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La curación metafísica

Parado en tierra santa

Del número de febrero de 2004 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Juan Carlos Lavigne está dedicado a la ayuda espiritual, es maestro y conferenciante de la Christian Science. Desde hace más de veinte años viene dando conferencias sobre la curación espiritual en español, portugués e inglés por toda América Latina, Europa y los Estados Unidos. Él y su familia viven en Olivos, un hermoso barrio de Buenos Aires, Argentina, cerca del Río de la Plata. "Uno puede ver el cielo, el amanecer, y tener jardines y flores. Es un lugar muy agradable para vivir", le dijo Juan Carlos a Jeffrey Hildner, de la revista The Christian Science Journal, quien realizó esta entrevista.

Juan Carlos, como tanta gente hoy en día, tú haces muchas cosas; tienes una familia, das conferencias alrededor del mundo, y también enseñas y das ayuda espiritual en la Christian Science. ¿Cómo haces para mantener todo en marcha?

La oración es lo que me ayuda. Me recuerdo a mí mismo que estoy en el negocio de Dios. Es cuestión de comprender una y otra vez la misma lección: que Dios es Mente. En Dios no hay confusión ni tiene una mezcla de cosas para hacer al mismo tiempo. La Mente divina funciona en completo orden, y estoy aprendiendo que cuando sigo a Dios lo máximo que puedo, las cosas salen mejor y se producen de una manera más ordenada, lógica y útil para otras personas también.

A veces me gusta expresarlo de esta manera: Una de las cosas que he aprendido es que yo soy un hijo y Dios es el Padre. Y es divertido, porque ser hijo es más fácil que ser padre. Los jóvenes simplemente esperan que sus padres hagan todo. De modo que yo necesito ser un hijo que está preparado para seguir a su Padre.

¿Cómo empezaste a dar ayuda espiritual?

Me crié en otra religión. Yo estaba muy interesado en la idea de que hubiera un Dios, me encantaba esa idea. Así que empecé a plantear preguntas difíciles. Y encontré un concepto de Dios que para mí no tenía ningún sentido. De modo que llegué a la conclusión de que Dios no existía, y por más de 20 años fui ateo.

Era muy difícil vivir de esa manera. Yo trabajaba en el campo de la publicidad y fumaba más de 40 cigarrillos al día. Odiaba fumar, pero no podía dejarlo. Hacía 11 años que estaba casado con una Científica Cristiana. Durante esos años vi cómo la salud de mis hijos era cuidada por medio de esta Ciencia, pero nunca la acepté. Tomé el camino de los tontos y nunca le di crédito a la Christian Science. No obstante, quería dejar de fumar, y no sabía qué hacer. Mi esposa me dijo: "¿Por qué no vas a ver a un practicista de la Christian Science?"

"Admiraba la sabiduría que tenía esa señora tan humilde". — Juan Carlos Lavigne

Cuando uno no sabe qué hacer, va a cualquier parte. Así que fui. Para mí fue una experiencia muy extraña, y salí de esa entrevista pensando que no entendía ni una sola palabra. Pero esa noche pensé en la parábola del hijo pródigo en la Biblia, Véase Lucas 15:11-32. y percibí brevemente que había regresado al hogar, es decir, mentalmente. Y es gracioso, porque me tomó tres días darme cuenta y decir, "¡Hace tres días que no fumo!" Antes, yo había intentado de todo, y había fallado. Pero ahora estaba libre, y nunca más volví a fumar.

¿Cuándo comenzaste a leer Ciencia y Salud?

Bueno, antes de sanar del hábito de fumar, leí el libro para probarle a mi esposa que lo que decía estaba equivocado. Después de esta experiencia, yo estaba en un nuevo nivel de entendimiento, esforzándome por comprender, pero no me resultaba fácil. Aun así, me gustaba el hecho de que el libro no me pedía que creyera. Me pedía que lo probara. Me respetaba. Partía de la premisa de que yo era un ser inteligente. No obstante, me llevó bastante tiempo estar en paz con la idea de que Dios era real. Eso fue toda una lucha.

Al principio lo que me ayudaba eran los artículos en español que se publican en El Heraldo de la Ciencia Cristiana, especialmente las historias para niños. Me encantaban porque las podía entender. Y la otra cosa que me gustaba eran los testimonios de las reuniones vespertinas de los miércoles en la iglesia. Había una señora muy humilde que no tenía mucha educación, y yo admiraba la sabiduría que mostraba. Y pensaba: "Si yo tuviera tan solo un poco de la sabiduría que tiene esa mujer, no estaría con los problemas que tengo ahora". Ése era el nivel de mi comprensión. Acostumbro decir que si yo puedo practicar la Christian Science, cualquier persona puede hacerlo.

¿Qué otros conceptos tenían sentido para ti?

La racionalidad de la Christian Science. Eso era importante para mí como ateo, tenía que conectarme con algo racional, pero espiritual. Cuando era joven y planteaba preguntas acerca de Dios, las mismas eran racionales. Así que me pareció como que volvía al comienzo, a encontrar respuestas Lo que Mary Baker Eddy dice de Dios tenía sentido. Era un Dios real, un Dios racional que no te va a tentar diciendo: "Bueno, puedes elegir entre dos cosas, una de ellas es correcta y la otra no". El Dios que descubrí en Ciencia y Salud era el Dios que yo tenía en mi conciencia cuando era joven, pero que no había podido encontrar. Dios es la Mente divina, no un hombre con barba. Y Dios no es Jesús. Dios es el poder y el Espíritu que animaba y motivaba a Jesús, y que le dio vida. Todos tenemos esos preciosos conceptos espirituales de Dios en nuestra conciencia. Es algo natural.

Era el Dios que yo tenía en mi conciencia cuando era joven.

En algún punto decidiste ayudar a los demás por medios espirituales, y te transformaste en un practicista de la Christian Science.

Así es, tomé instrucción en clase en la Christian Science, La instrucción en Clase Primaria es un curso de dos semanas sobre la ayuda espiritual impartida por un maestro de la Christian Science. y después de eso trabajé por un tiempo en publicidad en el norte de Argentina. Descubrí que había un grupo de Científicos Cristianos, y asistí a sus servicios religiosos. Las personas allí comenzaron a pedirme que orara por ellos. Luego regresé a Buenos Aires. Entonces un día tuve que tomar una decisión. Me pidieron que me hiciera cargo de una agencia de publicidad, y eso era un paso importante. Pero descubrí que los clientes principales de esa empresa eran productores de vino y licor. Entonces pensé: "Dios mío, no me voy a pasar la vida diciéndole a la gente que tome alcohol". Tenemos cuatro hijos, y los practicistas no son millonarios, no obstante, decidí dedicar todo mi tiempo a brindar ayuda espiritual. Y fue la decisión correcta.

Hoy, treinta años después de que comenzaste, ¿cuán diferentes son las cosas digamos en términos de la manera en que le respondes a quien te pide que ores por él?

Básicamente, uno aprende a depender más de Dios. No es que uno no lo sepa, sino que crece espiritualmente. Al principio dice, por ejemplo, "Dios" o "el poder de Dios", pero ¿qué quiere decir eso? Y esa comprensión más profunda de El, Su poder, la armonía, la vida, no es intelectual. Es más profunda, más clara, porque es algo que se siente en el fondo del corazón. Realmente se siente.

Para mí, hoy, la ayuda espiritual depende de dos conceptos básicos. Ante todo, el poder de Dios. La ayuda espiritual trata sobre el poder de Dios y Su presencia en la experiencia humana. Es tan simple como eso. Pero en segundo término, está la pregunta "¿Cuál es el papel del practicista?" La clave es saber que Dios me ama a mí, el practicista. Dios me creó, de manera que soy la expresión de Su amor. Cuando ora, el practicista es como una flor, que da su aroma a todos. Así que comienza cuando el practicista pregunta "¿Quién soy yo?" Y contesta "Soy la expresión del Amor divino", y luego acepta y reconoce esto en los demás.

Parece que éste fuera un discernimiento especial que te ayuda en tu obra espiritual.

Bueno, Amor es uno de los sinónimos de Dios que la mayor parte de la gente está lista para comprender y aceptar. Pero luego puede que tome tiempo comprender lo que el Amor realmente es. Y eso entraña completar el concepto de Dios a través de los otros sinónimos de Dios a los que Ciencia y Salud se refiere. Es entonces que uno descubre que Dios y la Vida son lo mismo, y que el Amor y la Vida, son el mismo Dios. Eso es también cierto de los otros sinónimos. Uno descubre que el Creador es el Principio. De manera que el Amor divino, que es la Vida, es el Principio que crea y gobierna. Entonces todos los sinónimos, entre ellos la Verdad, el Alma, la Mente, el Espíritu, se reúnen y completan tu comprensión de Dios. Y esa comprensión más completa ayuda a restablecer la armonía.

Si yo soy inocente, todos los demás también lo son.

Hablemos un poco sobre la persona que pide ayuda espiritual, ¿qué aporta al proceso de su recuperación?

Es muy simple. El que está en problemas sólo dice "Ayúdeme". Y es un buen comienzo, especialmente si se trata de alguien nuevo. Pero si ya conoce la Christian Science y todavía tiene la actitud de "Líbreme de esta carga, pero yo no voy a cambiar nada", eso es diferente. La ayuda espiritual entraña mucho más que eso. Como recordarás, Jesús preguntó: "¿Quieres ser sano?" Juan 5:6. Yo traduzco esto como: "¿Quieres cambiar? ¿Quieres ser regenerado?" No por mí, el practicista, sino por Dios. Yo nunca pregunto esto, sino que eso es lo que yo espero del paciente.

¿Tienes algún consejo sobre cómo puede la gente orar con más eficacia por los demás y por sí mismos?

Tienen que regocijarse en la verdad, y reconocer el papel que Dios cumple en esta verdad. Después de todo, Dios es Verdad. Por ejemplo, digamos que quieres orar por la inocencia, ya sea la tuya propia o la de otra persona que te ha pedido ayuda. Comienza afirmando lo que es verdad, que su ser espiritual es inocente en este mismo momento, porque son los hijos inmaculados y hermosos de Dios. Como resultado de la oración, la persona comienza a recuperar su sentido de inocencia y a vivir más inocentemente. Y continuará a partir de allí hasta que toda su vida cambie. La Verdad corrige el concepto humano de que tú o yo o cualquier persona no nos parecemos a Dios, y así comenzamos a reflejarlo en nuestras vidas. De modo que digo, regocíjate en la verdad.

Hay un Salmo que para mí es quizás la definición más breve y perfecta de la recuperación espiritual. Es el Salmo 139, y dice: "Despierto, y aún estoy contigo". Salmo 139:18. Para mí, ése es el corazón de la oración. La regeneración espiritual consiste en algo así como despertar de un sueño, una toma de conciencia de quiénes somos realmente como hijos de Dios. Es un paso en el camino señalado por Jesús para "nacer de nuevo". Véase Juan 3:7. Así que la ayuda espiritual puede comenzar con "¿Quién soy yo? Yo soy inocente, soy armonioso, soy espiritual, soy eterno. Yo no soy la causa de nada, soy el efecto de Dios". Y desde ese punto de vista, puedes incluir a otros en el mismo pensamiento. Si yo soy inocente, entonces todos los demás también lo son, todos somos inocentes. Todos estamos todavía con Dios.

¿Qué más puedes decirle a alguien que comienza a practicar la ayuda espiritual en la Christian Science, que lo pueda orientar?

La única cosa de la cual debe ocuparse es de su propia conciencia. Nada más. Simplemente tiene que cuidar de su conciencia. No olvides que Dios te ama, y es la única cosa real en tu vida. Este aroma mental se extenderá hacia lo que te rodea y producirá la transformación espiritual. Y simplemente disfruta de tu oración. Para mí, la ayuda espiritual es como un edificio de diez pisos. El que está en problemas está en la planta baja, deseando ser ayudado, y la recuperación está en el piso más alto. ¿Pero dónde está el practicista? Si su conciencia está en el décimo piso, la recuperación es instantánea.

¿Es que el ascensor del pensamiento te lleva hasta el piso más alto de la armonía espiritual?

Sí, donde ya está esperando. La realidad ya está aquí. En el reino de Dios no hay nada que sanar. Dios le está diciendo a cada individuo: "Despierta, todavía estoy contigo".

¿Hay algo más que quieras agregar sobre la ayuda espiritual?

"¿Quién soy yo?", ésa es la pregunta importante. Y si tu respuesta es correcta, estás a salvo: "Yo no soy un creador. Yo soy la creación. Yo soy el hijo (o hija) de Dios". Vuelve a eso. Entonces te sentirás libre de todas las cargas y responsabilidades, y simplemente disfrutarás de ser el hijo o la hija, o sea la luz reflejada de Dios. Y te sentirás cómodo de decir: "Papá, necesito que me ayudes". La materia no tiene nada para darnos, pero el Espíritu, Dios, nos puede dar sabiduría, como la que vi en esa humilde mujer cuando asistí por primera vez a la iglesia.

Lo único que agregaría es que yo no cambiaría mi tarea espiritual por ninguna otra cosa, porque cuando alguien a quien estás brindando ayuda espiritual te llama para decirte "Me siento bien", nada se puede comparar con eso. Es estar parado en tierra santa.

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