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Artículo de portada

El perdón trae curación

Del número de junio de 2004 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Entre 1990 y 1992, la salud de mi esposa sufrió muchos altibajos. Finalmente, en 1993 se deterioró a tal punto, que tuvimos que tomar medidas prácticas. Comenzamos a consultar con médicos y, especialmente, con un sanatorio conocido por lo acreditado de sus análisis clínicos.

Después de cinco meses de observar el caso, el doctor que atendía a mi esposa nos dijo que no había encontrado nada malo, aunque su salud seguía empeorando.

Fue entonces cuando unos amigos de la familia nos recomendaron que recurriéramos a los sanadores no convencionales de mi país, y aprovecharon la oportunidad para afirmar que el problema era provocado por la brujería. Incluso nos dijeron quiénes eran los causantes de ello. Nosotros nos sentimos muy disgustados y estábamos convencidos de que querían hacernos daño aunque nosotros no les habíamos hecho nada malo.

Al cabo de ocho meses, la condición de mi esposa continuaba empeorando, aunque habíamos consultado con muchos sanadores y, sin resultado alguno, habíamos pasado un mes y medio con un grupo carismático de oración. En un momento dado, me acordé de que un amigo en una ocasión me había hablado largamente sobre la Christian Science. Incluso me había dado un ejemplar de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, el libro de texto de la Christian Science. Yo lo había abierto tan sólo una vez y había leído las primeras tres páginas que hablan sobre la oración, pero no podía recordar nada de lo que decía.

Esa noche, la condición de mi esposa era desesperante y, al no saber a quién más recurrir, decidí acudir a Dios en busca de ayuda. Sentí como que “regresaba a la casa de mi padre”, como el hijo pródigo en la parábola de Jesús en los Evangelios. Lucas 15:11–24. Eran las siete de la noche cuando fui a la casa de una practicista de la Christian Science que me había recomendado un conocido. Ella no estaba en ese momento, pero su hija, quien también era Científica Cristiana, me atendió y estuvo de acuerdo en vernos al día siguiente. Cuando me marchaba ella me repitió que no debíamos tener temor, y que le dijera eso a mi esposa y a toda la familia. A la noche siguiente, nos recibió sosteniendo el libro Ciencia y Salud y la Biblia en sus manos, los cuales no abrió durante toda la reunión que tuvimos.

Durante 43 minutos nos habló acerca de la perfección del hombre que por siempre tuvo desde su creación; del dominio sobre todas las cosas que Dios les había dado a Sus hijos; del amor de la Deidad por Su creación; y del perdón. Al término de la reunión, mi esposa, a quien hacía dos meses yo tenía que llevar en brazos porque no podía caminar, y que había estado inconsciente al comienzo de nuestra reunión, se puso de pie y salió caminando por su propia cuenta.

Desde entonces, decidimos estudiar la Christian Science, nos hicimos miembros de un grupo de la Christian Science en nuestra comunidad, y luego miembros de La Iglesia Madre. La curación de mi esposa me convenció de que los brazos de nuestro Padre, llenos de amor y de bondad, están siempre bien abiertos, y espero que este testimonio también le dará a otras personas el valor para regresar a su Padre, quien está esperándolas lleno de alegría.

Nlend Nkott Matilde Evelyne

Deseo confirmar el relato de mi esposo. Cuando me llevó a ver a esta señora Científica Cristiana, yo estaba inconsciente. Pero recuerdo muy bien cuando ella le dijo a mi marido que era muy importante que yo perdonara a todos aquellos que, según yo creía, querían hacerme daño. El hecho es que yo estaba muy resentida contra esa gente. También recuerdo que ella habló de la historia de Moisés que se encuentra en el libro de Éxodo en la Biblia. Éxodo 4:2–8. Cuando el Eterno le preguntó a Moisés qué tenía en su mano, y Moisés contestó una vara, Dios le ordenó que la arrojara al suelo. Entonces se transformó en una serpiente, pero Moisés comprendió claramente el poder que tenía Dios sobre todas las cosas y el dominio sobre la materia que tiene el hombre como Su imagen y semejanza. Entonces pudo tomar la serpiente con sus manos y ésta se transformó nuevamente en una vara.

Mi esposo me apoyó con infatigable amor.

También recuerdo que la señora siguió diciéndonos que luego Dios le ordenó a Moisés que pusiera su mano sobre su pecho, y que cuando la sacó estaba blanca de lepra. No obstante, cuando la puso por segunda vez sobre su pecho, siempre obedeciendo las órdenes divinas, la lepra desapareció. De pronto comprendí que todo lo que los dervishes Miembro de una cofradía de monjes mendicantes musulmana. y la gente en el hospital me habían dicho, y todos los problemas que esta enfermedad parecía causarme, eran tan solo ilusiones que Dios nunca había creado, y yo acepté esto en lo más profundo de mi ser. También comprendí que el hombre no podía en realidad crearle un problema a otra persona, y que mi curación dependía del perdón. Allí mismo perdoné a esa gente. De inmediato, sentí cómo todo el peso de la enfermedad desaparecía de mi cuerpo, y sané.

Cuando llegué a la casa de esta señora estaba inconsciente, y ese mismo día, después de esa corta reunión, caminé hasta mi casa sin ayuda alguna. Quiero aclarar que yo había llegado al punto en que me resultaba imposible caminar, comer o vestirme sola. Mi esposo, quien con infatigable amor me ayudaba todo el tiempo, nunca dejó de hacer frente a esta pesada tarea.

La Christian Science se ha transformado en una perla en mi vida y agradezco a todos aquellos que trabajan para llevar adelante esta labor.

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