LA MAYORÍA de nosotros sabe, o por lo menos cree saber, de dónde viene. Y estamos convencidos de que, para bien o para mal, lo que les dio a nuestros padres y abuelos su particularidad, forma parte de nosotros. Decimos que todo es hereditario.
Puede que nuestra herencia perfile las grandes cosas que seremos capaces de hacer en la vida, como son la habilidad para los negocios que tiene papá, o la atención al detalle de la abuela. Pero, ¿qué ocurre cuando esa misma herencia tiene su lado oscuro, una historia de defectos de carácter, de abuso, adicción, depresión o enfermedad? ¿Hay alguna manera de escaparse de ese lado oscuro? Para encontrar una respuesta satisfactoria y confiable a estas preguntas, es necesario analizar la naturaleza de Dios, el Espíritu, el verdadero Padre de toda la creación.
Un libro de valor incalculable en esta investigación es Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras. Al hablar de nuestra herencia verdadera, dice lo siguiente: “En la Ciencia el hombre es linaje del Espíritu. Lo bello, lo bueno y lo puro constituyen su ascendencia”.Ciencia y Salud, pág. 63. Las Escrituras revelan innumerables veces la naturaleza de Dios, y quien las estudia, rápidamente descubre que esa naturaleza es infinita y está al alcance de todos.
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