Nací En Alemania y mis papás no tenían religión, pero yo estuve siempre buscando a Dios. Conocí la Christian Science cuando vine a México, recién casada, y una amiga me prestó el libro Ciencia y Salud. Cuando lo leí por primera vez supe que era lo que había buscado toda mi vida. Yo buscaba a Dios; quería saber quién era y dónde estaba. Me lo imaginaba como un poder presente, no como una persona. Y Ciencia y Salud me dio la respuesta.
Mis hijos y yo orábamos al Padre y pronto comenzamos a tener curaciones. Hace un tiempo tuve una curación que es muy valiosa para mí. Un día sentí un dolor muy fuerte en la espalda, como si hubiera sido herida con un cuchillo. Yo tenía que ir a una reunión y decidí ir de todos modos. De camino pensé en que todo lo que es real es espiritual y armonioso, y que por ende, ese dolor no había sido creado por Dios.
Cuando regresé a casa me sentía tan mal que me fui a acostar. La mayor parte de la noche estuve muy mal. Por fin me dormí un ratito y al levantarme por la mañana me agaché y no pude enderezarme. Empecé a orar de todo corazón a Dios, pidiéndole que me ayudara a levantarme. Recordé esta frase de Ciencia y Salud: "Todo es Mente infinita y su manifestación infinita, porque Dios es Todo en todo" (pág. 468). Pensé en la presencia benéfica de Dios, que llena todo el espacio. Ese pensamiento me infundió fuerzas para levantarme. Muy despacio caminé hasta mi cuarto y me volví a acostar. Yo soy una persona muy activa, pero decidí quedarme en mi cuarto hasta que estuviera bien.
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