Conocí el Heraldo en noviembre de 1977, cuando estaba en una situación muy dolorosa. Nunca había oído hablar de esta religión. Esa revista cambió mi vida. Con todo mi corazón puedo afirmarles que todo el contenido del Heraldo es muy especial para mí, y desde esa fecha lo estoy leyendo. Como a veces me resultaba difícil conseguir algunos ejemplares, decidí suscribirme para tener mi revista y no perderme ningún artículo, porque me han ayudado mucho en mi crecimiento espiritual, y porque me gusta mucho enterarme del progreso de la Christian Science en el mundo.
Como la revista me ha ayudado tanto, me gustaría obsequiarle una suscripción a una amiga que reside en Mar del Plata, Argentina, para que también la ayude a ella...
Agradeciendo de antemano su colaboración, se despide una persona que está muy agradecida a la Christian Science.
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