Sí, por supuesto, hay cosas que para mí son más difíciles de hacer que para otros, o que simplemente tengo que hacer de diferente manera. Por ejemplo, cuando voy de compras no puedo llegar a los estantes más altos, entonces le pido a alguien que me ayude y le doy las gracias.
En mi casa, por ejemplo, hemos arreglado los aparadores de la cocina de manera que todas las cosas que uno necesita a diario, como tazas, platos, vasos, ollas, etc., estén más abajo. O sea que en mi vida diaria todo funciona bien. Cuando pienso en ello, me doy cuenta de que para mí las cosas no son tan diferentes, o por lo menos, eso es lo que siento yo.
Dejé de mirar el cuerpo y comencé a buscar las cualidades derivadas de Dios.
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