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Mary Baker Eddy Una joven enfrenta la vida

Del número de agosto de 2000 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hacía unos años que Mary se había estado escribiendo con un joven, amigo de su hermano George, que vivía en Carolina del Sur. Llegaron a quererse mucho, y el 10 de diciembre de 1843, Mary Baker se casó con George Washington Glover, "Wash" para los amigos.

Días después tomaron un tren desde New Hampshire a Boston, y de allí salieron en barco rumbo al sur del país, donde Wash tenía un negocio de construcción.

Tuvieron un lindo viaje hasta que se acercaban al puerto de Charleston. Entonces, inesperadamente, justo en el momento en que tenían que atravesar varios bancos de arena y entrar al puerto, se desató una terrible tormenta. El capitán, al ver que la situación era muy seria, advirtió a los pasajeros que no tenía esperanzas de salvar el barco. Al oír esto, Mary y Wash se arrodillaron para orar.

Antes de salir de New Hampshire, su madre le había dado a Mary una carta para que leyeran durante el viaje. Entonces Wash decidió leerle esa carta a su esposa para tranquilizarla. La carta terminaba con un poema de Lydia Sigourney, titulado "Mandato de una Madre", que dice en parte:

Cuando las pruebas la embarguen
de terror incontrolable,
por la maravillosa esperanza que
en el Cielo das,
trata a mi hija amada
con ternura y amabilidad.

La pareja se abrazó pensando que el barco se hundiría. Pero de repente la tormenta amainó, y el barco pudo entrar a puerto sin sufrir daño alguno. Habían llegado a Carolina del Sur a salvo.

Mary pronto conoció a mucha gente en su nuevo hogar, y tenía una vida social muy activa. Pero pocos meses después, el negocio de Wash, que tenía materiales de construcción para un importante proyecto en el que había invertido casi todo su dinero, fue destruido. No mucho después, Wash enfermó gravemente de fiebre amarilla, y falleció.

Mary, embarazada de siete meses, y sin dinero, regresó con la ayuda de algunos amigos de su marido a la casa de sus padres en New Hampshire.

Dos meses después, dio a luz, con mucha dificultad, a un varón muy saludable, George, Jr. Ella quedó tan débil a consecuencia del parto, que no podía hacerse cargo de si hijo. Por esta razón, sus familiares le dieron el niño a una mujer para que lo amamantara.

Cuando recuperó sus fuerzas, Mary comenzó a enseñar y a escribir para revistas y periódicos, para poder mantener a su hijo.

Durante los siguientes cinco años, Mary enfrentó varios desafíos. Falleció su mamá. Su papá hizo planes para casarse nuevamente. Y la familia entonces pensó que sería mucho mejor para todos que le sacaran el hijo a Mary definitivamente y le dieran la custodia a otra persona. Se lo dieron a una amiga de la familia que vivía a 60 Kilómetros de allí.

Para Mary éste fue un golpe terrible. En aquella época, las mujeres no podían opinar sobre el futuro de sus hijos, y su padre decidió lo que era mejor para todos. El niño tenía seis años. A consecuencia de esta separación, la salud de Mary empeoró.

Tiempo después, ya mucho mejor de salud, Mary conoció a un dentista, el Dr. Daniel Patterson, que la atendió por un dolor de muelas. Al cabo de unos meses, se casaron. Ella quería casarse entre otras cosas, para que le devolvieran a su hijo, como Daniel le había prometido. Pero esto nunca ocurrió. El Dr. Patterson insistía en que tenía poco dinero y la salud de Mary había empeorado. Él pensaba que no era buena idea traer al niño a vivir con ellos. El Dr. Patterson tenía muy pocos pacientes donde vivían, y había comenzado a viajar mucho. Mary pasaba los días sola, con la única compañía de una niña ciega que atendía la casa.

Con el tiempo, la familia que se había llevado a George, decidió mudarse al oeste. Y le dijeron al niño que su madre había muerto.

En 1861 comenzó la Guerra Civil, y cuando el Dr. Patterson estaba realizando una misión para el Gobernador de New Hampshire, fue capturado y hecho prisionero.

Antes de transformarse en prisionero de guerra, Daniel Patterson había recibido información sobre un médico de Portland, Maine, que no administraba medicina, sino que sanaba a los pacientes hablando con ellos. Ansiosa de sanar, Mary fue a ver al Dr. Phineas P. Quimby.

Al principio su salud mejoró mucho. Y ella pensó que una curación así tenía que provenir de Dios. Pero después de varias visitas, se dio cuenta de que el método de Quimby no tenía nada que ver con la curación espiritual.

Mary había probado diferentes métodos para sanar a la gente. Y pronto se dio cuenta de que el pensamiento de la persona tenía mucho que ver con su salud.

Para entonces, Daniel se había escapado de la prisión militar y había regresado a New Hampshire. Se mudaron entonces a Massachusetts y él se estableció como dentista en la cercana ciudad de Lynn.

Entonces, una noche extremadamente fría de invierno, en febrero de 1866, Mary iba caminando con algunos amigos, cuando se resbaló en la calle cubierta de hielo, y cayó con tanta fuerza que se lesionó muy seriamente. La llevaron a una casa cercana y llamaron a un médico. Després de examinarla, el doctor les dijo que el golpe había sido demasiado fuerte y tenía serias heridas internas, y que posiblemente se había también dislocado la espina dorsal.

Al día siguiente, Mary, en estado crítico, pidió que la llevaran a su casa Su familia y amigos esperaban lo peor. Tres días después del accidente, un domingo, el pastor de Mary vino a visitarla. Ella le pidió que regresara a verla por la tarde. Él prometió hacerlo, pero no esperaba que ella viviera tanto.

...pronto se dio cuenta de que el pensamiento de la persona tenía mucho que ver con su salud.

Entonces Mary pidió que la dejaran sola. Tomó la Biblia y comenzó a leer la historia en la que Jesús sana al hombre de la mano seca. Después de leerlo, se dio cuenta de que había sanado. Se levantó de la cama, se vistió, y entró caminando a la habitación contigua ante la incredulidad de los que estaban allí esperando que muriera.

Meses después, su esposo huyó con otra mujer, y dejó a Mary. Luego regresó, pero al poco tiempo volvió a hacer lo mismo, y cuando quiso volver a su casa, Mary ya no se lo permitió. Tiempo después, ella se divorció de él.

Mientras tanto, Mary había comenzado a estudiar con ahínco la Biblia. Quería saber cómo había sanado. Y durante los tres años siguientes, tomó nota de todo lo que se le iba revelando. También empezó a aplicar lo que aprendía y a sanar gente.

Hasta que un día, sanó a una mujer de tuberculosis, ante los incrédulos ojos de los médicos que le habían dicho que la mujer se estaba muriendo. Uno de los médicos le preguntó a Mary cómo lo había hecho, y la instó a que publicara su método de curación en un libro para beneficio de toda la humanidad.

Cuando Mary regresó a su casa, abrió la Biblia al azar y encontró este pasaje de ellos, 30:8: "Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y regístrala en un libro, para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre"

Finalmente, en 1875, Mary Baker, publicó la primera edición de Ciencia y Salud. Había cumplido con el sueño que había tenido desde niña: "!Cuando sea grande, yo quiero escribir un libro!"

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