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Seguridad y curación en el abrazo del Amor divino

Del número de febrero de 1998 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En El Sur De Inglaterra, no lejos de la costa hay una hilera de colinas que se conocen con el nombre de "South Down". Las atraviesan una red de caminitos públicos desde los cuales se ven hermosos paisajes de la campiña inglesa.

Uno de los caminos sigue una senda muy antigua —la South Downs Way— que ha sido usada por los viajeros durante miles de años. Cerca del límite este de esta ruta, la tierra se encuentra con el mar en una serie de colinas costeras llamadas "The Seven Sisters". Cuando se comienza a subir desde el pueblito de Crowlink a través de un valle angosto hasta alcanzar la cumbre de una de las "Sisters", uno alcanza una altitud desde la cual, en una tarde brumosa, por un momento parece como si el cielo y el mar se hubieran combinado. Entonces, inmediatamente, uno se encuentra al borde de un precipicio; un acantilado escarpado cae abruptamente unos cien metros sobre la playa rocosa. El contraste aquí entre el verde de las colinas, el azul pizarra del mar, y las paredes blancas de los rugosos acantilados de las Seven Sisters, ciertamente presenta uno de los espectáculos más impresionantes de la naturaleza.

No obstante, al borde del precipicio, que no tiene barandal ni barrera protectora, se tiene una fuerte sensación de peligro físico. Estoy seguro de que pocos caminantes pueden permanecer mucho tiempo parados al borde de esos acantilados erosionados, sin sentir la urgencia de dar uno o dos pasos atrás buscando un lugar más seguro.

Parece como si el lóbrego curso de la vida humana misma pusiera a la gente de repente y sin advertencia al borde de todo tipo de precipicios. Puede ser el peligro imprevisto de una crisis personal o financiera, ya sea la pérdida de empleo, la pérdida de un hogar durante un desastre natural, un embarazo no planeado ni deseado, un matrimonio a punto de divorciarse, la vida personal de un familiar cerca de la ruina debido a una adicción. Esta lista podría seguir. No obstante, una de las preocupaciones más comunes y desgastantes con las que lucha la gente, es la salud física. Síntomas recurrentes o dolores crónicos, el miedo al contagio, las vívidas descripciones de enfermedades serias y epidemias, tienen a la gente en vilo e inseguras sobre cómo mantener su libertad, bienestar y felicidad, atemorizados hasta por su propia vida.

La Sra. Eddy escribió en detalle sobre la naturaleza del temor y cómo dominarlo. En Ciencia y Salud, ella demuestra que es sumamente importante tratar el temor desde una base cristianamente científica. La Sra. Eddy también demuestra que esto es a su vez una necesidad y una ventaja para la práctica de sanar la enfermedad mediante el tratamiento espiritual. Ese tipo de tratamiento u oración en la Christian Science, siempre entraña la constante expresión del Amor divino y una comprensión de la realidad espiritual, que elimina no sólo el temor sino la ignorancia de la mente mortal que es la que produce el temor. El Científico Cristiano trata específicamente las principales causas mentales de la enfermedad, o sea las creencias falsas. Y a medida que la creencia falsa cede a la verdad de Dios y el hombre, hay renovación, regeneración y curación espiritual.

La ley de Dios es la ley del Amor

Al escribir sobre la tendencia humana de percibir erradamente la causa de la enfermedad y aceptar la inseguridad e ignorancia como condiciones normales de la existencia, la Sra. Eddy observa: "Confesáis vuestra ignorancia acerca del futuro y vuestra incapacidad de preservar vuestra existencia, y esa creencia sirve de ayuda más bien que de impedimento a la enfermedad. Tal estado mental produce la enfermedad. Es como caminar en la oscuridad al borde de un precipicio. No podéis olvidar la creencia de peligro, y vuestros pasos son menos firmes debido a vuestro temor y a vuestra ignorancia de causa y efecto mentales".Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, pág. 374.

Si alguna vez nos encontramos enfrentando una enfermedad o dolor y sentimos como si tuviéramos caminando "en la oscuridad al borde de un precipicio", es obvio que necesitamos obtener un punto de vista mental más seguro y firme. Necesitamos luz espiritual. Esto se obtiene mediante la oración silenciosa y el estudio de la Biblia y el libro de texto de la Christian Science, Ciencia y Salud, que brinda la clave del profundo significado espiritual de las Escrituras. Cuando cedemos humildemente a la influencia salvadora del Cristo, la Verdad, y respondemos con lealtad al gobierno de Dios, obtenemos un sentido más amplio de lo que realmente significa ser el hijo amado de Dios, ser creado a Su imagen, para reflejar espiritualmente la naturaleza de la Vida divina, ser gobernado en todo sentido por la ley de Dios, ser completo, puro y libre.

En el capítulo de Ciencia y Salud titulado "La práctica de la Christian Science", hay una sección hay una sección subtitulada subtitulada "Ilustración del tratamiento mental". En la página 412 la Sra. Eddy explica que a medida que el temor es destruido científicamente, los síntomas de enfermedad se alivian y que, mediante la oración, la eliminación completa del temor sana la enfermedad. En la siguiente página leemos acerca de la base sólida que nos mantiene a salvo y nos impide caer en el precipicio de la oscuridad mental. Ciencia y Salud declara: "La gran verdad de que Dios lo gobierna todo afectuosamente y nunca castiga nada excepto el pecado es vuestro punto de partida, desde el cual avanzar y destruir el temor humano a la enfermedad".Ibid., pág. 412.

Seguramente, la comprensión de "este gran hecho" es lo que permitió que Cristo Jesús fuera un sanador tan poderoso y eficaz. Sabía sin duda que el poder de Dios nunca podía estar comprometido por la enfermedad o el pecado. Dios es el único poder. El poder divino es un poder protector, redentor y salvador, y es una gracia sanadora.

La luz de la Verdad y el Amor divino llenaba la consciencia de de Jesús de tal manera, que nunca tuvo miedo de la oscuridad ni de ningún precipicio. En una ocasión una multitud enfurecida —gente que constantemente había comprendido mal el propósito y la misión sanadora de Jesús— lo lo llevó a la cima de una colina. Estaban dispuestos a arrojarlo y matarlo. No obstante, toda su vida Jesús había demostrado "la gran verdad de que Dios gobierna todo amorosamente" por lo cual, como relata la Biblia, Jesús simplemente pasó a través de la multitud sin que le hicieran daño, y siguió su camino.

Como seguidores de Jesús, hoy, nosotros también podemos comprender y demostrar que la ley de Dios es la ley del Amor, y que esta ley divina gobierna realmente a todo hijo de Dios y toda acción de Su universo, logrando solo el bien. Ese es nuestro seguro punto de vista. No tenemos necesidad de temer el precipicio que no podemos ver ni la oscuridad de la creencia mortal. Dios es la Mente infinita, nuestro Dios y, por lo tanto, nuestra Mente. Y podemos descubrir una seguridad genuina y duradera en el cuidado infinita, de esa Mente única e infinita, en el abrazo protector y sanador del Amor eterno.

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