Cuando Cinco damas se reunieron para tomar el té una tarde -de julio de 1848, en un pequeño pueblo del estado de Nueva York, y hablaron sobre lo descontentas que estaban de vivir solamente para la casa, los maridos y los hijos, no se imaginaron que estaban dando origen a un movimiento feminista. Pero ese movimiento las mantuvo ocupadas durante los siguientes cincuenta años. El mismo las llevó a recorrer varios estados, dando conferencias en las condiciones más precarias, e hizo que tuvieran que enfrentar un gran resentimiento por parte de sus familias, así como el acoso de las autoridades. No obstante, su labor con el tiempo cambiaría la vida de las mujeres en los Estados Unidos.
Aquella primera reunión tuvo como resultado inmediato que al día siguiente se publicara en el periódico un anuncio solicitando que se llevara a cabo una convención para tratar los derechos y la situación social, civil y religiosa de la mujer. Como testimonio del espíritu de la época, respondieron trescientos hombres y mujeres, quienes cuatro días más tarde asistieron a la Primera Convención sobre los Derechos de la Mujer, en la ciudad de Seneca Falls.
Después de dos días de debates, cien de los asistentes, entre ellos 68 mujeres, firmaron la Declaración de Sentimientos y Resoluciones, usando como modelo la Declaración de Independencia de los Estados Unidos. La reunión dio origen a cientos de convenciones similares, que desafiaban la percepción que tenía la sociedad de que las mujeres eran poco más que "niños e idiotas" e "hijas de Eva", que debían ser redimidas de su naturaleza pecaminosa subyugándose a sus esposos.
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