Cuando Era Niño me diagnosticaron asma, y sufrí de ataques que en algunas ocasiones eran muy graves. Recibí los tratamientos médicos más modernos que existían en esa época, entre ellos jarabes, píldoras e inhaladores. Todos me producían sólo alivio temporal, y tenían algunos efectos secundarios.
Aunque los ataques disminuyeron en intensidad conforme iba creciendo, aún había ocasiones en las que tenía molestias provocadas por el asma, especialmente después de hacer ejercicios.
Cuando tenía poco más de veinte años, empecé a estudiar la Christian Science y me di cuenta de que estaba libre de las molestias que, hasta entonces, había aceptado como inevitables. Los resfriados, amigdalitis y alergias propias de las estaciones cesaron conforme avanzaba en el estudio de esta Ciencia.
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