Los anhelos por un mayor sentido de unidad no sólo se hacen oír en Bosnia, en el Medio Oriente e Irlanda del Norte, sino también entre familias y amistades, e incluso entre departamentos de una misma institución laboral.
Hace algún tiempo tuve una experiencia que ilustra esto. En ese entonces trabajaba en una oficina donde no me encontraba a gusto. Recurrí a la oración para encontrar dirección y descubrí que se había producido una vacante en otro departamento. Entonces decidí pedir el traslado a ese sector.
Muy pronto pude apreciar que allí había dos bandos o grupos, que se mantenían separados por diferencia de tareas, categorías y gustos afines, entre otras cosas. Los integrantes de ambos grupos trataban de mostrarme los beneficios y conveniencias de pertenecer a uno o al otro.
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