La Sra. Eddy describe en Ciencia y Salud el modo práctico utilizado por Cristo Jesús para ayudar a la humanidad: "No empleó medicamento para aliviar la inflamación. No dependió del alimento o del aire puro para resucitar energías gastadas. No necesitó de la destreza de un cirujano para sanar las manos rasgadas y vendar el costado herido y los pies lacerados, a fin de que pudiera usar esas manos para quitarse el sudario y la mortaja y para que pudiera usar sus pies como antes" (Ciencia y Salud, pág. 44).
Esto me enseñó que sus enseñanzas estaban basadas solamente en la curación por medios espirituales, basadas en el hecho de que el ser verdadero es espiritual, que Dios es Todo en todo, y que el linaje verdadero del hombre, como el reflejo espiritual e inseparable de Él, expresa Su poder y bondad.
Jesús reconoció constantemente al Espíritu. Una y otra vez declaró que había venido a salvar, perdonando pecados, sanando enfermos y alimentando a las multitudes. Los discípulos de Jesús cumplieron la misión sanadora que él designó para ellos con sabiduría, llenos del Espíritu Santo. Ellos sanaron enfermedades y predicaron el Evangelio.
Nosotros como imitadores de Jesús continuamos en mayor o menor medida sus obras.
Una de las muchas experiencias de curaciones por medio de la oración que he tenido fue cuando nuestra perrita me mordió. Hace algún tiempo, estando cerca del balcón, estiré la pierna y la toqué para que saliera hacia el balcón. La perrita reaccionó de una manera muy agresiva y me mordió en el empeine del pie. En ese momento atiné a declarar que Dios estaba en todas partes y que yo, como Su hija, tenía derecho a la armonía inviolable e ininterrumpida de Dios. Esto me hizo sentir segura de la existencia de la ley del Amor, que actúa permanentemente en la creación entera.
A pesar de mis declaraciones, a la noche el pie estaba inflamado, enrojecido y con mucho calor. Cuando pedí a nuestro Padre que me guiara, inmediatamente me vino al pensamiento el pasaje de la Biblia donde se relata que cuando Pablo estaba en la isla de Malta sentado junto al fuego con la gente del lugar [véase Hechos 28:2], una víbora, huyendo del calor, se le prendió en la mano, pero él, sacudiéndola fuera de sí no padeció ningún daño. Pensé en ese hecho, en la comprensión que tenía Pablo del gobierno de la sabiduría divina, de la omnisciencia y omnipresencia del poder del Amor, la Verdad y la misericordia divina.
Tomé consciencia del Amor ministrador de nuestro Padre-Madre Dios. Comprendí que tenía que sacar a luz la verdadera identidad espiritual y saber que no podía sufrir por ningún pensamiento agresivo. Me di cuenta de que podía enfrentar cualquier dificultad con la ayuda de Dios. Al elevar mi pensamiento por encima de la evidencia física, me sentí muy segura al obtener un concepto más profundo acerca de Dios y el hombre. Sabía que podía confiar firmemente en la sabiduría y el gobierno divino. A medida que empecé a percibir mi ser espiritual e intachable, me sentí tranquila y me quedé dormida. Al día siguiente la curación se había manifestado. Estaba sana.
Una vez más pude demostrar la capacidad de curación por medios espirituales, cumpliendo con el mandato de nuestro Maestro: "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto" (Mateo 5:48).
Buenos Aires, Argentina