"Un libro me devolvió la vida..."
En Junio De1884, Carolyn D. Noyes, quien acababa de tomar un curso sobre la curación en la Christian Science con Mary Baker Eddy, le escribió una carta a la Sra. Eddy en la que le hacía un pedido de doce ejemplares de Ciencia y Salud para compartir con otras personas. La Sra. Eddy le respondió diciendo: "Me da mucho gusto que te hayas dispuesto a distribuir el libro que está haciendo tanto bien a la gente. Mis estudiantes dicen que el libro hace tanto, si no más, por la curación que lo que ellos podrían hacer". Desde entonces la circulación de este libro a través de las Salas de Lectura de la Christian Science, librerías, individuos y otros medios, ha continuado transformando y sanando vidas. A continuación se encuentran los relatos de dos personas sobre el impacto que ha tenido Ciencia y Salud en sus vidas.
Me crié en un barrio pobre y en un hogar con muchos problemas. Para cuando tenía ocho años, ya estaba fumando cigarrillos y robando para mantenerme vivo. No podía leer ni escribir, y la delincuencia era la única vida que conocía. Con el tiempo, terminé en prisión, donde aprendí a leer por mi propia cuenta leyendo la Biblia, que es el único libro que te permiten tener cuando estás en confinamiento solitario.
Poco después de salir de la prisión enfermé gravemente, y sabía que me estaba muriendo. Me fui de mi pueblo natal a una ciudad bastante lejana para poder morir sin darles lástima a mi familia y amigos, ni a nadie que me conociera. Había bajado mucho de peso y comía muy poco. Pensaba que el sufrimiento era demasiado grande como para seguir viviendo.
Un día noté que había un cartel en el edificio que estaba frente al hotel donde vivía. El cartel decía: "Usted tiene derecho a estar sano". Me sentí impulsado a ir al edificio y averiguar un poco más. Después me enteré de que era una Sala de Lectura de la Christian Science. Una mujer joven la atendía. Ella me miró y me dijo que tenía algo que sabía que me podía ayudar. Le dije que dudaba de poder llegar a leerlo porque me quedaba poco tiempo. Me contestó que aunque fuera un poquito me ayudaría, y me instó a llevarme el libro y a leerlo en casa. El libro era Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy.
Me llevé el libro al hotel sin ninguna intención de leerlo. No obstante, tarde esa noche me sentí impulsado a tomarlo. Con un vaso de whisky y un cigarrillo en la mano, comencé a hojear el libro. Al leerlo, sentí mucho consuelo. Poco después me quedé dormido, cosa que no había podido hacer durante meses. Cuando me desperté alrededor de las dos de la madrugada, noté que algo se había desprendido de mi cuerpo. Más tarde ese mismo día, fui a un restaurante cercano, pedí el plato más abundante que tuvieran, y lo comí con gusto. Seguí recuperando mis fuerzas y mi vigor. Sané por completo. Unas semanas después, fui a ver al médico que me había estado atendiendo en mi pueblo natal. Me examinó y, rascándose la cabeza, me dijo que no había evidencia del problema por el cual había recomendado cirugía. Esto ocurrió hace más de treinta años, y todavía sigo admirado por la forma en que sané. Me estaba muriendo y volví a la vida gracias a un libro que me buscó y me encontró cuando estaba yo en apuros. No puedo expresar la gratitud que siento a Dios y a la Sra. Eddy.
Mi amor por la Christian Science comenzó entonces, y poco a poco mi vida comenzó a cambiar a medida que yo vivía con más honestidad.
Estoy totalmente de acuerdo con las palabras que la Sra. Eddy escribió en Ciencia y Salud: 'Para los que se apoyan en el infinito sostenedor, el día de hoy está lleno de bendiciones', pág. vii)".
Provincial Calgary, Alberta, Canadá
Estaba atravesando por un momento muy difícil. Leía libros para que me ayudaran a encontrar el significado de la vida, pero ninguno de ellos me respondía como para que yo dejara de preguntarme acerca de la vida y si vale la pena el esfuerzo de salir adelante. A menudo me sentía muy deprimida y cínica, incluso furiosa.
Los domingos buscaba un servicio religioso que diera sentido a mi vida. Entonces un día entré a una Iglesia de Cristo, Científico. Las declaraciones que escuché, tales como 'Todo es Mente infinita y su manifestación infinita', y '...el hombre no es material; él es espiritual', me llamaron poderosamente la atención (véase Ciencia y Salud, pág. 468).
Saqué una pluma y un papel, y escribí todo lo que me resultaba importante y me daba consuelo. Estas oraciones me acompañaban durante la semana hasta el siguiente domingo, donde iba al mismo lugar y repetía el mismo procedimiento. Con pluma y papel en mano, seguía escribiendo toda oración que escuchaba y que me parecía me podía dar esperanza y bienestar.
Después me enteré de que esas verdades maravillosas y esas oraciones tan conmovedoras que yo había escrito todos esos domingos, estaban escritas en un libro que yo podía comprar y leer por mi cuenta. Este libro, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, me ayudó muchísimo. Me sigue ayudando a sentirme más cerca de Dios. Me consuela, me inspira y me sana.
El 'Dios viviente' está cada vez más presente en mi vida gracias a Ciencia y Salud.
Tengo la seguridad de que quienquiera que haya leído Ciencia y Salud desde el año 1875, cuando fue publicado por primera vez, entiende lo que me ha ocurrido y se debe sentir afortunado, como yo, de haber encontrado el verdadero significado de la vida en sus páginas".
Roma, Italia
