Puedo verla hoy tal como la vi hace varios años en aquel pasillo del supermercado — la pequeña intérprete — una menuda y dulce chiquilla de unos ocho, o quizás nueve años de edad, estirándose para poder leer las etiquetas de las latas de comida que había en los estantes, y traducírselas luego con mucha paciencia y afecto a su abuela, quien obviamente no sabía inglés.
¿Qué hace que los niños aprendan un nuevo idioma más rápido que un adulto? ¿De dónde proviene tamaña libertad? Tal vez sea el entusiasmo que tiene el niño por aprender algo nuevo, o la libertad de no preocuparse por lo que puedan decir los demás. Sí, todo esto tiene algo que ver, así como el estar libre de toda timidez, y el deseo de transmitir las ideas que ama. Y todas éstas son cualidades de pensamiento que están tan al alcance de los adultos como de los niños.
La Biblia es un tesoro de ideas y ejemplos que nos ayudan en nuestra comunicación con los demás y en todos los aspectos de nuestra vida. Hay una oración en los Salmos que me ha ayudado muchas veces a aflojar mi lengua para hablar inglés y otros idiomas. Dice lo siguiente: “Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, Oh Jehová, roca mía y redentor mío”. Salmo 19:14.
Las enseñanzas de Jesús me han ayudado a reclamar para mí las cualidades de alegría y naturalidad que tiene un niño al comunicarse; especialmente su confianza en una inteligencia superior, reconociendo que Dios, o la Mente divina, es la fuente de todas nuestras aptitudes, incluso la de comunicarnos libremente.
“Yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar”, Éxodo 4:12. fue la promesa que Dios le hizo a Moisés cuando lo envió a sacar al pueblo de Israel fuera de Egipto. Y la certeza que Dios le dio a Jeremías cuando lo llamó para que fuera “profeta a las naciones”, al decir: “He aquí he puesto mis palabras en tu boca”. Jeremías 1:5 y 9.
Me encanta lo ocurrido el Día de Pentecostés cuando los seguidores de Jesús hablaron “según el Espíritu les daba que hablasen”, y la multitud y cada uno de los “varones piadosos de todas las naciones bajo el cielo”, los escuchó hablar en su propia lengua. Véase Hechos 2:1–11
Ciencia y Salud revela la Ciencia divina demostrada en las enseñanzas y curaciones de Jesús, curaciones que se encuentran en todas las Escrituras. La autora escribe: “La elocuencia repite el eco de los acentos de la Verdad y el Amor. Eso se debe más bien a la inspiración que a la erudición”.Ciencia y Salud, pág. 88.
Aprender el idioma del país donde uno ha ido a vivir es importante para sentirse como en su casa en el nuevo ambiente. Recuerdo lo triste que se sentía un amigo mío cuando me contaba cuánto deseaba poder ayudar a su hijo de nueve años con sus tareas de la escuela, pero no podía porque su inglés no era lo suficientemente bueno. Le mostré una idea en Ciencia y Salud que a menudo me había ayudado: “La devoción del pensamiento a un objetivo honrado hace posible alcanzarlo”. ibíd, pág. 199.
Pero meses después, época en que se celebraba el Día de Acción de Gracias, escuché lo alegre que se sentía este señor cuando triunfalmente comentó: “Aprendí todo sobre los peregrinos y el Día de Acción de Gracias leyendo las tareas para el hogar de mi hijo”. ¿No será que el deseo de ayudar a su hijo despertó su capacidad para aprender? ¡Estoy convencida de que fue así!
Sé por experiencia propia todo lo que uno tiene que aprender o aceptar cuando se muda a un nuevo país — yo lo hice tres veces en mi vida. El hecho de no saber el idioma del lugar donde uno vive parece multiplicar las dificultades.
El Censo de los Estados Unidos del año 2000 reconoció este problema y agregó una nueva categoría al clasificar a ciertos hogares como “Hogares aislados por el idioma”. Se trata de hogares donde nadie mayor de 14 años habla inglés.
Hay miles de “Hogares aislados por el idioma”. De las 96.055 personas de habla hispana que hay en mi condado en Virginia, más de la mitad, es decir, 51.250, viven en esos hogares. El término mismo, “Hogares aislados por el idioma”, me oprime el corazón. Qué triste llegar a un país en busca de una nueva vida y encontrarse tanto uno como su querida familia aislados por las barreras del idioma. Pero esas barreras se pueden eliminar.
Qué injusto parece ser que el idioma aisle a las personas entre sí, cuando es justamente el medio de comunicación que une a la gente. Sin embargo, el idioma puede aprenderse y la comunicación expandirse para sacar a las personas y a los hogares del aislamiento, y permitir que disfruten totalmente de su derecho a comunicar ideas, afectuosa e inteligentemente, que todos puedan comprender. Nunca es demasiado tarde para abrir el pensamiento, para ampliar nuestros horizontes, para aprender algo nuevo.
“Aislados por el idioma”.
Mi madre se encontró en esa misma situación cuando, recién casada, se mudó desde Argentina a Ginebra, Suiza, donde el francés era el idioma oficial. Ella hablaba español y alemán, pero nada de francés. Nunca dijo que esos primeros años en Ginebra se había sentido aislada. Me enteré de esto hace poco cuando mi hermana y yo encontramos algo que escribió en un pequeño diario. El escrito también muestra que algo muy especial comenzó a ocurrir después de esos años. Sus relatos comenzaron a expresar alegría, la expectativa de bien; se sentía apreciada y amada; ya no estaba aislada.
Son cualidades que están tan al alcance de los adultos como de los niños.
Lo que ocurrió es que alguien le dio a la joven pareja un ejemplar de Ciencia y Salud en alemán. Recién veinte años después este libro iba a estar disponible en español. A medida que lo estudiaban, las verdades espirituales les fueron abriendo el pensamiento para ver el cuidado amoroso que Dios les brindaba con infinitas posibilidades. Nuestra madre encontró su voz no sólo en francés, sino también en inglés. Ella sintió la necesidad de estudiar Ciencia y Salud en el idioma original. Y así tambien encontró el trabajo de su vida. Le pidieron que entrara a trabajar en una organización internacional para el bienestar de los niños. Como parte de su labor, daba charlas en español, francés e inglés para recaudar fondos. Ella realmente comprendió y puso en práctica la idea de que la elocuencia tiene su fuente en Dios.
“Aislados por el idioma”. No puedo dejar de pensar en esto.
Yo sé que cuando algo continúa llamando a mi corazón con tanta insistencia es porque necesito abrir la puerta y responder. Entonces respondo con la oración. Para mí esto significa razonar espiritualmente. Cuando comenzamos con Dios, el Espíritu, la Mente divina, la fuente de toda inteligencia y aptitud para expresar los pensamientos de cada uno, Dios, que es Amor divino, responde con su tierno mensaje a toda necesidad humana. Oro teniendo como base la totalidad de Dios y nuestra unidad con Él, donde cada uno es sostenido por siempre en brazos del Amor, y nadie se encuentra aislado o abandonado. En la infinitud del Amor, no puede haber hogar ni individuo que no pueda sentir el tierno cuidado de Dios y escuchar Su amoroso mensaje, y entenderlo.
Pero ¿qué idioma habla Dios? El lenguaje del Creador es el idioma de la Verdad y el Amor. Él comunica ideas verdaderas, pensamientos bondadosos, y nosotros recibimos estas ideas, cualquiera sea el idioma que hablemos. La comunicación está siempre presente y todos tenemos el sentido espiritual para comprender a Dios y Sus mensajes. Dios nos ama a cada uno de nosotros y nos habla individulamente “como habla cualquiera a su compañero”. Éxodo 33:11.
Dejemos, entonces, que las barreras del idioma se derrumben. Y recordemos siempre: “Cuando habla el corazón, por sencillas que sean las palabras, su lenguaje es siempre aceptable para quienes tienen corazón”.Escritos Misceláneos, pág. 262.