Señores del Heraldo:
Conocí el Heraldo en noviembre de 1977, cuando estaba en una situación muy dolorosa. Nunca había oído hablar de esta religión. Esa revista cambió mi vida. Con todo mi corazón puedo afirmarles que todo el contenido del Heraldo es muy especial para mí, y desde esa fecha lo estoy leyendo. Como a veces me resultaba difícil conseguir algunos ejemplares, decidí suscribirme para tener mi revista y no perderme ningún artículo, porque me han ayudado mucho en mi crecimiento espiritual, y porque me gusta mucho enterarme del progreso de la Christian Science en el mundo.
Como la revista me ha ayudado tanto, me gustaría obsequiarle una suscripción a una amiga que reside en Mar del Plata, Argentina, para que también la ayude a ella...
Agradeciendo de antemano su colaboración, se despide una persona que está muy agradecida a la Christian Science.
Caracas, Venezuela
Señores del Heraldo:
Les escribo estas líneas de agradecimiento, por la gran ayuda que esta revista me ha brindado en estos 21 meses que llevo preso.
Me ha dado fortaleza espiritual y me ha permitido transmitirles lo que aprendo a mi familia y a mis amigos de este lugar.
Es muy difícil vivir en una prisión. No obstante, Dios ha estado a mi lado todo el tiempo trayéndome paz y seguridad.
He aplicado a cada momento las enseñanzas de nuestra amada Guía que mis padres con tanto amor me enseñaron desde pequeño. A diario antes de levantarme, oro el Padre Nuestro con su interpretación espiritual, el Salmo 23 y la declaración científica del ser.
Me faltan 12 meses para terminar mi condena. Con la ayuda de Dios regresaré a mi hogar en Montevideo, Uruguay, como un hombre nuevo, ya que en este tiempo de tribulación he aprendido a amar a Dios por sobre todas las cosas y a mi familia con toda mi alma.
Agradezco a nuestro Padre-Madre Dios, y a la Sra. Eddy por dejarnos este legado de sabiduría divina. Estos meses me han ayudado a comprender Ciencia y Salud, y a aplicar sus enseñanzas con éxito sorprendente.
Desde ya les quedo profundamente agradecido por haberme mandado la revista todo este tiempo, trayéndome tantas bendiciones en este camino de dolor que estoy atravesando.
My atentamente,
Montevideo, Uruguay
