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En paz contigo mismo

La oración es una fuerza poderosa y vital que ayuda a los jóvenes a sentirse apreciados y respetados, y a resistir la atracción de las pandillas juveniles.

Del número de enero de 2004 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


"Todo comenzó cuando éramos chicos, y robábamos pastelitos", dice Pedro (no es su verdadero nombre). "Cuando tenía doce años me vi envuelto en un montón de cosas diferentes".

Pedro se hizo miembro de una pandilla juvenil. Su caso era típico. Vivía en una zona de bajos recursos, no tenía dinero para gastar ni siquiera en las cosas más pequeñas. Quería ser como los demás y ser respetado por ellos.

Los estudios dicen que los chicos como Pedro entran a formar parte de las pandillas cuando están entre 6° y 8° grado. Buscan formar parte de una familia y ser respetados. Tratan de probarse a sí mismos y ganar una reputación, que, por lo general, significa una reputación de comportamiento violento. Ésta es su forma de demostrar que son un verdadero hombre o mujer.

"Yo sentí lo mismo", me dijo Pedro. "Quería que aceptaran que ya era todo un hombre. Para entonces ya eres un criminal completo. Vas armado".

Pedro obtuvo el respeto que buscaba de sus amigos. Pero había un lado oscuro.

"La adicción a las drogas es algo muy real. Te ves envuelto con gente y en situaciones terribles. Cuando ves que se le dispara a alguien no puedes cambiar de canal como cuando ves televisión. A mí me han golpeado con una pistola y me han raptado. Vi morir a mucha gente en aquella época".

¿Cómo pudo Pedro sobrevivir a esos oscuros días?

"Por la gracia de Dios", me contestó. "Tengo una abuela que oraba siempre. Ella siempre me hacía saber que estaba orando".

Hoy, Pedro es un miembro activo de su iglesia. Habla con los jóvenes acerca de la bondad de Dios y del poder del Espíritu Santo en sus vidas. Pedro cree que la única manera de mantenerse alejado o de alejarse de las pandillas juveniles, es tener una fuerte relación con Dios.

Hay algo que todos podemos hacer para evitar que los jóvenes se unan a esos grupos. Los podemos ayudar a comprender que forman parte de la extensa familia de Dios. Él es el Padre-Madre de cada uno de nosotros. Dios no es un padre ausente, sino que está presente en todo momento todos los días. Ayudar a un chico a sentir la presencia de Dios en su vida diaria contribuirá a que se sienta amado y protegido. Como dice el Salmo 46:1: "Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones". Un niño necesita sentir esa conexión con Dios. Entonces es mucho más probable que recurra a Dios y no a las pandillas para obtener fortaleza y un sentido de familia.

En nuestras oraciones es reconfortante recordar que, cualesquiera sean los antecedentes o historia pasada o familiar, estos jóvenes están, en las palabras del apóstol Pablo, "arraigados y cimentados en amor". Efesios 3:17. Este estar arraigados en amor significa que sus verdaderos pensamientos están anclados en la honestidad, la inocencia, la obediencia, el valor moral — las herramientas espirituales con las cuales los chicos toman buenas decisiones que los beneficiarán no sólo a ellos, sino a los demás también. Ninguna tentación ni mala influencia puede seducir o destruir a ninguno cuya vida esté profunda y permanentemente arraigada en el amor de Dios.

Pedro dijo: "Algunas personas no saben cómo orar: Si no estás arraigado en Dios te pueden tragar vivo".

Es muy importante ayudar a los jóvenes a orar por sí mismos. Como dijo Jesús: "buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas". Mateo 6:33. Podemos enseñarles a los niños el Padre Nuestro. Mateo 6:9—13. El primer capítulo de Ciencia y Salud enseña específicamente cómo orar y por qué orar — a orar por recibir pensamientos y no cosas. Leer este capítulo titulado "La oración", y compartirlo con los padres de los niños, puede ayudar a todos ellos a orar con más eficacia por ellos mismos y por los demás.

Y, por último, ¿cómo podemos orar por las acciones de las pandillas y aquellos que ya están involucrados en ellas?

Cuando le pregunté esto a Pedro me dijo: "Oraría pidiendo que tengan el deseo de cambiar sus vidas. Que quieran algo mejor para sus familias, para sus chicos. Que puedan formar parte de una familia completa y de pensamiento espiritualizado.

Una presencia que te ayuda a sentirte amado y protegido.

La paz realmente viene de Dios. Uno tiene que sentirse en paz consigo mismo; y a veces es muy engañoso. Uno no sabe realmente lo que siente. Se necesita conocer la verdad acerca de Dios para poder examinarse a sí mismo.

La oración cambia vidas. A veces su efecto es inmediato. Otras, como en el caso de Pedro, toma varios años. Pero la gracia de Dios, la influencia divina, está siempre presente en la conciencia humana. Como la levadura en la masa, la gracia divina está leudando el pensamiento, fortaleciendo la conciencia moral y transformando la vida individual.

Cada uno de nosotros puede sentirse respetado como el hijo inteligente de Dios capaz de ser bueno y hacer el bien. El poner a Dios primero y obedecer sus mandamientos morales, ayudará a cada persona a descubrir las oportunidades que tiene para progresar. En la familia de Dios, cada persona puede crecer espiritualmente y descubrir que su verdadera naturaleza, sea hombre o mujer, proviene de nuestra obediencia a Dios.

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