El Mayor desafío que enfrenta la gente que se encuentra involuntariamente sin trabajo es el temor. Tienen miedo de no poder encontrar otro empleo, o bien, no uno adecuado a sus conocimientos. Entre los hombres particularmente, aunque también sucede entre las mujeres, el miedo se relaciona con la autoestima. Estar sin empleo puede llegar a ser una experiencia degradante, especialmente si quien está desocupado es el único o el principal sostén de la familia.
Yo tengo una agencia de colocaciones, y trato de hacerles entender a mis clientes que el trabajo que tenían no era su identidad. Por lo tanto, estar desempleado tampoco forma parte de su identidad. Realizo una serie de ejercicios con cada persona, identificando las cualidades que él o ella aportan a su empleo o a su experiencia diaria. Luego analizamos juntos esa información reconociéndola como la expresión de la identidad individual de esa persona.
Aunque no se lo digo a la gente, yo sé que nuestra identidad proviene de Dios. Es nuestra unión con Él. Cuanto más reconozcamos esto, tanto mayor progreso habrá en nuestra vida. Nunca hablo específicamente sobre este tema en la oficina, pero tengo una perspectiva espiritual que me sirve de guía en el trabajo. Antes de conocer a un cliente, oro para no juzgarlo de acuerdo con su apariencia o por las referencias que alguna empresa pueda haberme dado de esa persona. En cambio, trato de percibir al Cristo cuando ese individuo entra en mi oficina. Quiero decir que trato de ver la semejanza de Dios, que es la verdadera identidad de cada uno de nosotros.
Me esfuerzo por ver las cualidades valiosas que poseen los clientes y luego los ayudo a reconocerlas y a expresarlas. También los animo a hacer caso omiso de lo que la sabiduría convencional dice acerca de lo que nos hace triunfar o fracasar en la búsqueda de empleo. Como resultado, rara vez conozco la edad de las personas ni trato de averiguarla. Creo honestamente que la edad no puede impedir que una persona realice el trabajo que está capacitada para hacer.
Cada uno es valioso y tiene un lugar en el plan de Dios. Cada uno es necesario y es capaz de cumplir cualquier cosa que se requiera de él. Debemos esperar que nuestro empleo sea satisfactorio, tanto en su gratificación como en su potencial de crecimiento personal. Jesús dijo: "El obrero es digno de su salario", así que yo aliento a quienes buscan empleo a que esperen un resultado digno de sus habilidades. Lucas 10:7.
El trabajar con los clientes para identificar las cualidades que aportan a su trabajo y a su vida, los ayuda a entender el proceso de búsqueda de empleo desde una perspectiva más elevada. También los ayuda a evitar quedar atrapados en la sabiduría convencional que dice que alguien puede ser demasiado joven o demasiado viejo para encontrar un empleo fácilmente. O que las mujeres encuentran trabajo más rápido que los hombres, pero no reciben un sueldo similar al de ellos.
Es típico de las agencias de empleo hacer que las personas llenen formularios que los identifican con rótulos de edad, situación familiar, raza, etc. Parece muy práctico pero yo no quiero que los clientes se concentren en esas cosas. Quiero que ellos se concentren en las cualidades que poseen. Esto los libera de pensar en sí mismos en términos de rótulos. Y casi siempre, como resultado directo, encuentran empleo.
Casi todas las personas con las que he trabajado, comienzan a recibir ofertas de trabajo cuando aceptan que su identidad está constituida por cualidades. Con frecuencia lo que estas personas habían pensado que sería imposible de alcanzar, se vuelve posible. Oportunidades que no habían reconocido al principio, de pronto surgen más claramente. Esto sucede todo el tiempo. A menudo, la gente termina con dos o tres ofertas de empleo para elegir.
Una de nuestras actividades regulares es hacer que cada candidato describa su trabajo ideal, incluyendo tanto los aspectos visibles como invisibles del mismo. Yo les pido que confeccionen una lista con todos los elementos que desearían en un ambiente de trabajo, y les digo que no se preocupen si esa descripción no tiene sentido o si ni siquiera existe. Mi única exigencia es que ya tengan las calificaciones para hacer ese trabajo, que puedan adquirirlas en un tiempo relativamente corto o que posean los recursos que los ayuden a través de un período de reeducación prolongado, si es necesario.
Hace un tiempo me vino a ver una persona que era analista de valores y tenía mucha experiencia en Wall Street. Tenía una licenciatura en Economía y experiencia en el área de finanzas y administración. Así que, naturalmente, él buscaba un empleo en ese campo. Pero cuando analizó profundamente lo que más deseaba en su corazón, llegó a una conclusión muy sorprendente. ¡Terminó abriendo un taller de arte!
Cuando preparábamos el material para buscarle trabajo, me enteré de que siempre había estado interesado en el arte y el dibujo. Había ingresado a la universidad con el propósito de obtener un título en Bellas Artes. Pero su carrera había sido interrumpida por un término de cuatro años en el servicio militar. Para cuando fue dado de baja, ya estaba casado y tenía hijos, por lo que sus prioridades habían cambiado. En lugar de volver a la escuela de arte, estudió ciencias económicas y siguió una carrera en finanzas.
Después de semanas de estar buscando un puesto que la sabiduría convencional juzgaría lógico, mi cliente conoció al dueño de una tienda de antigüedades. Esta persona estaba buscando a alguien que lo ayudara a reparar pinturas antiguas y sus respectivos marcos. Mi cliente reconoció que ésta era una oportunidad para demostrar sus habilidades, aun cuando él no se había capacitado específicamente para ello. El anticuario estuvo de acuerdo en darle una oportunidad. Los resultados fueron asombrosos. Como consecuencia mi cliente comenzó una relación de negocios con el anticuario, lo que rápidamente llevó a la formación de un pequeño taller especializado en la preservación, conservación y restauración de obras de arte. Desde entonces, el taller ya se ha mudado tres veces a locales más grandes a causa del aumento en las ventas. Y debido a la demanda, han ampliado el ramo e incluido la creación de obras de arte originales.
En este caso en particular, estoy consciente de que la oración fue parte de la búsqueda de empleo de ese hombre. Para mí, la oración significa estar alerta a nuestro verdadero ser espiritual o identidad, en lugar de encasillarnos en lo que nuestra experiencia nos hace sentir. Yo no hablo con los aspirantes a empleo acerca de la oración, pero los ejercicios que les doy alientan este tipo de vigilancia.
Expresar a Dios no es una opción, es un hecho indiscutible.
Pienso que no tenemos la opción de expresar o no a Dios. En última instancia, expresar a Dios es lo que debemos hacer, porque forma parte innata de nuestro ser. A veces adoptamos rótulos que nos limitan y ponemos vallas a esa expresión, pero ellos no cambian lo que somos realmente. Debajo seguimos siendo la manifestación de Dios. Ser esa expresión es nuestro verdadero empleo. Ése es el trabajo para el que Dios nos contrató eternamente. No lo podemos evitar, ni dejar de hacerlo.
A menudo la gente me dice que está considerando la jubilación como una opción. De todas formas, cumplimos con todos los requisitos para conseguir empleo a través de la agencia, porque necesitan tener un sentido de propósito. Necesitan entender que son valiosos y necesarios. Quizá no terminen yendo a una oficina todos los días y cobrando un sueldo, pero están en condiciones de utilizar sus habilidades y continuar satisfaciendo sus intereses. Así que, cualquier cosa que decidan hacer debe ser tan parecido a su empleo ideal como sea posible.
Se entiende que ningún empleo puede responder perfectamente con el ideal absoluto de cada uno. Pero mantener ese ideal en el pensamiento, ayuda cuando se hacen las gestiones con el presunto empleador. También en muchos casos, las personas son contratadas para trabajos que aún no han sido definidos completamente. Yo inventé la expresión "el empleo en la mente". Quiero decir con esto que hay una necesidad para cada clase de habilidades, atributos y nivel de experiencia, pero el empleador no ha identificado todavía esas necesidades en la forma de un puesto de trabajo real. Cuando aparece el aspirante al empleo que llena esos requisitos, surge el trabajo.
No somos víctimas del destino. Veo la mano de Dios en nuestro ser. Somos impulsados a actuar, a veces a pesar de nosotros mismos. Volviendo a las épocas bíblicas, Pablo no había pensando en convertirse en abogado defensor de la causa de Jesús. Muy por el contrario, él perseguía a los cristianos. Entonces, súbitamente, quedó ciego y tuvo que volver a examinar el rumbo de su vida. Terminó siendo uno de los líderes religiosos más importantes de todas los tiempos. Creo que muchos de nosotros en algún punto experimentamos como un impasse en nuestro camino y eso nos da la oportunidad de percibir lo que somos verdaderamente, y lo que deberíamos estar haciendo.
Eso es lo que hace tan agradable mi trabajo. Tengo la oportunidad de ver a la gente descubrir su verdadera identidad y lo que es más, disfrutar de ese descubrimiento.
