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Artículo de portada

Un compromiso espiritual para tratar el SIDA

Del número de junio de 2001 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


NADIE ES indiferente a la conmovedora crisis del SIDA que está sufriendo el mundo. En África ha alcanzado proporciones epidémicas. No obstante, todo ciudadano consciente puede ayudar. La oración que comienza con la comprensión de que Dios es Amor y que la enfermedad y la infección no provienen de Él, puede mejorar la situación.

La epidemia del SIDA también produce problemas sociales. En algunas áreas el número de huérfanos que han perdido a sus padres debido a esa enfermedad y son criados por sus hermanos mayores o están deambulando por las calles, va en aumento. Las jóvenes muchas veces recurren a la prostitución para poder vivir. Y en el otro extremo del espectro, un 45% de los que cuidan de los huérfanos son abuelos que viven en la pobreza y que a menudo necesitan de cuidado ellos mismos.

En lugar de sentirse alarmado, todo ciudadano responsable, en todas partes del mundo, puede ayudar. Esta situación tan trágica puede cambiar cuando se insiste y se comprende que Dios es Vida, el Padre y la Madre de cada individuo. Y que la Vida que Él imparte es espiritual y pura.

Lamentablemente, muchas de las víctimas de la epidemia del SIDA son mujeres y niños, algunos de los cuales nacieron con SIDA. A menudo las mujeres se infectan sin tener la culpa. En algunas sociedades es tabú que las mujeres se nieguen a tener relaciones sexuales con sus esposos, aun cuando ellos mismos tengan el virus del SIDA/ HIV. A veces después de que la esposa muere de la enfermedad, el marido se vuelve a casar, y vuelve a ocurrir lo mismo.

Aun así, cada hijo e hija de Dios está dotado del derecho a negarse a ser tratado injustamente. Ese derecho está protegido por la presencia y el amor infinitos de Dios. Todos podemos ayudar sabiendo que cada individuo puede actuar con inteligencia y responsabilidad en su manera de vivir y en lo que concierne a las relaciones sexuales.

Cristo Jesús sanó multitudes. Los veía a todos como los hijos puros e inocentes de Dios, Su Padre. Ciencia y Salud explica la curación espiritual, y una de las ideas que presenta es que “Hay una ley de Dios aplicable a la curación, y ésa es una ley espiritual en vez de material”.Ciencia y Salud, pág. 463. Esa ley está en acción hoy. Dios es Vida, y cada uno de Sus hijos refleja la Vida infinita que es Dios, puro, no infectado por ningún aspecto del mal.

Actualmente la gente está tomando más conciencia de la eficacia de la oración. En la Conferencia Internacional sobre el SIDA y las Enfermedades Transmitidas Sexualmente en África (ICASA), a la que asistí en 1999, un orador africano dijo: “Lo que hace falta es un compromiso espiritual”. Luego agregó: “Es necesario que nos demos cuenta de que tenemos la capacidad de pensar y de espiritualizar el pensamiento. Tenemos que controlar con nuestras mentes las enfermedades transmitidas sexualmente”.

Una monja católica que asistió a la conferencia dijo: “La respuesta a la pandemia del SIDA/HIV la tenemos delante de los ojos”. Describió que se trataba de la “fe”. Dijo que para que se produjeran curaciones “tenemos que mirar con nuevos ojos, escuchar con nuevos oídos y mentes renovadas”.

Las iglesias están ayudando a enfrentar el problema con un programa que se llama “Fortalezcamos la respuesta al SIDA/HIV con la religión”. Este programa se basa en la confianza de que la cura aparecerá con el conocimiento de la Biblia. Y que la religión puede fortalecer a la gente que tiene SIDA o HIV positivo, y mejorar su calidad de vida.

La Sra. Eddy le dio al mundo un sistema de curación espiritual mediante la Christian Science. Ella dijo algo que da mucho consuelo: “Un estado de ánimo pacífico y cristiano es un mejor preventivo contra el contagio que un medicamento o cualquier otro posible método curativo; y el ‘perfecto Amor’ que ‘echa fuera el temor’ es una defensa Segura”.Escritos Misceláneos, pág. 229.

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