Perdí mi trabajo después de veinte años de servicio. Es decir, la compañía para la que trabajaba redujo la cantidad de empleados y me echaron. Me sentía muy desanimada y llena de temor, y pasé varias noches preocupada, sin poder dormir.
Busqué la palabra “reducir” y encontré que quiere decir disminuir, hacer menor. Ansiosa de sentir consuelo, oré y estudié los escritos de la Sra. Eddy y los himnos del Himnario de la Christian Science.
Estos versos del Himno No 160 me consolaron y gradualmente recuperé la tranquilidad: “Quien hace aquí/ Su voluntad/ Saciado es”.
La oración me ayudó a entender que el bien de Dios no se puede reducir.
Un mes más tarde encontré un trabajo muy interesante que me da muchas satisfacciones. Con esta experiencia aprendí que cualesquiera sean las circunstancias que nos rodeen, cuando deseamos servir a Dios podemos estar en paz. Así encontramos el trabajo o la actividad que satisface todas nuestras necesidades.
Pretoria, República de Sudáfrica
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!