Es tan importante encargarse del crecimiento espiritual de nuestros hijos como del alimento que les damos. Un alimento adecuado es de suma importancia para el crecimiento físico de los niños, pero el alimento espiritual es esencial para su desarrollo espiritual.
¿Enviaría un buen padre a su hijo a la escuela sin desayuno, o a la cama sin cenar? Claro que no. Pero, hoy día con todas nuestras ocupaciones, tal vez enviemos a nuestros hijos a que enfrenten el mundo sin prepararlos espiritualmente. Aquellos niños que diariamente se nutren de los pensamientos morales y espirituales de la Biblia están más preparados para hacer frente a los desafíos.
Conozco a varias familias para las que el estudio diario de la Biblia es parte integral de la rutina familiar. Lo harán de forma diferente pero los resultados son los mismos.
Una familia, con hijos que van a la escuela primaria y secundaria, lee una lección bíblica todas las mañanas durante el desayuno. En otra familia, la madre le da a los niños versículos de la Biblia para que los lleven a la escuela y los ayuden con su estudio y demás actividades. Otra familia, cuando antes de cenar dan las gracias por la comida, lo hacen memorizando versículos de la Biblia. Y continúan repitiendo ese versículo hasta que todos lo aprenden. Ésta es una forma de memorizar los Diez Mandamientos (Éxodo 20: 3-17) y las Bienaventuranzas (Mateo 5: 3-12). Otra familia hace que sus hijos estudien una lección bíblica junto con el resto de sus deberes escolares.
Todas estas familias van a la iglesia con frecuencia. Pero, así como no cenan solamente los domingos y esperan que van a pasar la semana, esta familia ve la necesidad de buscar inspiración espiritual todos los días.
Para alimentar espiritualmente a los niños es necesario que estemos familiarizados con los pasajes bíblicos. Los Salmos, los Proverbios y el Nuevo Testamento son un buen lugar para empezar.
Los resultados de un nutrimento espiritual adecuado son extraordinarios. Los niños han mejorado las calificaciones, han vencido el miedo a fracasar, han encontrado nuevos amigos en la escuela. Han podido resistir las tentaciones. La timidez ha disminuido. Esos niños a quienes se les ha dado ideas espirituales y prácticas están preparados mejor para hacer uso de ellas al resolver los problemas de la escuela.
Una niña de cuarto grado me contó que cuando vio las fotos que le habían sacado en la escuela le parecieron horribles y eso la deprimió. Luego se acordó de un versículo de la Biblia (Génesis 1:27) donde dice que Dios hizo al hombre a Su imagen y semejanza. Eso la llevó a pensar que la imagen y semejanza de Dios debía de ser bella, y que así la veía Dios a ella. Y esa era la manera en que ella podía verse a sí misma. Así, decidió verse como Dios la había hecho.
De modo que empezó a pensar en esas cualidades de Dios que ella expresaba e hizo una lista. Cualidades como inteligencia, felicidad, ser buena con sus hermanas, etc. También pensó en las cualidades de Dios que expresaban sus amistades. Después me contó que dejó de pensar en cómo tenía el cabello y otras cosas que no le gustaban en las fotos, y se dio cuenta de que lo que hacía que una fuera hermosa eran sus buenas cualidades. Dijo que a muchas de sus amigas tampoco le gustaban las fotos de ellas y les habló acerca de cómo observar la belleza real, las cualidades de Dios. Esto hizo que ella y sus amigas se sintieran mejor.
Cuando preparamos a nuestros hijos para el nuevo año escolar, pensemos cómo vamos a mejorar su preparación espiritual. Nuestro desayuno espiritual puede comenzar con Filipenses 2:5, "Haya... en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús"; Mateo 19:26, "Para Dios todo es posible"; y Romanos 8:28, "Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados".
Sus hijos van a recordar mucho después de haber terminado su desayuno este alimento espiritual que con tanto amor usted les preparó.
Éste es un artículo publicado en el Metropolitan Times de Nashville, Tennessee, E.U.A.,
    