La Sra. Eddy describe en Ciencia y Salud el modo práctico utilizado por Cristo Jesús para ayudar a la humanidad: "No empleó medicamento para aliviar la inflamación. No dependió del alimento o del aire puro para resucitar energías gastadas. No necesitó de la destreza de un cirujano para sanar las manos rasgadas y vendar el costado herido y los pies lacerados, a fin de que pudiera usar esas manos para quitarse el sudario y la mortaja y para que pudiera usar sus pies como antes" (Ciencia y Salud, pág. 44).
Esto me enseñó que sus enseñanzas estaban basadas solamente en la curación por medios espirituales, basadas en el hecho de que el ser verdadero es espiritual, que Dios es Todo en todo, y que el linaje verdadero del hombre, como el reflejo espiritual e inseparable de Él, expresa Su poder y bondad.
Jesús reconoció constantemente al Espíritu. Una y otra vez declaró que había venido a salvar, perdonando pecados, sanando enfermos y alimentando a las multitudes. Los discípulos de Jesús cumplieron la misión sanadora que él designó para ellos con sabiduría, llenos del Espíritu Santo. Ellos sanaron enfermedades y predicaron el Evangelio.
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