Conocí la Christian Science a través de El Heraldo de la Christian Science. La definición que la Sra. Eddy da de "Hombre" en Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras (pág. 475), me pareció estupenda. Nunca había leído nada igual. Me asombró saber que nuestra identidad es espiritual y perfecta y comencé a sentirme más cerca de Dios, al aprender que soy Su semejanza.
A medida que leía mi comportamiento comenzó a cambiar. En esa época, fumaba tres paquetes de cigarrillos por día. Había tratado de dejar de fumar varias veces, infructuosamente. De pronto, sin darme cuenta, comencé a sentir que los cigarrillos tenían un gusto horrible. Dos meses después, comprendí que esa aversión era resultado del cambio que se estaba produciendo en mi pensamiento.
Un año más tarde, compré mi propio ejemplar de Ciencia y Salud. Desde entonces he estado poniendo en práctica lo que aprendo de la Christian Science en cada aspecto de mi vida. He comprendido que muchas de nuestras dolencias físicas se deben a nuestra manera equivocada de pensar.
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