“No os dejaré huérfanos”, dice la Biblia. Juan 14:18. Tuve una experiencia que me demostró que esa promesa hoy también se cumple. Cuando era niña, a menudo tenía temor de quedarme huérfana. Había perdido a mi padre siendo muy pequeña y había estado separada de mi madre durante la Segunda Guerra Mundial. Más adelante, cuando volví a vivir con mi madre, ella estaba a menudo enferma, por lo que me cuidaba mi abuela.
Yo quería mucho a mi abuela porque era muy buena conmigo. Si bien en la Escuela Dominical a la que ella me enviaba había aprendido que la Vida, Dios, es eterna, todavía tenía mucho miedo de perder a este ser querido.
Pienso a menudo en sus hermosas cualidades.
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