Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Cómo dejé de ser víctima de un fraude

Del número de febrero de 2001 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace unos años tuve una experiencia en la que pude ver la eficacia de la oración cristiana y científica en cuestiones de negocios. Esta curación es muy especial para mí, porque demuestra que hay solo una ley, la ley de la Mente divina, o sea, la ley de Dios.

Esto ocurrió cuando fui a enseñar un curso sobre el sistema legal norteamericano a la ciudad de México. Una compañía comercial envió un grupo numeroso de participantes. Estos participantes me preguntaron si sería posible pagar por el curso 30 días después de que terminara, porque de acuerdo con los reglamentos esa era la fecha en que podían pagar la factura. Estuve de acuerdo y pusimos por escrito que este pago se efectuaría a través de un giro bancario.

Como a los treinta días no había recibido el dinero, esperé dos semanas más y les envié una carta cortés para recordarles el pago. Al poco tiempo, les envié otra carta, pero no recibí respuesta. Finalmente, después de tres meses, logré comunicarme por teléfono con la persona responsable. Cuando le hablé, su respuesta me dejó sorprendida. Me dijo que ellos ya habían efectuado el pago y que no comprendían por qué los seguíamos llamando. Cuando le pregunté a quién le habían pagado, puesto que nuestra compañía no había recibido ningún dinero, su respuesta me dejó muy preocupada. Me dijo que le habían pagado a mi secretaria.

El cliente había enviado el cheque a la persona equivocada.

Nosotros habíamos contratado a una secretaria por medio de una agencia de empleo temporario, para que contestara el teléfono durante el curso. Sin embargo, cuando la conferencia terminó, también terminó nuestra relación laboral con dicha agencia y con la secretaria. Para mi sorpresa luego me enteré de que esta empleada, que no tenía ninguna autoridad para contactar al cliente, lo había llamado y le había pedido que le hicieran un cheque a su nombre. Había dicho también que mandaría personalmente el dinero a nuestra compañía. También me sorprendió que el cliente aceptara este pedido y le entregara el cheque.

Puesto que estábamos en países diferentes, la situación parecía muy difícil de resolver. El cliente se negaba a pagarme, aunque admitiera su descuido al enviar el cheque a la persona equivocada. Siendo yo abogada, por experiencia sabía que me llevaría años resolver el problema y que sería muy costoso demandar al cliente para que pagara.

Me di cuenta de que esta era una situación que sólo se podría resolver espiritualmente, por medio de la oración. Entonces recurrí a Dios, la Mente divina. Sabía que aunque los dos países tienen leyes diferentes, hay una sola Mente, que es Dios. La ley de Dios es universal, imparcial y justa.

Una noche, sintiéndome bastante preocupada, decidí no irme a dormir hasta obtener una respuesta por medio de la oración. Sabía que mi oración y razonamiento para entender que la ley de Dios gobernaba esta situación me darían la paz necesaria para sanar este problema. No oré para que se me restituyera el dinero, sino para sentir la presencia de Dios, para entender que Dios es Principio. Esto me hizo sentir que la situación estaba bajo el control de Dios, donde hay orden y armonía. De esta manera, la sensación de preocupación comenzó a disolverse. Ciencia y Salud dice: "En la relación científica entre Dios y el hombre, descubrimos que lo que bendice a uno bendice a todos".Ciencia y Salud, pág. 206.

Fue entonces que me di cuenta de que cuando enseño mi curso, en realidad estoy reflejando la inteligencia divina que imparte el bien. De la misma manera, si mis alumnos reciben bendiciones, yo también merezco recibir bendiciones. No era posible que después de dar este curso yo pudiera terminar en una situación caótica.

El curso tenía un propósito bueno y edificante. Por lo tanto, era gobernado por la ley de Dios. Principio es una palabra que significa Dios. Y Dios, siendo omnipotente, es el único poder que tiene el control. No puede haber ninguna otra fuerza que interfiera con las ideas de Dios. Empecé a entender que nunca hubo un momento donde el caos tuviera cabida. Si yo expresaba bondad al enseñar mi curso, el resultado no podía ser malo. "El Amor se refleja en el amor", dice la Sra. Eddy al explicar espiritualmente la línea del Padre Nuestro, "Y perdónanos nuestra deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores". Ibid., pág. 17. En un momento determinado, mientras oraba de esta manera, tuve la seguridad de que el problema estaba resuelto, aunque no había habido ninguna manifestación que lo confirmara.

Inmediatamente después de esto me vino la idea de mandarles gratuitamente un programa de computación con formularios que nuestra compañía vende. Se los mandé y no pensé más acerca de la situación, dejándola en manos de Dios. A partir de ese momento todo cambió. La comunicación con esa compañía, que durante ese tiempo no había sido muy cordial, se hizo más agradable. Sentí que el gran poder del Principio divino estaba en operación. La Sra. Eddy dice: "El Principio de la Christian Science demuestra paz". Y más adelante dice: "Dios es Padre, infinito, y esta gran verdad cuando es entendida en su metafísica divina, establecerá la hermandad entre los hombres, terminará las guerras, y demostrará"en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres".Miscellany, pág. 279.

Después de varias semanas, recibí una llamada del cliente, en la cual se disculpaba y me decía que habían enviado el pago a mi cuenta bancaria. Cuando organicé el siguiente curso en México, el cliente nos mandó aún más alumnos. Nuestra relación ahora se mantiene en términos muy amigables, como si nada hubiera ocurrido.

¡Esto es el Dios viviente en acción!

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / febrero de 2001

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.