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Me apoyé en Dios y sané de diabetes

Del número de junio de 2000 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Puede que parezca razonable apoyarse en Dios para resolver los pequeños problemas de la vida. ¿Pero qué decir cuando se trata de una enfermedad seria? ¿Es sabio recurrir únicamente a Dios en esas circunstancias?

Si alguna vez dudó de que Dios quiera sanarlo, o pensó que no merecía sanar, no está solo. Pero antes de encogerse de hombros y dar vuelta la página, permítame contarle la experiencia que yo tuve cuando sané de diabetes.

Hace unos años, mi cuerpo no estaba funcionando normalmente, y sospeché que tenía síntomas de diabetes. Varios miembros de mi familia tenían esta enfermedad, y debido a esto, acepté que un médico me hiciera unos análisis. Los resultados demostraron que efectivamente tenía diabetes. El médico insistió en que comenzara a inyectarme insulina de inmediato.

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