Los Comerciales anuncian continuamente productos para bajar de peso, pero la continua demanda de nuevos productos sugiere que no son muy eficaces que digamos.
Una vez oí de una prueba para determinar si una persona sufre de demencia, que me demostró por qué muchos de los planes para perder peso no siempre dan buenos resultados. Encerraron a un número de personas en un cuarto sellado en el que había un grifo abierto, y en una esquina había un trapo de piso y una cubeta. Si el sujeto cerraba tranquilamente el grifo, se lo consideraba sano; si recogía el agua con el trapo para no ahogarse, se lo consideraba emocionalmente inestable.
En este caso, lo que se necesitaba arreglar no era el exceso de agua, sino el grifo abierto. Cuando se trata de la pérdida de peso, el problema comúnmente se lo identifica como un exceso de tejido corporal. Pero quizá esto sea sólo el síntoma, y el problema realmente sean los pensamientos sobre la comida y nuestro cuerpo que inundan nuestro pensar.
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