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Para niños

“De la boca de los niños...”

Del número de febrero de 2002 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Yo oro para que todos — estadounidenses, afganos, Osama, y todos — sientan el amor de Dios, y que eso los haga dejar de pelear. A mí no me gusta que la gente muera. A mí no me gustan las bombas. Algún día, la gente sabrá lo que Dios quiere realmente que hagan. Todos deberíamos escuchar mejor a Dios.


Padre Nuestro, gracias por tu amor eterno. Oramos por Tu paz infinita. Guíanos por la senda recta. Sostiene a todos los niños de todas partes en Tus brazos.


Yo he estado marcando las historias de la Biblia que son como los problemas de hoy. Las leo muchas veces. Me encanta el Salmo 91. Por más grande que sea el problema, Dios está contigo.


Dios mío, yo oro para que ya no haya más guerras en la Tierra. Tú eres Amor, y nada es imposible para Ti. Todos estamos bajo Tu protección, en Tu Amor.


Dios es Amor, por lo que el odio no puede existir. No existe el terrorismo en el reino de Dios. Cada uno es hijo de Dios, y la vida es eterna.


Recuerdo “Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios”, y “Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen” (Mateo 5:9, 44). Dios está a favor de todos, tanto árabes como estadounidenses. Los verdaderos terroristas son los pensamientos equivocados. Tenemos que eliminarlos.


Me preguntas cómo oro. Me concentro en el Amor divino. Cambio los pensamientos malos y tristes por pensamientos buenos y felices. Recuerdo que Dios me ha ayudado a mí y a otras personas en otras situaciones. Me veo como el hijo de Dios.


Oro pidiéndole a Dios que perdone a todos, para que dé provisión a todos y nos proteja a todos, y para que quite todas las creencias malas de todas las personas.


Titulo tomado de Mateo 21:16.

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