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Ningún hijo puede perderse

Escrito especialmente para nuestras publicaciones

Del número de febrero de 2001 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Noticia de que mi hija adolescente había sido arrestada por robar en un comercio me rompió el corazón. La atraparon cuando salía apresuradamente de una tienda con un paquete escondido debajo de su chaqueta. Una vez que estuvimos frente a frente, lloré y grité, preguntándole cómo había podido hacer una cosa así. Ella se mantuvo sentada en silencio, inconmovible ante mi reacción.

Ésta no era la primera vez que actuaba de una forma tan tonta e irresponsable. Nuestra familia había tenido que soportar muchas veces largas noches sin dormir debido a su conducta equivocada. De hecho, yo había estado orando por ella cuando recibí la llamada diciendo que había sido arrestada. Me preguntaba si mis oraciones estaban realmente dando algún resultado.

Pero seguí orando. Durante varias semanas escudriñé la Biblia y Ciencia y Salud. Un pasaje de este último con el encabezamiento marginal de "Obstetricia científica", me dio una nueva perspectiva de las cosas.

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