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Ciencia y Salud cambió mi vida

Del número de abril de 2002 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Conozco el libro Ciencia y Salud de toda la vida. Sin embargo, cuando era adolescente empecé a cuestionar lo que me habían enseñado en mi niñez porque era muy diferente de lo que pensaba el resto de la gente.

Cuando estaba en la escuela secundaria superior empecé a leer el libro de tapa a tapa. Hubo momentos en que devoraba todo lo que leía. También había pasajes que no me gustaban para nada. Entonces me enojaba, arrojaba el libro a un rincón, y por un tiempo no lo leía.

Me molestaba particularmente que la Sra. Eddy insistiera tanto en que la materia no tiene realidad porque sólo el Espíritu es real. Pasó el tiempo, y dejé de leer el libro.

En mi primer año de universidad tomé una clase de filosofía sobre la teoría del conocimiento, clase que estudiaba a los grandes pensadores desde Platón hasta el presente. Disfruté cada minuto de esa clase y admiraba mucho al profesor. Era un hombre muy humilde, el pensador más claro y lógico que he conocido en mi vida.

Varias veces durante el semestre mencionó a Mary Baker Eddy y sus ideas, y esto me sorprendió y me asombró. Después de rendir el último examen, le agradecí la clase y le pregunté si había leído alguna vez el libro de la Sra. Eddy, y si pensaba que sus premisas y argumentos eran consecuentes y lógicos. Él había leído el libro, y me dijo que sí, que sus ideas seguían un orden lógico y consecuente, desde las premisas que ella planteaba. Para mí esto fue muy valioso. Sentí un renovado respeto por el libro y su autora.

No mucho después de esto, me casé y quedé embarazada. Como parte de mi preparación para la venida del bebé, comencé a leer Ciencia y Salud otra vez de tapa a tapa. Cuando estaba en mi octavo mes de embarazo me enfermé gravemente.

Una o dos noches después, me desperté con mucho dolor, tomé Ciencia y Salud y comencé a leer donde había dejado, en el capítulo "La Ciencia del ser". Yo leía y me dormitaba, leía y me dormitaba, y de pronto las ideas del libro comenzaron a tener mucho sentido. Luego, por unos momentos, percibí que el universo era enteramente espiritual.

Al día siguiente, a mitad de mañana, se me rompió la bolsa de agua y comenzó el trabajo de parto; luego di a luz a un hijo hermoso. En el número de Septiembre de 1990 de The Christian Science Journal fue publicado este testimonio.

Esa experiencia me cambió la vida. Desde ese momento he leído Ciencia y Salud muchas veces y continúo estudiándolo con la Biblia. Para mí ha sido muy importante reconocer que Ciencia y Salud no es linear, sino multidimensional en estructura y propósito, como el universo mismo.

En una ocasión traté de hacer un esbozo de cada capítulo para comprenderlo mejor, y me di cuenta de que no se puede hacer. Es simple y claro, pero no se trata de un proceso de cinco pasos fáciles para tener una vida libre de problemas. En todas sus páginas, la Sra. Eddy le dice al lector cómo funciona realmente el universo y porqué la humanidad ha sido engañada a creer algo diferente.

El libro está lleno de promesas, lo que podemos esperar de nuestra vida ahora y a medida que progresamos, y nos dice cómo llegar allí. Trata sobre el problema del mal y los desafíos de la vida humana de una manera práctica y eficaz. Puede hacer todas estas cosas porque contesta a la única y más importante pregunta: ¿Qué es Dios?

Ciencia y Salud como clave de las escrituras, como guía para el pensamiento y la acción, como mentor para la construcción de una relación fuerte con mi Padre-Madre Dios, nunca me ha defraudado. Mi familia ha encontrado curación y dirección siempre que hemos tenido un problema o alguna pregunta. Y tiene tanto más que ofrecer. En relación a lo que tiene para enseñarme, siento como que estoy, si acaso, en el primer grado de la escuela primaria, en mi comprensión y práctica. Ciencia y Salud ha abierto la frontera espiritual. Es realmente un libro extraordinario.

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