiere a un conducto que conduce agua proveniente del fondo de la Tierra hacia la superficie. En lenguaje bíblico, al agua que emana de ese tipo de fuente natural e ininterrumpida, se le conoce como "agua viva".
La naturaleza de las cisternas y fuentes nos sugieren distintas maneras de entender la provisión. Las cisternas son espacios que se utilizan para almacenar algo al que se recurre cuando es necesario. Sin embargo, representan una provisión que es finita, que puede acabarse y resultar insuficiente en tiempos de extrema necesidad. Por otra parte, un manantial simboliza una provisión inagotable puesto que está conectado a una fuente que le permite llenarse constantemente.
Si consideramos que nuestra provisión es como una cisterna, tal como el dinero que guardamos en una cuenta bancaria, ciertamente nos preocuparemos de que nuestra provisión se agote en algún momento. Sin embargo, si reconocemos a Dios como la fuente y origen de todas las cosas, la fuente del bien, tendremos la certeza de que siempre tendremos todo lo que necesitamos.
La Biblia asemeja a Dios con una fuente de agua viva. Cuando los israelitas dejaron de adorar a Dios por andar en caminos materiales, Jehová se presentó a Jeremías diciendo: "Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua". Jer. 2:13.
Abandonar la "fuente de agua viva" significa apartarse de Dios, la fuente de toda sustancia y bondad genuinas. Cuando confiamos nuestra provisión a una cisterna, estamos identificando la sustancia como finita y material, en vez de infinita y espiritual. Confiar en un sentido material de sustancia y en medios materiales para obtenerla, es más que una inofensiva debilidad humana, pues denigra la naturaleza divina y su totalidad, obstruye la percepción de la verdadera provisión, no representa adecuadamente la esencia de la sustancia, y resulta en escasez.
Una experiencia
Hace algunos años, cuando acababa de contraer matrimonio, mi esposo y yo tuvimos problemas económicos. De acuerdo con las expectativas sociales de aquella época, yo renuncié a mi empleo cuando nos casamos. Antes de casarme había ahorrado algo de dinero el cual pensábamos utilizar para pagar el anticipo de una casa. Aunque éramos muy cuidadosos con nuestras finanzas, nos dimos cuenta de que el sueldo de mi esposo no era suficiente para satisfacer nuestras necesidades económicas. Así que nos vimos forzados a utilizar lo que teníamos ahorrado para pagar las cuentas. Nuestra preocupación aumentó al mismo tiempo que parecía no haber manera de detener la continua reducción de nuestros ahorros.
Mientras estudiaba la lección bíblica del Cuaderno Trimestral de la Christian Science acerca de "sustancia", encontré una frase en Ciencia y Salud que me impresionó mucho: "Puesto que Dios es sustancia y el hombre es la imagen y semejanza divina, el hombre debe desear, y en realidad posee, sólo la sustancia del bien, la sustancia del Espíritu, no de la materia".Ciencia y Salud, pág. 301. Había leído esta frase muchas veces, pero nunca me había concentrado en el hecho de que Dios es sustancia. Me di cuenta de que mi idea de sustancia consistía en cosas materiales tales como sillas, casas, automóviles, etc. De pronto comprendí que la sustancia es espiritual no material porque Dios es sustancia. Comprendí que aunque muchos de los objetos que consideramos útiles en nuestra experiencia humana representan sustancia, en realidad, no constituyen el origen ni la verdadera esencia de la sustancia. Percibí que la sustancia divina es infinita no finita y que gracias a que el hombre es uno con Dios, como Su imagen o idea, el hombre también es uno con la sustancia infinita.
¡Qué pensamiento tan maravilloso! Me mostró que era imposible que hubiera escasez. Me di cuenta de que el bien sin barreras rodea mi vida y que Dios expresa la sustancia espiritual a través de todo el ser, incluso mi propia existencia. La fuente del bien, el ser espiritual, no puede ser determinada ni afectada por las condiciones materiales.
Me regocijé al comprender mi unidad con la sustancia infinita y me sentí tranquila de que esta unidad incluye toda provisión. Así la ansiedad, la frustración y el temor desaparecieron por completo de mi pensamiento.
Ese mes, sin tener que cambiar nuestro estilo de vida, pagamos todas nuestras cuentas con dinero que nos sobró. No pudimos encontrar solución humana para explicar esto. Al poco tiempo, mi esposo recibió un buen aumento de sueldo, y nunca más sufrimos escasez.
Una lección
El reconocer la sustancia como Espíritu, no como materia, nos da la seguridad de una fuente del bien segura y omnipresente, un manantial de Amor infinito. Esta fuente no nos proporciona lo que necesitamos en pequeñas cantidades sino que constantemente vierte un abundante flujo de ideas espirituales que satisfacen las necesidades particulares de cada individuo. Es natural para el Amor infinito expresarse a sí mismo en bendiciones abundantes y otorgar el bien a toda Su creación. La Sra. Eddy nos pregunta: "¿Pediremos más al manantial abierto, que ya está vertiendo más de lo que aceptamos?" Ibid., pág. 2. Todos podemos ser más receptivos a las ideas espirituales que Dios nos da.
Cada uno de nosotros se encuentra bajo el apoyo infinito del Espíritu divino. Dios, la fuente infinita, expresa sustancia a través de toda Su creación. De la misma manera, toda la creación de Dios recibe su respectiva provisión directamente de Él. De esta manera, la seguridad del bien que poseemos depende completamente de nuestra inseparable relación con Dios por ser Su semejanza espiritual, y no depende en lo absoluto de lo que otros tengan o carezcan.
Así como el amor de una madre hacia su primogénito no disminuye cuando tiene el segundo hijo, así la sustancia infinita nunca disminuye para ninguno de nosotros puesto que la creación se expresa de maneras generosas. Cada expresión individual posee la fuente única e ilimitada. El Espíritu infinito nunca podría expresarse de manera limitada. El ser infinito es completo, y de ninguna manera está dividido en partes.
Así que cuando nos enfrentemos a la creencia de cisternas o manantiales, utilizemos el agua que proviene de la fuente del Amor. Entonces, no nos preocuparemos de que la fuente de todo lo que necesitamos se puede acabar, romper o perder. Podremos tener la certeza de que la provisión que Dios tiene preparada para todos Sus hijos es y será estable, constante, confiable y segura, pues fluye de una fuente espiritual y amorosa.
    