Mary Baker Eddy, la autora de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, es un ejemplo de perseverancia, fortaleza espiritual y amor a la humanidad. Ella siempre se interesó en la curación espiritual como Jesús la practicó. Desde pequeña estudió la Biblia y realizó varias curaciones por medio de la oración. Exploró diferentes métodos de curación como homeopatía y mesmerismo, hasta que en 1866, sanó de un accidente muy grave por medio de la oración. Esto la impulsó a investigar el Principio y las leyes espirituales que habían producido la curación. Pronto se dio cuenta de que había descubierto el sistema de curación espiritual que Cristo Jesús vivió y enseñó.
Sus amigos la consideraban una sanadora y le pedían ayuda cuando tenían dificultades. En 1868 le pidieron que fuera a visitar a la Sra. Gale, de Manchester, New Hampshire, que se estaba muriendo de neumonía. Cuando llegó a verla, los médicos le dijeron que no había nada más que hacer. Sin embargo, la Sra. Eddy oró y la sanó en el acto.
Tiempo más tarde, cuando un estudiante le preguntó qué la llevó a escribir Ciencia y Salud, ella le contó esa curación, y le comentó que uno de los médicos, el Dr. Davis, profesional de mucha experiencia que fue testigo del hecho, le había dicho “¿Cómo lo hizo, qué hizo?” La Sra. Eddy contestó “No lo sé, Dios lo hizo”, y él le sugirió “¿Por qué no lo escribe en un libro, lo publica y lo da al mundo?” Cuando volvió a su casa, ella abrió la Biblia, y sus ojos se posaron en las palabras: “Así habló Jehová Dios de Israel, diciendo: Escríbete en un libro todas las palabras que te he hablado”. Jeremías 30:2.
La Sra. Eddy escribió Ciencia y Salud con el propósito de compartir con la humanidad su método de curación espiritual. Desde su primera publicación en 1875, miles de personas han podido comprobar la eficacia científica de este método que los ha ayudado a liberarse de todo tipo de problemas.
Mi mamá está encantada con el libro y se siente muy bien
Yo acostumbro tener un ejemplar de Ciencia y Salud a mano en mi trabajo, para leer en mi hora de almuerzo. En una oportunidad un compañero de trabajo me comentó que había estado leyendo brevemente el libro que yo dejaba sobre mi escritorio, y que le interesaba la metafísica. Ofrecí prestárselo, y él aceptó con gusto pues se iba de vacaciones.
Varias semanas después, cuando regresó, vino a saludarme con Ciencia y Salud en la mano y me contó que lo había estado leyendo en la playa y que no quería devolvérmelo con las hojas gastadas, así que quería comprarme un ejemplar. Ese día me pagó el libro. Meses después, este compañero fue despedido de su empleo. Fui a conversar con él sobre la importancia de confiar en Dios bajo toda circunstancia, y le di un ejemplar de El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Cuando nos encontramos nuevamente, me contó que había encontrado un nuevo empleo en la actividad que a él le interesaba, con mejor sueldo. “¡Vos y yo sabemos a Quién tengo que agradecerle todo esto!”, me dijo.
En otra oportunidad una compañera me comentó que su madre se había hecho un chequeo ginecológico, y su médico le había diagnosticado que debía operarse porque tenía cáncer en el útero. Luego me enteré de que su madre había consultado con otro especialista de su confianza, quien la examinó y confirmó el diagnóstico, pero insistió en hacerle una nueva serie de análisis. Pensé que podía ser muy oportuno ofrecerle Ciencia y Salud a mi compañera para que lo leyera su madre. Esa mañana me la encontré en la máquina de café y le pregunté por su mamá. Me comentó que estaba muy preocupada y angustiada porque la operación era inminente. Le dije que tenía un libro sobre curación espiritual que podía ayudar a su madre a mejorar su estado anímico y recuperar la calma. Le comenté que Ciencia y Salud tiene 100 páginas con cartas a la autora, de gente que se sanó de problemas físicos, anímicos o de relación, leyendo el libro.
En ese momento se le iluminó la cara: “¡Sí!, prestame el libro, a mi mamá le interesan mucho esos temas. Creo que le va hacer bien”. Esa tarde le presté Ciencia y Salud. Dos días después nos encontramos y me dijo que su madre estaba mucho más tranquila, que le había encantado el libro, y que me lo devolvía y ella trataría de conseguirle otro. Le sugerí que me lo devolviera otro día sin apuro, que ahora lo siguiera leyendo.
Unas semanas más tarde me contó que su madre estaba muy bien. Que la doctora le había dicho que había ocurrido un milagro, ya que aunque antes los síntomas indicaban que tenía una enfermedad grave, al hacer nuevos análisis comprobó que gozaba de perfecta salud. “Yo no creo mucho en estas cosas, pero mi mamá está encantada con el libro y se siente muy bien”, comentó. Al mes siguiente, pudo comprar un ejemplar de Ciencia y Salud y me devolvió el mío junto con un pequeño regalo enviado por su madre. Me comentó que ella lo considera su libro de cabecera.
Ciencia y Salud se ha convertido en un libro de consulta para mi vida, y la de muchos familiares y conocidos míos también. Lo leo desde pequeña. Estudiar este libro me ha ayudado a descubrir el sentido espiritual de la Biblia y a vivir una vida llena de armonía, salud y progreso. Este estudio diario formó parte de la educación espiritual que recibí de mis padres, y actualmente mi esposo y yo compartimos con nuestras hijas sus ideas, porque estamos convencidos de que nos ayudan a ser mejores individuos.
El libro contiene ideas que podemos estudiar y profundizar día a día. Muchas veces leo capítulos que he leído tiempo atrás, y percibo nuevos matices que no se me habían ocurrido antes. Responde preguntas que todos nos estamos haciendo sobre nuestra identidad, el propósito de nuestra vida, cómo gozar siempre de buena salud, cómo entender nuestra relación con Dios. En el Prefacio la autora comenta: “Ha llegado la hora de los pensadores... Un libro presenta pensamientos nuevos, pero no puede hacerlos rápidamente comprensibles. Es tarea del explorador tenaz derrumbar el alto roble y cortar el tosco granito”.Mary Baker Eddy, Christian Healer, pág. 56. 3 Ciencia y Salud, pág. vii.
Todo pensador que busca respuestas espirituales puede enriquecer su vida estudiando este libro.