¿Cuántos nos levantamos por la mañana preguntando: "Padre, ¿qué haré hoy?", y luego escuchamos lo que Dios nos va diciendo, a cada momento, a lo largo del día? Lo más probable es que nos levantemos ya con un plan establecido.
La Biblia no dice que Cristo Jesús haya vivido de acuerdo con un plan personal ya establecido. Él vivía la voluntad de Dios. Pero sí tenía el hábito de orar, o sea de escuchar y obedecer a Dios. La Biblia cuenta que en ocasiones pasaba toda una noche o por la mañana bien temprano, en oración con su Padre antes de reunirse con la gente. De ese modo se preparaba para predicar y sanar, para estar en los negocios de su Padre.
Jesús dijo: "... buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán.. . " Mateo 6:33, 34. De los relatos se desprende que nunca pensaba con ansiedad en su cuerpo ni ordenaba su vida basándose en las preocupaciones o prácticas de la carne, sino que confiaba en que Dios le daría todo lo necesario.
Los hábitos buenos son útiles en la vida, pero tenemos que estar alertas a no transformarlos inconscientemente, en un ritual, porque no sustituyen a la inspiración espiritual. Es necesario evaluar continuamente nuestros pensamientos y acciones, para ver si están de acuerdo con los dos grandes mandamientos que Jesús nos dejó: amar a Dios con todo nuestro corazón, alma y mente, y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Véase Mateo 22:35–40. Su amor a Dios y al hombre eran lo más importante en su vida y en sus obras sanadoras, y nos mostró con su ejemplo que tenemos que buscar el reino de Dios.
Es la comprensión espiritual y no la fe ciega, lo que produce la curación.
Ciencia y Salud explica el método de curación de Jesús. También enseña cómo podemos seguir su mandato de buscar primero el reino de Dios. Afirma: "Dejemos que el altruismo, la bondad, la misericordia, la justicia, la salud, la santidad, el amor —el reino de los cielos— reinen en nosotros, y el pecado, la enfermedad y la muerte disminuirán hasta que finalmente desaparezcan".Ciencia y Salud, pág. 248. Justo antes de ese pasaje la Sra. Eddy escribe: "Debemos formar modelos perfectos en el pensamiento y mirarlos continuamente, o nunca los esculpiremos en vidas grandes y nobles". Cuando queremos a los demás estamos viviendo de acuerdo con el modelo perfecto, la imagen de Dios. Y esa manera de vivir el amor, sana.
Hace quince años tuve una curación que ilustra esto. Un día estaba cortando unas piedras con un serrucho de diamante especial. Con este instrumento tenía que usar un fluido que era una mezcla de aceite y agua. Mientras cortaba las piedras, la nariz me empezó a gotear mucho. Pensé que se debía a que estaba inhalando las emanaciones del fluido, que impregnaban el aire. Entonces recordé lo que Jesús le dijo a sus discípulos después de que los escribas y fariseos los acusaron de comer pan sin lavarse las manos: "No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre... Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias". Mateo 15:11, 19. Me di cuenta entonces de que la curación consiste en negarse a ver el falso testimonio de un reino que está supuestamente gobernado por las causas físicas, y centrar nuestra atención en el reino verdadero que está en nosotros. Continué cortando con esa sierra al día siguiente y años después, y el problema nunca volvió a presentarse.
La curación espiritual quita los patrones errados de pensamiento. Rasgos como la voluntad humana, la justificación propia, el amor propio y el temor, provienen de la creencia en una mente humana, no de la Mente divina. Por lo tanto, no pueden formar parte de nuestra verdadera naturaleza ni de nuestro pensamiento. A medida que dejamos que las cualidades divinas reinen en nosotros, el pensamiento mortal renuncia a los cuadros mentales de pecado, enfermedad y muerte, y como resultado natural se produce la curación.
Para la Sra. Eddy, la curación de la enfermedad y del pecado, mediante la Christian Science, fue la prueba de todo lo que ella escribió y enseñó. Jesús fue su ejemplo, el Mostrador del camino, mostrando a todos cómo vivir y sanar. La Sra. Eddy vio que el método de curación espiritual de Jesús no se podía reducir a una forma material ni a una fórmula mental. Ella se esforzó por proteger su Iglesia de este error, entre otras cosas, estableciendo un estatuto en el Manual de La Iglesia Madre. El Estatuto llamado: "Se prohiben las fórmulas", incluye esta declaración: "Ningún miembro deberá usar fórmulas escritas ni permitir que sus pacientes o alumnos las usen como auxiliares para enseñar Ciencia Cristiana o para sanar a los enfermos. Todo lo necesario para ambas cosas está incluido en los libros de la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana".Manual, Art. VIII, Sec. 9.
Cuando una persona utiliza fórmulas, puede llegar a apoyarse en las palabras mismas, en lugar de apoyarse en el modelo perfecto. La fe ciega en las palabras o fórmulas, lleva a lo que se llama curación de fe; es decir, un intento de sanar confiando en la mente humana, en lugar de confiar en la comprensión de que la Mente divina es la única inteligencia, y ceder a ella. Puesto que la enfermedad tiene su origen en un pensamiento errado, es necesario elevarse por encima del error para que se produzca la curación.
La oración es fundamental para descubrir, comprender y aplicar los hechos espirituales que cambian el pensamiento. Mientras que la humildad es clave para vivir el modelo verdadero. Actúa como una transparencia para que la luz del ser real brille en nuestra vida. Esta luz está siempre vertiéndose, renovándonos constantemente. Cualquiera sea la situación, siempre hay una nueva manera de verla.
Estamos capacitados para desafiar todo tipo de norma de comportamiento que nos quiera limitar en la vida. No tenemos por qué aceptar patrones de enfermedad como si fueran reales o nos pertenecieran. Tampoco tenemos por qué aceptar los antiguos hábitos de pensamiento como si fueran permanentes. Podemos comprender el modelo verdadero y seguirlo en nuestra vida.
