Ciencia y Salud me encontró cuando yo era director adjunto de una escuela. Uno de los estudiantes lo estaba vendiendo. Al principio no me interesó porque para mí la palabra Ciencia no tenía nada que ver con la religión. Finalmente compré el libro en 1979, pero no empecé a leerlo sino hasta 1983. Este libro me esperó pacientemente; me esperó hasta que yo estuve dispuesto a encontrar la verdad que contiene.
Su contenido transformó mi pensamiento y me guió a comprender a Dios de una manera práctica y razonable, lo que produjo un cambio notable en mi vida. Su mensaje actúa como la levadura que leuda toda la masa del pensamiento humano, ya sea que el lector sea político, médico, músico o estudiante.
Yo pensaba que la Biblia era un libro de historia, que era como los temas que estudiamos en la escuela, como la historia de los reyes de Portugal o la historia de Napoléon Bonaparte. Pero la Biblia asumió un carácter totalmente diferente cuando empecé a leer Ciencia y salud. Me hizo comprender que Dios tiene todo el poder y está siempre presente. Para mí, Él ya no era un Dios que estaba allá arriba en el cielo, fuera del alcance de los hombres. Aprendí que ese cielo es un estado del pensamiento, donde no existen seres sobrenaturales con forma de ángeles. Ciencia y Salud explica que los ángeles son: “Pensamientos de Dios que vienen al hombre; intuiciones espirituales, puras y perfectas; la inspiración de la bondad, de la pureza y de la inmortalidad, que contrarresta todo mal, toda sensualidad y toda mortalidad”.Ciencia y Salud, pág. 581.
A medida que leía Ciencia y Salud mi manera de pensar comenzó a cambiar. Empecé a comprender que Dios me guiaba por medio de mi intuición espiritual, y que Dios revela Su mensaje a todos Sus hijos, sin tener en cuenta el género, la edad, la raza o el continente en que habite. La Biblia me demostró que lo que Dios, nuestro Padre-Madre, prometió no es sólo para un grupo selecto de gente, sino para todos los hombres, mujeres y niños, porque todos somos Sus hijos amados, joyas preciosas ante los ojos de Dios.
En 1985, yo estaba viviendo en el exilio en la República Democrática del Congo, entonces Zaire. Cuando hice los trámites para regresar con mi familia de vuelta a Angola, mi tierra natal, las autoridades de Zaire emitieron una orden de arresto porque las dos naciones estaban en guerra. La orden vino directamente del Presidente Mobutu.
La historia de Daniel en la Biblia me ayudó mucho. Véase Daniel 6:16-22. Él no fue ni agresivo ni arrogante, ni siquiera cuando lo pusieron en el foso de los leones. La mansedumbre de Daniel mantuvo a los leones alejados de él. Eso fue una lección para mí. En mi caso, yo también tenía primero que calmar mis temores. Durante aquellos meses en prisión, estudié la Biblia y Ciencia y Salud intensamente. Y mis captores no cumplieron con el plan que tenían de llevarnos a mi familia y a mí a la frontera y matarnos.
La Sra. Eddy ha dado Ciencia y Salud a todo que necesita consuelo. El libro revela que Dios no envía el sufrimiento ni el castigo, sino que cuida de todos Sus hijos, responde a sus necesidades y protege a todos sin distinción.
En el prefacio de Ciencia y Salud “ella dedica estas páginas a los que sinceramente buscan la Verdad”.Ciencia y Salud, pág. xii. Cuando decidí buscar la Ciencia que presenta este libro, obtuve una nueva comprensión que salvó mi vida.
