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Qué piensan los musulmanes de la paz

Del número de enero de 2002 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


nació en Homs, Siria, y llegó a los Estados Unidos en 1954. Estudió en la Universidad Estadounidense de Beirut y en la Universidad del Sur de California. Actualmente, es Director de Asuntos Interreligiosos del Centro Islámico de Long Island en Westbury, Nueva York, y Director Ejecutivo del Consejo de Relaciones Islámico-Estadounidenses en Nueva York, conocido como CAIRNY. Recientemente, compartió con nuestros redactores algunos puntos de vista sobre los que él cree ser de suma importancia para los musulmanes en relación con la paz en Medio Oriente. Al comentarle que le hacíamos esta entrevista con la esperanza de poder contribuir a traer paz, nos dijo: “Que Dios bendiga su labor”.

¿Qué tipo de actitud se necesita para lograr la paz?

Sin justicia no puede haber paz. Debemos ser honestos y justos y luego orar y trabajar por la paz. Debemos expresar tolerancia y comprender el punto de vista de cada una de las partes. La ciudad de Jerusalén, por ejemplo, es también esencial para los musulmanes, no sólo para los judíos y los cristianos.

Muchos no saben que Islam proviene de la palabra paz

Hábleme de cómo ven los musulmanes a Jerusalén.

Mucha gente sabe que Jerusalén es importante para los judíos y para los cristianos, pero muy pocos saben que tiene también gran importancia para 1.300 millones de musulmanes en todo el mundo (más de 6 millones de los cuales son estadounidenses) y para 3 millones de cristianos árabe-estadounidenses.

Jerusalén es una de las tres ciudades santas de los musulmanes. Las otras dos son La Meca y Medina, situadas en Arabia Saudita. Jerusalén es una ciudad sagrada para los musulmanes porque muchos profetas del Islam — entre ellos Abraham, Isaac, Jacob, Moisés, David, Salomón, Zacarías, Juan el Bautista, Jesús y Mahoma — vivieron, visitaron o predicaron en ese lugar santo.

Jerusalén jugó un papel muy importante en la vida de Mahoma. Durante el milagroso “Viaje Nocturno”, Mahoma fue transportado junto al Ángel Gabriel, de La Meca a Jerusalén. Desde allí ascendió junto al Ángle Gabriel al Séptimo Cielo, donde Dios ordenó a los musulmanes que oraran cinco veces por día. El Profeta luego descendió a Jerusalén, donde dirigió una oración, y los demás profetas de Dios lo siguieron. Luego volvió desde Jerusalén a La Meca en el poder de Dios.

Jerusalén es también un lugar importante para las oraciones diarias y el peregrinaje (Al-Hajj) de los musulmanes. Los musulmanes creen que la mezquita Masjid Al-Aqsa de Jerusalén y la mezquita Masjid Al-Haram de La Meca, se conectarán en el Día del Juicio. Y que la Cúpula de la mezquita de la Roca es un lugar especialmente cercano al cielo. El Profeta Mahoma también asoció la Roca bajo la cúpula con el lugar desde el que Jesús ascendió al cielo. Por esa razón, los musulmanes oran y desean que al morir se les entierre en las cercanías de ese lugar.

Ésas son algunas de las razones por las que Jerusalén y los lugares sagrados son tan importantes para los musulmanes.

¿Cómo ven los musulmanes a los cristianos y a los judíos?

Los musulmanes veneran a todos los profetas de Dios, creen en todas las revelaciones divinas originales, y respetan a sus seguidores. Afirman que hay un solo Dios, que Mahoma es el último Mensajero y Profeta de Dios, que Abraham era amigo de Dios, que Dios le habló directamente a Moisés y que Jesús, el hijo de la Virgen María, procedió del Espíritu de Dios. Esto nos muestra claramente el respeto que el Islam tiene por todos los profetas de Dios.

El Islam respeta igualmente a las personas que aceptan las enseñanzas de estos profetas. En el Corán, judíos y cristianos son llamados “el pueblo del libro”, debido a la Tora que enseñaba Moisés, y a las Escrituras a las que usualmente se refería Jesús; que la paz sea con ellas. Por lo tanto, los aceptamos y respetamos. El Islam enseña que todos somos hermanos y hermanas, porque Alá nos creó a todos a partir de un padre y una madre, Adán y Eva. Naturalmente, todos debemos expresar esa comprensión mutua y ese respeto.

Nuestro mundo es cada vez más pequeño y debemos aprender a vivir en armonía. Nadie puede convertirse en un ocupante por la fuerza. Es necesario que nos comprendanos mutuamente. Cuando ignoramos los principios de nuestras religiones, nos tememos mutuamente. El temor a su vez provoca tensiones que generan violencia. Tenemos que aprender a vivir juntos en una sociedad que respete los derechos y aspiraciones de todos, no los de unos en perjuicio de los de otros.

¿Cree usted que el mundo occidental comprende el Islam?

Creo que no. Hay muchos conceptos inexactos con respecto al Islam. Uno de ellos es la forma en que los medios de comunicación occidentales hablan del fundamentalismo islámico, como algo malo y negativo. En realidad, esa expresión se refiere a los musulmanes que desean volver a los principios básicos y fundamentales del Islam, y modelar sus vidas de acuerdo con esos principios. El Islam es una forma de vida basada en la moderación. Los musulmanes que adoran a Dios no pueden ser fanáticos o extremistas. Algunos medios de comunicación afirman que los musulmanes o el Islam predican la violencia, el terrorismo o el extremismo. Ése es uno de los conceptos erróneos más grandes con respecto al Islam, porque la violencia y el terrorismo contradicen el Islam.

La verdad es que mucha gente no sabe que la palabra Islam proviene de la palabra paz. Islam significa someterse a la voluntad de Dios y tener una convivencia pacífica con toda la creación de Dios. El Profeta Mahoma dijo: “Para amaros unos a otros debéis difundir (establecer) la paz”. El Corán declara que As-Salaam (“La Paz”) es uno de los 99 hermosos atributos de Dios.

¿Qué nos puede decir de la vida espiritual de los musulmanes?

Los musulmanes son, en general, personas muy espirituales. Nuestras cinco oraciones diarias son uno de los cinco pilares del Islam. El ayuno, que es también parte de nuestra oración, se hace en obediencia a Dios y nos hace estar conscientes de Dios y de la sensación de hambre. Eso nos hace entender a los que padecen necesidad. Otra forma de orar por la paz es donar a los necesitados parte de nuestros ahorros (si los tenemos), porque si tienen hambre, no pueden tener paz. Debemos alimentarlos y cuidarlos, sanitaria y financieramente, y darles un lugar limpio y seguro donde dormir.

Estos son algunos de los caminos del Islam y son pacíficos. Comenzamos toda actividad diciendo “En el nombre de Alá, el Misericordioso y Compasivo”. El recordar constantemente a Dios nos ayuda a mantener la calma y nos pone en contacto con nuestro Creador, porque sabemos que sólo Dios puede ayudarnos. De modo que la espiritualidad es parte esencial de la vida islámica.

De igual forma, los musulmanes creen que Dios designó a 124.000 profetas con anterioridad a Mahoma. Ese número es tan grande que en el Día del Juicio nadie podrá decir que no conoce los mandamientos que Dios dio a la humanidad. De manera que tenemos el deber de estar conscientes de la presencia de Dios y de Sus mandamientos.

Usted ha estado trabajando para establecer relaciones entre los cristianos y los judíos. Cuéntenos sobre esa tarea.

El entendimiento es un camino de dos vías. Promovemos el diálogo entre musulmanes, judíos, católicos, protestantes, hindúes, budistas y otros grupos. Las conversaciones deben continuar y ampliarse. Actualmente, eso se hace privadamente, a nivel de grupo. Creo que debería hacerse a nivel público, a través de la radio y la televisión, donde personas de diversas culturas pudieran intercambiar ideas sobre sus respectivas creencias. Y me estoy refiriendo a hablar los unos con los otros, no los unos a los otros.

El Centro Islámico de Long Island y el Consejo de Relaciones Islámico-Estadounidenses, de Nueva York, promueven diálogos interreligiosos, tales como el “Diálogo Islámico-Católico Romano”, “Musulmanes Estadounidenses y Judíos en Diálogo”, el “Foro Interreligioso” y otros. En el Foro Multirreligioso, 12 grupos religiosos diferentes han trabajado juntos durante los últimos seis años, dialogando y pronunciando discursos ante iglesias, sinagogas, escuelas y clubes de hombres y mujeres, como parte de nuestro programa “Estableciendo Puentes”. El año pasado celebramos nuestro Tercer Festival Multirreligioso, que tuvo lugar en Long Island.

Creo que deberían realizar este tipo de actividades en todo el país, y aun en el mundo, porque existen muchos conceptos inexactos acerca de nuestras respectivas creencias religiosas.

Mucha gente se sorprende de encontrar musulmanes y mezquitas en los Estados Unidos.

Algunos creen que el Islam es una institución extraña a los Estados Unidos. A quienes así piensan, les pregunto: “¿Cuál fue el origen del judaísmo y el cristianismo? ¿Fue París, Londres, Washington D.C. o Nueva York?” Por supuesto que no.

El mensaje de Dios para la humanidad es éste: hacer la voluntad de Dios y vivir en paz con toda la creación de Dios. El monoteísmo fue revelado a los profetas en Medio Oriente, y por lo tanto el pueblo estadounidense no debe considerar a los musulmanes y al Islam como extraños. Si así fuera, también los judíos/el judaísmo, los cristianos/el cristianismo lo serían.

¿Qué nos puede decir de la “jihad” o “guerra santa”, de la que tanto se habla?

A menudo se me pregunta: “¿Por qué cree en la guerra santa del Islam? Y yo respondo: “¿De dónde sacó eso?” Me contestan: “Los diarios dicen: ‘la jihad es una guerra santa’”. Esto se basa en un concepto totalmente erróneo. Las guerras nunca son santas. Literalmente, jihad significa esforzarse, luchar. Es un concepto básico del Islam, que incluye lo siguiente:

• luchar contra todas las inclinaciones malas dentro de uno mismo, a través de la autopurificación y la piedad;

• luchar por mejorar la calidad de vida de la sociedad, promoviendo la bondad y resistiendo el mal;

• luchar en el campo de batalla si es absolutamente necesario en defensa propia (por ej., tener un ejército permanente para la defensa nacional) o luchar contra la tiranía o la opresión. Aun en este punto, el Profeta Mahoma dejó normas estrictas, tales como que no se debe herir a los no combatientes, ni dañar o destruir bienes. Estas normas excluyen automáticamente todos los actos terroristas, ya sean individuales, en grupo o estatales. Esos actos son contrarios a las enseñanzas del Islam.

La expresión equivalente a “guerra santa” en árabe es harb muqaddasah, y no se encuentra en ninguna parte del Corán ni en los dichos del Profeta (Al-Haddeth) que son las dos únicas fuentes autorizadas de las enseñanzas islámicas. No hay tal cosa como “guerra santa” en el Islam, como ciertos astutos o descuidados traductores dicen. Es más bien un concepto creado por las cruzadas medievales, que no se originó en la comunidad musulmana. Pero, debido a la frecuente repetición de este mito por parte de los medios de comunicación, la mayoría de los pobladores occidentales lo aceptan como si fuera un hecho.

El aspecto de la jihad que se relaciona con la actividad militar es la actividad de legítima defensa de los estados para proteger a los débiles y a la sociedad, y para establecer la justicia. En el Corán, el texto divinamente revelado del Islam, leemos: “No tengáis contienda con el pueblo del libro (judíos y cristianos) a no ser en términos cordiales, con excepción de aquellos que hacen el mal. Pero decid: ‘Creemos en la revelación que ha llegado a nosotros y a vosotros. Nuestro Dios y vuestro Dios es Uno ya a Alá nos debemos’ ” (Corán 29:46).

Los eruditos musulmanes afirman que una vez un hombre se acercó al Profeta Mahoma para unirse a sus tropas en batalla. El Profeta entonces le preguntó si sus padres vivían. El hombre contestó que sí, tras lo cual el Profeta le dijo: “Entonces procura servirlos y cuidarlos”. Ésa era la jihad, o lucha, de aquel hombre. Otra tradición señala que el Profeta dijo que una de las mejores formas de la jihad era “una palabra de verdad frente a un gobernante opresivo”.

Cualquier persona (aun un musulmán) que traduzca jihad como “guerra santa” comete un error lingüístico e histórico.

¿Ve usted alguna base de acuerdo sobre la cual lograr la paz?

Nuestra experiencia nos ha demostrado que las creencias básicas de judíos, cristianos y musulmanes tienen mucho en común. Todos creemos en un solo Dios y en los Diez Mandamientos. Yo diría que el 99.9% de las enseñanzas religiosas es básicamente la misma. ¿Sabe por qué? Porque la fuente es la misma. Es Dios Todopoderoso, que no imparte enseñanzas contradictorias.

Son los seres humanos los que han creado las diferencias, y así han aparecido diferentes puntos de vista religiosos. La enseñanza básica de Dios es esencialmente la misma. Pero, desgraciadamente a través del tiempo, se han revisado y redactado tantas veces las Sagradas Escrituras que el elemento humano irrumpió y oscureció las enseñanzas originales.

En nuestros diálogos interreligiosos, nos concentramos en las similitudes y respetamos las diferencias, sin decir: “Usted está equivocado y yo estoy en lo cierto. Usted va a ir al infierno, y yo al cielo”. Podemos hablar en forma civilizada y explicar nuestros puntos de vista, sin tener que señalar con el dedo a nadie. Los seres humanos tienen la capacidad de percibir lo que es lógico y lo que no lo es, qué explicación tiene sentido y cuál no, sin llegar a la confrontación.

Finalmente, estos diálogos nos llevarán a un mejor entendimiento, a la buena voluntad y al respeto entre los pueblos, y traerán al mundo la paz tan largamente anhelada.

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