A finales de los años ochenta, empecé a percatarme de que tenía problemas de memoria muy particulares, que iban más allá de olvidar ocasionalmente un nombre o dónde había dejado algo. E n 1991, busqué la ayuda de un grupo que hacía estudios de investigación de la memoria, el que me dio el aterrador diagnóstico de que padecía demencia senil prematura, y me hicieron tomar parte de un estudio para probar la eficacia de una fórmula que consistía principalmente de una preparación de hierbas china.
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