Cuando escuchamos hablar de la posición social que alguien tiene, por lo general enseguida lo asociamos con el cargo que ocupa en una empresa, las riquezas que posee o la familia de la que proviene. Pero, ¿son justas estas medidas para representar el valor de cada individuo?
Este mes el Heraldo trata el tema del valor único y fuera de toda comparación que el hombre tiene. El hombre debe esta valía a la relación Padre-hijo que tiene con Dios. Sea varón o mujer, sea cual fuere su profesión, posesión o procedencia, esta valía es inamovible, porque es un don espiritual.
Cuando esta relación que cada uno tiene con Dios ocupa el primer plano en el pensamiento, se abren posibilidades que nos permiten ver y hacer cosas nuevas y fascinantes. Cosas que nos permiten ser una bendición para los que nos rodean. Y de esto hablan nuestros colaboradores en las páginas siguientes.
Con afecto,
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