Afines de los años ochenta, mi esposo tuvo una gran amistad con un colega que era Científico Cristiano. Y en aquel tiempo empezó a asistir a los servicios dominicales realizados por la Sociedad de la Christian Science en la ciudad en que vivimos, y mi hijo asistió a la Escuela Dominical. Esto fue una época decisiva en nuestras vidas, que finalmente nos llevó a estudiar y a practicar esta Ciencia.
Yo había tenido dos operaciones, una cuando nació mi hijo y otra del apéndice. Durante mi segundo embarazo, cada vez que iba a ver a la doctora para los exámenes de rutina, ella me decía que era muy probable que me tuvieran que hacer otra cesárea para el nacimiento de mi hija. Pero como mi esposo y yo estábamos leyendo Ciencia y Salud, y también asistíamos a los servicios dominicales, él sugirió que le hablara a una practicista de la Christian Science.
La fuimos a ver, y ella nos aseguró que podíamos confiadamente pensar que el bebé y yo éramos "la imagen y semejanza" de Dios — al igual que todos — como dice la Biblia. Durante el embarazo, estuve leyendo Ciencia y Salud; en el que leí la definición de niños, parte de la cual se refiere a ellos como "los pensamientos y representantes espirituales de la Vida, la Verdad y el Amor" (pág. 582). También dice: "Todo lo que refleja Mente, Vida, Verdad y Amor es concebido y dado a luz espiritualmente..." (pág. 303).
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