Si a alguien le diagnostican que tiene una enfermedad que la medicina no puede sanar, ¿ha perdido acaso toda esperanza? De ninguna manera. ¿Por qué? Porque hay un punto de vista espiritual sobre la vida que le permite ver la misma situación desde una perspectiva diferente, una perspectiva que sana. Desde este punto de vista, la incurabilidad y la enfermedad en sí, se pueden ver no como hechos inamovibles, sino como la manifestación de un error fundamental de lo que constituye nuestro verdadero ser. Se debe tener bien claro que no existe equivocación que no se pueda corregir, ni error que no se pueda sanar.
A una señora que conozco le diagnosticaron diabetes y le recomendaron muy seriamente que se inyectara insulina. Ella me contó que su convicción del poder de Dios para sanar le permitió negar que la enfermedad fuera incurable y como resultado sanó por completo. Ella ya se había sanado de varias enfermedades mediante la aplicación de la Christian Science, y esas experiencias la ayudaron a tomar la decisión de no apoyarse en la medicina.
Las observaciones y conclusiones de la ciencia médica se basan mayormente en el examen de un cuerpo físico. La Christian Science, en cambio, adopta un enfoque totalmente diferente, basado en las enseñanzas y curaciones espirituales de la Biblia, particularmente de Jesús. Es evidente que, cuando él se encuentra con gente que hace años que ha estado enferma — entre ellos uno que estuvo enfermo treinta y ocho años —, esas enfermedades eran consideradas incurables. No obstante, él no permitió que la condición física les robara la esperanza o los obligara a aceptar la creencia de que no se podían sanar. Por el contrario, esa gente fue sanada de inmediato. Es evidente que Jesús estaba percibiendo una realidad totalmente diferente al punto de vista material.
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