El Heraldo de la Christian Science, en su versión radial, entrevistó a
de la Provincia de Río Negro, Argentina. Ada es maestra de primaria en una escuela de la zona y tiene alumnos de 4 y 5 años. El Heraldo habló con ella sobre la disciplina y educación de los niños y la ayuda tan importe que nos brinda la oración.La inocencia es la capacidad natural de ver el bien.
En la Biblia hay muchos relatos donde los protagonistas son niños y jóvenes. Por ejemplo, Moisés, que de bebé fue salvado por la hija de Faraón, o José, que tenía diecisiete años y apacentaba ovejas. También recordé que David era tan sólo un muchacho cuando venció al gigante Goliat. El poder de Dios los ayudó y se manifestó en cada circunstancia que les tocó vivir.
Hoy también podemos reconocer ese poder de Dios para tener sabiduría y fortaleza al criar a nuestros hijos.
Claro, porque este poder está siempre vigente. No pertenece a épocas, lugares ni edades, especiales. Dios se expresa en Sus hijos con bondad ilimitada, y esa bondad atraviesa fronteras y todo tipo de situación adversa. Los niños no necesitan de un desarrollo intelectual especial para percibir las verdades espirituales acerca de Dios y Su creación. La inocencia es la capacidad natural de ver el bien, y es una cualidad inherente al hombre, que los niños manifiestan espontáneamente.
¿Qué significan para ti las verdades espirituales?
Pienso que son las verdades que forman parte de la naturaleza de Dios, como son la bondad, la ternura, la pureza. Y los niños las expresan naturalmente porque su relación con Dios es tan constante que no tienen que hacer ningún esfuerzo para expresarlas.
Quizás sea responsabilidad de los padres contribuir a que los niños expresen esas cualidades, porque a veces no se ven tan claramente.
Claro, y yo pienso que la forma más directa de sacar a luz esas cualidades propias de los niños es el ejemplo. Los chicos copian las acciones de los adultos, en vez de obedecer a los largos sermones que éstos puedan darles.
¿Qué has encontrado en la Biblia que te haya ayudado a ver estas cosas así?
En la Biblia encontré una frase en Primera de Juan que me da mucha inspiración. Dice: “Amados, ahora somos hijos de Dios”. Y luego agrega: “Todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”. Este versículo me hizo pensar que los niños se mueven a través de la pureza. Nuestro ejemplo debe guiarlos para que sus acciones estén en consonancia con pensamientos puros.
¿Qué nos puedes decir de la desobediencia en los niños?
Pienso que la desobediencia se produce cuando nos olvidamos de escuchar la voz de Dios y tenemos la impresión, equivocada, de que esa relación inalterable que tenemos con Dios pueda estar ausente.
Los niños observan a sus padres y los ponen a prueba a través de su comportamiento. Por eso es importante que los padres guíen a sus hijos mediante la disciplina, porque la disciplina está muy relacionada con el conocerse a uno mismo. Ordena el pensamiento, la palabra y la acción.
¿Cómo tendría que ser la actitud del padre cuando disciplina al hijo?
Cuando el padre observa al niño y se da cuenta de que sus actitudes no están de acuerdo con lo que es correcto, entonces es importante que el padre recurra a la oración para encontrar las ideas adecuadas y guiar a su hijo. Así somos guiados correctamente. No es el orden que imponemos a nuestros hijos, sino un acto de comprensión, lo que los educa.
Muchas veces, para lograr que lo obedezca, el padre actúa de una forma que infunde temor al hijo. ¿Qué piensas al respecto?
Eso tiene mucho que ver con el concepto de educación que se tenía años atrás, en el que el niño aprendía a través del temor. Una mirada de papá indicaba, a lo mejor, que el chico había hecho algo malo. Y el niño obedecía porque tenía miedo. Después esos chicos educaron a sus propios hijos dándoles la libertad de que hicieran lo que quisieran. Y esos niños quedaron como hojas al viento, sin rumbo, sin meta. A mi entender, la disciplina es el camino del medio. Es esa actitud interior que nos permite comenzar a descubrirnos y conocernos. Por eso es tan importante que el padre se tome el tiempo para sentarse y hablar con sus hijos. Es importante hablar con el niño en determinados momentos de su vida. Especialmente desde que son chiquitos y hasta su adolescencia. Ellos necesitan la guía de los padres.
Ada, háblanos un poco de tu experiencia cuando eras niña.
Mi padre era un hombre violento. Y recuerdo que como consecuencia de ello, ya desde los cuatro o cinco años yo era rebelde y desobediente. Entonces mi padre se tomó la costumbre de castigarme físicamente muy a menudo. Esto hizo que inconscientemente yo le fuera guardando mucho resentimiento. Sentía un rechazo enorme hacia mi padre. Casi diría que tenía la certeza de no amarlo, aunque sentía lástima por él y lo menospreciaba. Transcurrió el tiempo, y ya de grande me fui a vivir a otro lugar. Indudablemente recordaba todo lo ocurrido, pero como que no tenía ningún sentimiento al respecto, o no quería enfrentarme con esos sentimientos. El tiempo pasó y mi padre falleció. Cuando me enteré pensé que no había amor, que no me importaba que él ya no viviera en este mundo. Pero al día siguiente, me embargó un profundo sentimiento de afecto. Comencé a llorar con mucha congoja y recordé aspectos muy valiosos de mi padre. Sentí que estaba totalmente llena de amor hacia él en ese momento y que no guardaba ningún resentimiento, ningún odio.
¿Conocías en esa época la Christian Science?
Cuando mi padre falleció yo no la conocía. Pero transcurrieron los años, y cuando conocí la Christian Science me inspiró mucho una frase de Ciencia y Salud que dice: “El Amor, el Principio divino, es el Padre y la Madre del universo incluso el hombre”.Ciencia y Salud, pág. 256. Ese concepto cobró una dimensión muy especial para mí, porque tuve la certeza de que mi Padre era también el Padre de mi papá. Era nuestro Padre-Madre Dios.
Sí. Una de las verdades fundamentales es que Dios es PadreMadre y es Amor. Y nosotros somos Su imagen y es natural que expresemos ese Amor.
Ésa es la verdadera herencia que tenemos, de expresar a nuestro Padre-Madre Dios, de reflejarlo.
Por eso es tan importante esa frase de la Biblia donde dice en Primera de Juan: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor”. Y cuando uno está con broncas, resentimientos y culpas, es el temor el que nos provoca ese estado de pensamiento inarmónico. Cuando uno ama se da cuenta de que el amor es muy superior al miedo. Entonces, todo rencor pasa al olvido.