Afines de los años ochenta, mi esposo tuvo una gran amistad con un colega que era Científico Cristiano. Y en aquel tiempo empezó a asistir a los servicios dominicales realizados por la Sociedad de la Christian Science en la ciudad en que vivimos, y mi hijo asistió a la Escuela Dominical. Esto fue una época decisiva en nuestras vidas, que finalmente nos llevó a estudiar y a practicar esta Ciencia.
Yo había tenido dos operaciones, una cuando nació mi hijo y otra del apéndice. Durante mi segundo embarazo, cada vez que iba a ver a la doctora para los exámenes de rutina, ella me decía que era muy probable que me tuvieran que hacer otra cesárea para el nacimiento de mi hija. Pero como mi esposo y yo estábamos leyendo Ciencia y Salud, y también asistíamos a los servicios dominicales, él sugirió que le hablara a una practicista de la Christian Science.
La fuimos a ver, y ella nos aseguró que podíamos confiadamente pensar que el bebé y yo éramos "la imagen y semejanza" de Dios — al igual que todos — como dice la Biblia. Durante el embarazo, estuve leyendo Ciencia y Salud; en el que leí la definición de niños, parte de la cual se refiere a ellos como "los pensamientos y representantes espirituales de la Vida, la Verdad y el Amor" (pág. 582). También dice: "Todo lo que refleja Mente, Vida, Verdad y Amor es concebido y dado a luz espiritualmente..." (pág. 303).
La lectura de este libro eliminó el temor de que pudiera ser necesaria otra cirugía, y al mismo tiempo, obtuve una profunda convicción de que el nacimiento de un hijo nos bendeciría a mí y a mi familia, y que nada inarmónico podría ocurrir. Finalmente, tuve un parto normal, y Dios me bendijo con una hija sana y adorable.
En una ocasión, mientras mi esposo estaba de viaje, mi hija de año y medio tuvo gripe, tos y una fiebre muy alta; durante dos días no comió ni bebió nada. Le pedí ayuda a una practicista de la Christian Science, y ella amorosamente aceptó darle tratamiento a la niña por medio de la oración. Me dijo que no debía temer por mi hija, asegurándome que Dios la había creado enteramente espiritual y llena de bendiciones. Yo también oré. Por la mañana, mi hija empezó a comer normalmente, y después de dos días, estaba sana. Esta curación y otras muchas efectuadas por medio de la oración de la Christian Science, han convencido a mis parientes políticos, que no son Científicos Cristianos, del poder sanador de la oración científica. Ya no objetan que tengamos una religión diferente a la de ellos, por el contrario, ahora entienden por qué acudimos a la oración en casos de necesidad.
Cada persona expresa a Dios de manera única.
Durante este tiempo, también nos dimos cuenta de que la Christian Science es la panacea para todo tipo de problemas, sean físicos, financieros, sociales o profesionales. Aunque estoy altamente calificada en matemáticas, por mucho tiempo no pude encontrar un puesto permanente como catedrática. Hace poco comprendí que sólo Dios es nuestro empleador, y que así como cada rayo de sol tiene un lugar único en la emanación de su luz, así cada persona, como la semejanza de Dios, tiene un papel especial que desempeñar en la expresión infinita de la Deidad.
Días después, el puesto que había estado ocupando de manera temporal por más de seis años, fue transformado en un puesto permanente, y cualquier persona del país podía presentar una solicitud; yo lo hice, al igual que más de 275 candidatos. Durante ese tiempo estuve orando y leyendo Ciencia y Salud; y, finalmente, mi nombre estaba entre la lista de ocho candidatos que serían entrevistados. Comprendí que mi desempeño en la entrevista era simplemente una oportunidad para glorificar a Dios. Durante las horas que duró, pude contestar con seguridad a todas las preguntas. También oré para ver la ubicación correcta de todos los candidatos. Muy pronto, me comunicaron que había sido elegida. Desde entonces he estado trabajando como catedrática en la universidad politécnica.
Mis hijos asisten regularmente a la Escuela Dominical, lo que los ha ayudado en su crecimiento espiritual. Mi hija aprendió el Padre Nuestro antes de cumplir tres años. En la ciudad donde vivimos, es muy difícil ingresar a buenas escuelas, y nosotros queríamos que nuestra hija entrara al mismo colegio en que estaba estudiando mi hijo. Antes de la entrevista con el director, mi esposo y yo estuvimos orando, sin pensar siquiera en la competencia ni sentir temor. Durante la entrevista, el director le preguntó a mi hija si conocía alguna oración, e inmediatamente, mi hija repitió el Padre Nuestro, sin titubear y con mucha confianza en sí misma. El director quedó sorprendido e impresionado, y la admitió en el colegio.
Mi familia y yo hemos experimentado tantas curaciones por medio de la oración, que no tengo palabras para expresar mi gratitud a Dios. Por todas estas curaciones y por la comprensión de nuestra identidad y propósito en la vida, estoy profundamente agradecida a Mary Baker Eddy, que nos dio tan maravillosa Ciencia. También estoy agradecida a Cristo Jesús. Mi agradecimiento sincero también es para las publicaciones de la Christian Science, que constantemente satisfacen mi necesidad de crecimiento espiritual. También deseo agradecer a los practicistas por sus oraciones.
Chandigarh, India