de Buenos Aires, se entrevistó hace un tiempo con de nuestra Redacción, para el programa radial del Heraldo. A continuación, una transcripción de esta charla.
Marta: Conocimos la Christian Science* a través de un familiar cuando nuestras niñas eran muy pequeñas. La mayor tenía dos años y la menor tenía casi cuatro meses, y de esto han pasado alrededor de veinte años. Mi esposo, en ese momento, estaba pasando por un problema muy crítico de salud. Había tratado de sanarse por diferentes medios hasta que decidimos probar la Christian Science. Y bueno, poco a poco fuimos estudiando y aplicando lo mejor que podíamos percibir del amor de Dios, y su salud fue mejorando. Además, nuestras relaciones mejoraron, así como cuestiones de provisión diaria. Esto también se hizo extensivo a nuestras hijas, porque crecieron muy sanitas.
Enrique: Ya que mencionas la salud, ¿tienes alguna experiencia en la que pudiste demostrar en ti misma el poder sanador de Dios?
Marta: Sí, recuerdo que hace un tiempo atrás tenía una malformación en una de las piernas que, no solamente era visible, sino que además era dolorosa. Como estudiante de la Christian Science recurrí a Dios para saber qué hacer. Y buscando en la Biblia encontré en el libro de Proverbios: "Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas" (3:5-6). Esto me trajo mucha claridad, y tuve la certeza de que iba a encontrar lo que yo necesitaba en Dios.
Enrique: ¿Qué estabas aprendiendo en esa época sobre lo que es Dios?
Me fui dando cuenta de que mi forma de pensar tenía que cambiar.
Marta: Que Él es Amor y que podía confiarle todas nuestras cosas. Ya sea en la provisión diaria como en cuestiones de salud con las niñas. Y también me fui dando cuenta de que mi forma de pensar tenía que cambiar, como sentimientos de injusticia, de rencor, de apatía, y de timidez que había venido arrastrando desde hacía tiempo. Un día, estudiando la Lección Bíblica del Cuaderno Trimestral de la Christian Science, encontré en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy esta frase: "Puesto que Dios es el bien y la fuente de todo el ser, Él no produce deformidad moral o física; por tanto, tal deformidad no es real, sino ilusión, el espejismo del error" (243:32-3). Esto me hizo pensar en dos cosas. Que esa malformación no venía de Dios y que había pensamientos que estaba albergando que eran incorrectos.
Enrique: Algún pensamiento que no estaba en línea con el amor de Dios, posiblemente.
Marta: Exacto. Entonces, un día me llama una hermana que hacía más de veinticinco años que no la veía, y me dice que iba a venir a visitarme. En ese momento me di cuenta de que yo había estado albergando un resentimiento hacia mi cuñado, porque había impedido durante ese tiempo este acercamiento. Para ese tiempo, también sentí que esta malformación que tenía había desaparecido. Todo esto me hizo sentir muy feliz.
Enrique: ¿Cómo se sanó este resentimiento hacia tu cuñando?
Marta: El cambio ocurrió cuando vi que la obra que sanaría esto era de Dios y no mía y esto sanó mi forma de pensar. A partir de ahí, comenzamos a visitarnos y mi cuñado vino a nuestra casa, aclaro que nunca habíamos tenido ninguna diferencia. Cuando hace poco tiempo fuimos a la casa de ellos mi hermana nos dijo: "¡Cuánto esperé yo este día, lo que es tener paciencia!" Yo me sentí tan agradecida a Dios, y le contesté: "Bueno, realmente esta es la paciencia que viene de Dios. Es Él quien sana todas las asperezas". Así es como realmente me volqué a Dios por completo y confié que Él enderezaría mis veredas, nuestras veredas, como dice la Biblia.