Somos Muchos Los que nos relacionamos a diario con amigos, compañeros de trabajo, incluso familiares, de culturas o grupos étnicos diferentes a los nuestros. Hay gran riqueza en esta diversidad y puede sacar a relucir lo mejor de todos ellos. Si bien queda mucho camino por recorrer, es un hecho que cuando llegamos a conocernos individualmente, las barreras raciales y culturales comienzan a desaparecer.
No obstante, con este progreso surgen a su vez nuevos desafíos. Por ejemplo, un estudio realizado por La Sociedad de Recursos Humanos de los Estados Unidos concluyó que el 61% de las compañías de ese país afirma que sus empleados son de orígenes tan diversos que ya no pueden ignorar los conflictos directamente asociados con tal diversidad. El estudio señala también que la gente, después de asistir a las sesiones de entrenamiento para aprender a enfrentar esos conflictos, queda más irritada de lo que estaba.
¿Por qué no podemos expresar buenas cualidades y vivir en armonía los unos con los otros? Porque cada cultura tiene una experiencia diferente de la vida, y eso incide en lo que cada una de ellas considera correcto. Lo que es totalmente razonable para una cultura puede que no tenga ningún sentido para otra. Quizás una cultura considere importante, por ejemplo, la confianza en uno mismo, mientras que para otra, puede que eso no sea una virtud porque le da más valor a la cooperación entre los individuos.
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