Nuestras convicciones y nuestra paz Frente a conflictos internacionales, ¿podemos esperar que la paz se establezca con la mera firma de convenios que dejen a las partes contentas solo por un tiempo? Frente a conflictos en el trabajo o el hogar, ¿puede un gesto amistoso o un regalo ser suficiente para traer paz a un problema? En ambas instancias, estos pasos significan que existe la intención de encontrar una solución a los problemas, y es un buen comienzo. Pero, ¿no es necesario que algo ocurra en nuestros sentimientos y convicciones para que haya cambios duraderos? Jesucristo dijo: "Mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da" (Juan 14:27).
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!