En Un Momento Dado, cuando hacía ya varias semanas que estaba tratando de encontrar empleo, oré para tener la tranquilidad de que todo estaba bien. Razoné que estaba muy bien empleada en ese mismo momento, puesto que mi verdadera ocupación es expresar a Dios. También encontré inspiración en el relato de la Biblia sobre el hombre enfermo que espera junto al estanque de Betesda. Juan 5:2 — 9. A continuación paso a describir “mi versión” de ese relato donde yo soy el personaje principal.
Ahora bien, hay en Cedar Falls, cerca de la frontera norte, un hogar que tiene dos porches. En este hogar yace sentada una mujer enferma (temerosa, frustrada e impaciente), que espera que suene el teléfono ofreciéndole un trabajo. Hace ya casi seis meses, que esta mujer ha estado esperando poder seguir adelante con su vida.
El Cristo, el mensaje sanador y salvador de Dios, la vio esperar y supo que hacía mucho tiempo que estaba en ese estado, y le dijo: ¿Quieres ser sana? En otras palabras:
¿Quieres confiar sin reservas en tu Padre-Madre Dios?
¿Estás dispuesta a estar quieta, y conocer que yo soy Dios?Salmo 46:10.
¿Estás dispuesta a fiarte de Jehová de todo tu corazón; y no apoyarte en tu propia prudencia? Proverbios 3:5.
¿Estás dispuesta a reconocerlo en todos tus caminos, porque él enderezará tus veredas? Proverbios 3:6.
¿Estás dispuesta a creer las Escrituras cuando dicen: “Porque ni de oriente ni de occidente, ni del desierto viene el enaltecimiento. Mas Dios es el juez”? Salmo 75:6, 7.
¿Estás dispuesta a saber que “a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”? Romanos 8:28.
Entonces la mujer enferma contestó: “No tengo quién me ofrezca trabajo; cuando hago todo mi esfuerzo, otro retraso se cruza en mi camino”.
El Cristo dijo: “¿Quién te enseñó que estabas desnuda [sin trabajo]?” Génesis 3:11. Levántate, toma tus quejas y temores egoístas, y camina por encima del desaliento que está plagando a gran parte de la humanidad”.
Entonces la Ciencia divina agregó: “El hombre no ha sido creado para labrar la tierra. Su patrimonio es señorío, no servidumbre. Señorea sobre la creencia de tierra y cielo y está subordinado sólo a su Hacedor. Eso es la Ciencia del ser”.Ciencia y Salud, pág. 517-518.
Y la mujer sanó de inmediato.
El orar con este relato produjo un cambio muy grande. Al mes, hice una llamada y me contrataron.