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Dios satisface todas nuestras necesidades

Del número de mayo de 2002 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Un Fin de semana mi sobrino fue asaltado por cuatro delincuentes. Mi madre y mi hermana lo auxiliaron y lo llevaron al hospital. Las dos estaban muy preocupadas. Tenía heridas múltiples y estaba en la sala de emergencias. En el momento en que me enteré me puse a orar. También me comuniqué con un primo que es estudiante de la Christian Science, quien al verme tan perturbada por lo ocurrido, me tranquilizó y me recomendó que me comunicara con una practicista, persona que se dedica enteramente a la curación por medios espirituales. Hablé con ella y me dio buenas ideas con las que podía orar, y me sentí mucho más tranquila. El muchacho fue dado de alta muy pronto.

En la Biblia leemos: "Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré" (Salmo 91). Después le llevé a mi sobrino un ejemplar del Heraldo para que conociera lo que hace Dios por nosotros. Lo sigue leyendo. Esta experiencia me confirmó que Dios es el único sanador y que puedo recurrir a Él en cualquier momento de necesidad. Siempre me ayuda recordar el pasaje de Ciencia y Salud donde dice: "La necesidad extrema del hombre es la oportunidad de Dios" (pág. 266).

En otra ocasión necesitaba con urgencia una cantidad de dinero porque tenía que viajar. Pedí prestado, pero no lo pude conseguir. No obstante, interiormente sabía que esa necesidad ya estaba respondida. Entonces fui a la casa de mi hermano, y él me dijo repentinamente: "Yo creo que necesitas dinero". Al mismo tiempo se dispuso a darme la parte que le correspondía del pago de la luz, que yo había tenido que pagar el día anterior. Me dio un billete mayor que la cantidad de su parte del pago y me dijo que me quedara con la diferencia. Eso completaba la cantidad justa que necesitaba. En ese instante pude comprobar una vez más que estar en armonía con Dios satisface la necesidad de cada uno de sus hijos.

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