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El trabajo en un mundo cambiante

Del número de marzo de 2001 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

The Christian Science Monitor


Si Cree Que tres generaciones es mucho tiempo, piénselo dos veces. En poco más de un año, hay gente que, de trabajar con una generación de computadoras personales — grandotas y pesadas — pasó a hacerlo con laptops, más livianas y versátiles, hasta llegar a trabajar con dispositivos portátiles que se pueden sostener con una mano. Ahora que pueden leer, escribir, hacer investigación y comunicarse electrónicamente con cualquier parte del mundo, pueden dedicar más tiempo para hacer cosas que todos deseamos hacer.

Las computadoras no son lo único que está sufriendo una transformación en el mundo del trabajo. También está cambiando la naturaleza misma del trabajo. Hace poco la revista Time preguntó: "Hace una década, ¿quién hubiera pensado que ser diseñador de la Web sería uno de los empleos más buscados del 2000?" Algunas empresas incluso han dejado de pensar en términos de empleador y han comenzado a tratar a la gente como una propiedad muy importante, que requiere de inversión y afecto.

Hay incluso un asesor de inversiones que tiene un pensamiento realmente de avanzada; se trata de Charles Handy. Handy sugiere que si definimos el trabajo como actividad — parte del cual se nos retribuye con pago — entonces nuestra vida se transforma en nuestro trabajo. por lo tanto, términos como jubilación o desempleo, ya no se pueden aplicar a nosotros como se hacia en el pasado.

¿Cómo podemos prepararnos para enfrentar los cambios que se vayan a producir en nuestro lugar de trabajo? La verdad es que la vida nos obliga a ser flexibles, porque el cambio es inevitable. Donde no hay cambio, no hay progreso. La gente que comprende esto nunca permitiría verse atrapada en una situación de status quo. Se dan cuenta de que el cambio es una oportunidad para se trata de algo innecesario e indeseable, y piensan que es una oportunidad para crecer.

En épocas de transición es muy importante tener una fe muy firme, basada en la comprensión de lo que Dios está produciendo. Dios es el que causa el progreso genuino. Podemos estar seguros de esto, porque Dios ha puesto en vigor una ley de progreso. Aun cuando veamos que el mundo a nuestro alrededor está cambiando rápidamente, podemos confiar en que Dios nos enviará constantemente cosas buenas. El profeta Isaías dijo que recibió el siguiente mensaje de Dios: "He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis?" Isaías 43:19.

Cuando llegan épocas de cambio en el trabajo — ese lugar donde pasamos largas horas y quizás nos hayamos acostumbrado a una rutina y entorno en particular — tal vez no recibamos con agrado el cambio como un paso de progreso. En lugar de ello quizás nos preguntemos:

—¿Por qué en este momento?

—¿Que había de malo en la manera que hacíamos las cosas?

—¿De qué modo afectará esto mi vida?

Tal vez reaccionemos como si el cambio fuera sinónimo de incertidumbre, en lugar de progreso.

Pero, si en cambio nos preguntamos: "¿Qué está produciendo Dios?" (en usted, en mí, en todo el universo), descubriremos nuevas posibilidades de aprender, inesperadas oportunidades de desarrollo, e incluso, en un nivel más profundo, la continuidad que anhelamos.

En Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, que se podría llamar el libro de texto del progreso espiritual, la autora, Mary Baker Eddy, dice lo siguiente: "La causalidad espiritual es la única cuestión a considerar, pues, más que ninguna otra, la causalidad espiritual se relaciona con el progreso humano".Ciencia y Salud, pág. 170.

Cuando considere esta afirmación, recuerde que la causa a la que hacemos referencia — Dios — es totalmente amorosa e inteligente. De Dios provienen el bien y las ideas productivas. Así como la capacidad de adaptarse, la sabiduría, la energía renovada, el cuidado, la inspiración y la libertad. El mensaje que Isaías escuchó de Dios, que mencioné antes, aún hoy nos asegura: "Éstas son las cosas que yo hago. No tienes nada que temer".

Con un ritmo de cambios cada vez más acelerado, ¿es posible acaso recordar lo que Dios está haciendo? Sí, si recurrimos constantemente a Dios y tenemos fe en Su acción progresiva, amorosa y omnímoda. Cuando hacemos esto, podemos ser flexibles y sentirnos confiados y tranquilos. Así también descubriremos que la ley de progreso espiritual que es la ley misma de Dios, nos gobernará cuando llegue el momento del cambio.

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