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El Pasado y El Futuro de la Iglesia que fundó Mary Baker Eddy

Todos los documentos históricos mencionados en este artículo pueden verse y leerse en la Biblioteca Mary Baker Eddy para el Adelanto de la Humanidad.

Un curso sobre la curación metafísica

Todos los que deseen aprender a sanar por medios espirituales pueden recibir instrucción profesional. Parte III

Del número de junio de 2004 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


“...comprensión espiritual... amor desinteresado”.Ciencia y Salud, pág. 1.

Harlem, Nueva York, 2004

“Antes de tomar este curso, yo ya era sanadora, aunque no de la Christian Science”, afirma Marjorie Moore, ex conductora de un programa radial de la ciudad de Nueva York. “Antes de conocer la Christian Science siempre estuve vinculada con alguna clase de práctica sanadora. La gente me conocía como sanadora espiritual. Sin embargo, yo sentía que mi trabajo de curación no tenía una dirección concreta.

“Un día leí en la autobiografía de Mary Baker Eddy, Retrospección e Introspección, un pasaje que me impactó. Dice lo siguiente: ‘La mejor clase espiritual del método de acuerdo con el Cristo para elevar el pensamiento humano e impartir la Verdad divina, es poder estacionario, quietud y fuerza; y cuando hacemos nuestro este ideal espiritual, viene a ser el modelo para la acción humana’".Retrospección e Introspección, pág. 93.

Moore agrega: “Llegó un punto en el que pude ver que lo que la gente requería de mí era esa profundidad, ese 'poder estacionario, quietud’, es decir, un sentido de paz y armonía. Ésas son las cualidades sanadoras. Tomé la clase para purificarme, elevarme y encontrar ese ’modelo para la acción humana’”. Ahora Moore tiene la intención de anunciarse como practicista de la Christian Science.

Tomé la clase para purificarme, elevarme...

Littleton, New Hampshire, 1884

Un día de otoño en la región norte de New Hampshire, Walter y Ada Watson caminaban hacia la casa de Mary Tarbell. Walter era pintor de casas y uno de los nueve hijos de un matrimonio de buenos y fieles padres unitarios. Unas doce personas estaban reunidas en la casa de los Tarbell para aprender de Julia Bartlett cómo sanar a otras personas mediante la oración.

La mayoría de los presentes ya habían sido sanados a través de las oraciones de Bartlett, quien fue uno de los primeros maestros de la Christian Science que recibió instrucción de la Presidenta del Colegio Metafísico de Massachusetts, Mary Baker Eddy. Un día durante el curso de Littleton, de camino a su casa, Walter pasó a ver a su madre, quien lo llamó y le dijo que esperaba que no estuviera gastando su dinero en “cosas” tales como la curación metafísica. “Ella nunca supo que yo había hipotecado mi pequeña casa para obtener el dinero necesario para pagar la matrícula de cincuenta dólares de mi esposa y mía. Nunca me arrepentí de haber tomado esa decisión”. Reminiscencias de Walter W. Watson, Colección Mary Baker Eddy, Biblioteca Mary Baker Eddy para el Adelanto de la Humanidad.

Marjorie Moore y Walter Watson son apenas dos de los beneficiarios del sistema educativo espiritual de la Christian Science.

En el capítulo inicial de su libro de texto, Ciencia y Salud, la Sra. Eddy se refirió al poder de la oración y el tratamiento científico para sanar, como la esencia de la instrucción: “La oración que reforma al pecador y sana al enfermo es una fe absoluta en que todas las cosas son posibles para Dios — una comprensión espiritual de Él, un amor desinteresado".Ciencia y Salud, pág. 1. Fue sobre esta base doble — comprensión espiritual de Dios y amor desinteresado de parte del sanador — que ella sanaba y enseñaba a otros a sanar.

El concepto que la Sra. Eddy tenía para la formación eficaz y sistemática de sanadores, se desarrolló a lo largo de casi dos décadas. Lo que comenzó en 1870 en forma de clases particulares, se cristalizó diez años más tarde en el Colegio Metafísico de Massachusetts, que fue registrado oficialmente en Boston en 1881. La Sra. Eddy enseñó apenas seis clases antes de disolver temporalmente el Colegio en 1889. Que una mujer de fines del siglo XIX fundara un colegio era tan inusual como que predicara desde el púlpito, como hizo la Sra. Eddy en Boston, Chicago y otras ciudades de Estados Unidos. En 1898 ella estableció dentro de su colegio la Junta de Educación, que durante los últimos 106 años ha supervisado la instrucción de sanadores y maestros de la curación.

La Sra. Eddy ideó un sistema educativo que revelaría la naturaleza espiritual de Dios y de cada uno de Sus hijos e hijas, mostrando su relación con Él en la Ciencia del Ser, que alimenta a los hambrientos, sana a los enfermos y trae desarrollo espiritual a todos. Sin embargo, el camino a recorrer no fue en línea recta, ni faltaron los obstáculos al buscar la forma de poner las ideas en práctica. Durante toda su vida ella se consideró a sí misma una investigadora sincera. Estaba dispuesta a cambiar su curso y dejar que la sabiduría y la inspiración dieran nueva forma a su sistema educativo, hasta lograr establecer un sistema perdurable.

El contenido del curso está en Ciencia y Salud

Si bien la institución evolucionó, el contenido básico del curso permaneció invariable. Lo que M. B. Eddy llamó “Instrucción en Clase Primaria” (para diferenciarlo del curso de instrucción que ella estableció para formar maestros de la Christian Science, que denominó “Clase Normal”), se encuentra en Ciencia y Salud. Se compone de 24 preguntas, que aparecen en el capítulo “Recapitulación”, el cual tiene 33 páginas. Véase ibíd págs. 465-497.

Ruth Elizabeth (“Betty”) Jenks, maestra de la ciudad de Chicago y Presidenta de la Junta de Educación, dependencia que auspicia la Clase Normal, define la Instrucción en Clase Primaria como “un curso de 12 sesiones, que generalmente no duran más de 4 horas cada una”. Jenks explica que “de esta forma el estudiante tiene tiempo más que suficiente para estudiar cada lección durante el resto del día y la noche”. Si bien el capítulo “Recapitulación” es el único libro de texto del curso, Jenks señala que éste es a la vez fundamento y trampolín, que da estructura y espontaneidad a la dinámica de la clase. “Cada maestro enseña a partir de su propia experiencia, inspiración y demostraciones de la práctica sanadora”, dice Jenks.

“Recapitulación” apareció por primera vez en la tercera edición de Ciencia y Salud, en 1881. Mary Baker Eddy escribió al comienzo del capítulo: “Este capítulo es de la primera edición del libro de clase de la autora, cuyo título de propiedad literaria se obtuvo en 1870. Después de mucho trabajo y gracias a una acrecentada comprensión espiritual, revisó dicho tratado para esta obra en 1875. Sus declaraciones están compenetradas de Ciencia Cristiana absoluta para elucidar la metafísica científica”. ibíd pág. 465.

Preguntas perspicaces, una guía apacible

Através de preguntas y respuestas, la Sra. Eddy estableció su Clase Primaria sobre una base pedagógica sólida, comprobada y veraz. “Para los antiguos griegos, la educación era un despertar”, explica Jenks. “Sócrates y Platón consideraban que la enseñanza anima a los estudiantes a reconocer algo innato, ingénito. La educación les recuerda algo que ya saben”. En otras palabras, lo que aprendemos acerca de las realidades de la existencia — la Verdad misma — debiera parecernos, por citar al poeta John Keats, “casi un recuerdo”. Keats “A John Taylor”, 27 de febrero de 1818.

M. B. Eddy comenzó su propia enseñanza con las preguntas fundamentales de su tiempo y de todos los tiempos: “¿Qué es Dios?” “¿Qué es el hombre”? “¿Qué es la inteligencia?” “¿Piensa el cerebro...?” “¿Qué es la sustancia?” “¿Quiere usted explicar lo que es la enfermedad y mostrar cómo debe uno sanarla?” “¿Cuál es la declaración científica del ser?”

El objetivo de dichas preguntas era despertar en el estudiante el conocimiento de su bondad, espiritualidad y capacidad para sanar, inherentes a su ser real. Para que un estudiante pudiera culminar el curso en condiciones de sanar, tenía que desarrollar en primer lugar una comprensión espiritual de Dios, un reconocimiento de que Dios es el único y absoluto sanador. Por esa razón, durante el curso ella a menudo volvía a la pregunta básica (enunciada de distintas formas): “¿Qué es Dios para usted?” “¿Es Dios todo para usted” “¿Qué es Dios para usted como Principio?” “¿Qué es el Amor como Dios?”

“Al igual que Jesús y Sócrates, Mary B. Eddy enseñaba planteando preguntas perspicaces y guiando apaciblemente”, dice Betty. “Ahora bien, eso es lo que realizamos en la Instrucción en Clase Primaria: hacemos preguntas perspicaces y guiamos apaciblemente. Las respuestas ya están dentro de los estudiantes mismos”.

El propósito es formar sanadores

Una cosa es saber que Dios es Mente, Espíritu, Alma, Principio, Vida, Verdad, Amor, infinitos, y otra percibir el pleno significado de esos términos y poner en práctica ese entendimiento.

“Sin duda”, dice Tom Black, maestro de Michigan, E.U.A., “la Instrucción en Clase en la Christian Science tiene el propósito de formar sanadores, no estudiar abstracciones o hacer nuestra vida personal más cómoda”.

Implícito en la respuesta a la quinta pregunta de “Recapitulación” — “¿Cuáles son las exigencias de la Ciencia del Alma?” (pág. 467)— está el llamado a comprender mejor a Dios, y a obedecer el mandamiento de Jesús: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Mateo 22:39.

“Cristo Jesús es el modelo para cualquier sanador o maestro de curación”, afirma Black. “La absoluta abnegación y amor desinteresado de Jesús, expresados en su parábola del Buen Samaritano, establecen la norma a seguir, de modo que cuando nos encontremos con alguien que necesita ayuda, podamos responder a ella”.

Lo que importa es que la persona tenga buenos sentimientos y móviles” — Suzanne Cowin

Refiriéndose a este tema, Jean Hebenstreit, maestra de Kansas City, Missouri, menciona una sola línea de Ciencia y Salud: “Jesús no era egoísta”, él era altruista.Ciencia y Salud, pág. 51. “Esa oración resume el espíritu de la Instrucción en Clase en la Christian Science. Es una oportunidad para espiritualizar la conciencia, explorar nuestra propia inseparabilidad de Dios, nuestro gozo y dominio innatos”. Pero en última instancia, concluye Hebenstreit, “no es tanto lo que la clase puede hacer por nosotros, sino lo que puede hacer para ayudarnos a ayudar a otros”.

Fujiko Signs, maestra de Japón que acaba de tomar la Clase Normal, lo expresa así: “Sería realmente egoísta utilizar lo que aprendemos en esta clase para nuestro propio beneficio. Debemos emplearlo en favor de otros, con el espíritu del Buen Samaritano”. Signs se refiere a una declaración de una carta de la Sra. Eddy: “...nunca podrá usted ser un Científico Cristiano práctico sin sanar al enfermo y al pecador además de a usted mismo. Es demasiado egoísta trabajar para nosotros mismos y no para los otros también. Dios no bendice esa actitud”. L01953, Carta de MBE a Ebenezer J. Foster Eddy, 17 de junio de 1895.

Abierto a todos

Si el amor desinteresado es el requisito para culminar exitosamente el curso y comenzar la práctica sanadora, ¿cuáles son los prerrequisitos para tomar el curso? Mary Baker Eddy los definió en el Manual de La Iglesia Madre. Son tan sólo dos: “...buenos antecedentes y... una inclinación promisoria por la Ciencia Cristiana”.Manual, Art. XXVI, Sección 2.

En la época de la Sra. Eddy, la mayoría de las personas que tomaban parte del curso eran nuevos lectores de Ciencia y Salud. Algunas de ellas ya habían desarrollado una práctica sanadora mediante la oración a través del estudio del libro. Otras, sin embargo, ni siquiera lo habían leído, pero estaban dispuestas a aprender y tenían motivos humanitarios para recibir instrucción sobre la curación espiritual, y eso era suficiente para convencer a Mary Baker Eddy de que estaban listas.

Suzanne Cowin, maestra de la Christian Science en Florida, se sorprendió al conocer el sencillo formulario de admisión que la Sra. Eddy usaba, y ella misma utiliza uno similar hoy en día. Cowin evalúa los “buenos antecedentes e inclinación promisoria” de los aspirantes principalmente por su corazón. “Lo que importa es que la persona tenga buenos sentimientos y móviles”, dice.

Barbara Vining, maestra de Ohio, coincide: “Para aprender a conocer a Dios se necesitan una actitud abierta, la disposición de cambiar la forma de pensar y el anhelo de alcanzar una libertad que antes no se creía posible”.

La Sra. Eddy enseñó a personas de todas las clases sociales y diversas creencias religiosas. Algunas de las ocupaciones de los aspirantes a su clase de 1887 eran: maestro, esposa y madre, ama de llaves, mercader, contratista de máquinas-herramientas, tenedor de libros, estenógrafo, redactor, farmacéutico, banquero, abogado, vendedor, modista, sanador.

Entre los aspirantes de ese año había bautistas, miembros de la Iglesia de Cristo, la Iglesia de Inglaterra, la Iglesia Congregacional, episcopales, metodistas, presbiterianos, unitarios y universalistas.

Entre 1884 y 1889, cuando M. B. Eddy dictó su última Clase Primaria, asistieron más de 15 clérigos y varios médicos. Ella a menudo enseñaba gratis a ministros religiosos y a médicos, en parte para que se familiarizaran con el método sanador de la Christian Science, con la esperanza de que superaran los prejuicios y los conceptos equivocados al escuchar “la verdad” de primera mano.

“No es necesario ser Científico Cristiano para tomar parte en este curso”, dice Karl (Sandy) Sandberg, maestro de Massachusetts. “No se trata de una denominación religiosa en particular, sino de aprender una ciencia, la Ciencia del Cristianismo”. Sandy tuvo en su clase a una enfermera en obstetricia que aún trabaja en un hospital. “Ella no quería cambiar de profesión, sino utilizar la Ciencia para practicar la obstetricia. Ahora el personal del hospital solicita sus servicios en los casos más difíciles”.

Se trata de un riguroso programa profesional.

Conocimientos llevados a la práctica

Mary Baker Eddy esperaba que sus estudiantes sanaran a otros y lo hicieran de inmediato. Dijo que ella podía enseñar a sanar a cualquier persona que fuera honesta. Reminiscencias de Harriet Betts, Colección MBE.

A menudo les pedía a sus estudiantes que sanaran a alguien antes de la siguiente clase. Janette Weller narró lo siguiente: “Creo que fue al final de la octava o novena lección que la Sra. Eddy nos dijo: ‘Ahora bien, todos ustedes conocen a alguien que está enfermo. Quiero que sanen un caso de enfermedad antes de la próxima lección, que será pasado mañana’.

“La amiga con la que yo me estaba quedando se había quejado frecuentemente de un malestar”, continúa Weller, “y yo me dije: ‘Ése es mi caso’. ...Fui a mi habitación y de inmediato me di cuenta de que la Sra. Eddy nos había enseñado ocho lecciones y todavía no nos había dicho cómo sanar a los enfermos; ni siquiera había hablado sobre la enfermedad. ¿Cómo iba a resolver ese dilema? Entonces comencé a recordar lo que ella había dicho durante esas ocho lecciones y me di cuenta de que se había referido a Dios y a Su imagen y Semejanza, el hombre, y que no había enfermedad en ninguno de ellos. Mi paciente respondió rápidamente a esa comprensión y se sanó”. Reminiscencias de Janette Weller, Colección MBE.

Práctica posterior

Si bien Mary Baker Eddy pedía con vehemencia a sus estudiantes que comenzaran a sanar a otras personas sin demora, ella no esperaba que pudieran aprender todo sobre la curación en apenas 12 lecciones. Ése es tan sólo el primer paso de un riguroso programa profesional. El curso intensivo incluye trabajo oral y escrito con un maestro titulado en el Colegio Metafísico de Massachusetts, pero la instrucción y el desarrollo no culminan con la última clase. Posteriormente, y como parte de su práctica sanadora, el alumno ingresa en un período de entrenamiento o pasantía; mientras tanto, el maestro procura promover el progreso de cada alumno (véase Manual de La Iglesia Madre, Artículo XXVI, Sección 2, líneas 13-25). El maestro supervisa la práctica del estudiante durante tres años, que es uno de los requisitos para que éste pueda tomar la Clase Normal (que prepara sanadores experimentados de la Christian Science para convertirse en maestros de esta Ciencia). El maestro actúa como instructor y mentor y se mantiene en constante comunicación con sus estudiantes en formas muy valiosas. Las asociaciones de alumnos, por ejemplo, son reuniones anuales de un día de duración que tienen un propósito similar al de los seminarios de educación continua de otras profesiones.

Compromiso necesario para satisfacer la demanda

Hoy en día, más de 100 años después, millones de personas sufren de enfermedades físicas y mentales, y desean sanarse. Anhelan recibir más que alivio temporario — algo más profundo, confiable y permanente; algo que abra su pensamiento a un concepto de la vida totalmente nuevo. “Quienes han recibido Instrucción en Clase Primaria están preparados para comenzar a responder a esa demanda y tienen la obligación de hacerlo”, dice Tom Black.

“Piensen en eso, hagan las cuentas”, dice Black, quien recientemente enseñó a alumnos de una Clase Normal. “Hay como máximo 30 nuevos maestros cada 3 años y los maestros no tienen más de 30 estudiantes por año. Matemáticamente, ¿cómo podemos llegar a las millones de personas que Mary Baker Eddy esperaba se beneficiarían con su sistema de curación? Es evidente que Ciencia y Salud debe ser la principal vía para llegar a lo que la Sra. Eddy llamó ‘millones de mentes sin perjuicios’.Ciencia y Salud, pág. 570. Por esa razón la Instrucción en Clase no puede ser un proyecto egoísta”.

Black sostiene que la clase debería comprometernos y darnos valor. “No deberíamos decir tan sólo que puedo sanar, sino que deseo sanar, y nada me impedirá hacerlo. Dios abrirá el camino, pues Su amor se expresa a través de mí”.

El curso es una invitación para cualquier persona que desee aprender a sanar espiritualmente. “El curso presenta un punto de vista completamente nuevo desde el cual razonar”, dice Betty Jenks. “Se parte de una premisa nueva, y al hacerlo se descubre la libertad y la confianza en la oración”.

LA INSTRUCCIÓN

Fujiko Signs, maestra de Tokio, Japón, recuerda que, después de haber leído Ciencia y Salud y de haber tenido varias curaciones, se preguntó: “¿Hay alguna forma de aprender más sobre la Christian Science?” En 1994, seis meses después de su primer encuentro con la Christian Science, solicitó tomar Instrucción en Clase. Inmediatamente después de la clase comenzó a sanar a otros y en el año 2000 se registró como practicista. Signs dice que se sintió conmovida por el sacrificio que la gente hacía para tomar clase en la época de la Sra. Eddy. Cien dólares era mucho dinero en aquel entonces. La gente pedía dinero prestado para tomar la clase y sacrificaba todo por ella. En mi caso, sentí que no había asumido totalmente ese compromiso, como ellos; por eso decidí disciplinar mi vida y asumir mi responsabilidad.

Signs dice que si esperamos hasta creer que estamos listos para tomar Instrucción en Clase, o para utilizar lo que aprendimos en la clase para sanar a otros, quizás jamás nos decidamos a hacerlo. “Yo necesitaba ponerme una meta para evaluar mi progreso y comprender mejor mi individualidad. Me preguntaba una y otra vez: ¿Cuál es el próximo paso? ¿Qué más puedo hacer? Después de todo, Ciencia y Salud y la Instrucción en Clase nos enseñan a compartir lo que aprendemos respecto a la curación y a no guardarlo para nosotros mismos.

“Comprométase con la causa de la curación”, dice Signs, “y jamás tendrá temor o estará preocupado por lo que pueda ocurrir, desde un punto de vista financiero o de cualquier otra índole. El bien es el único resultado posible de esta decisión”.

Violet Graham, de Upland, California, no tomó Instrucción en Clase con la intención de cambiar de carrera. “Simplemente quería aprender a sanar”, rememora. Violet, actualmente practicista registrada, era enfermera antes de tomar clase. “Estaba en un estado mental diferente al actual”, afirma. Para soportar las tensiones laborales, se había hecho adicta a las anfetaminas, a las píldoras para dormir, al alcohol y a los cigarrillos; además, no tenía religión. “No confiaba en nada excepto en mí misma, y me parecía insuficiente”. Por esa razón abandonó la enfermería y comenzó a leer Ciencia y Salud. Esa decisión cambió su vida. Su amor por los demás la había llevado a ser enfermera. Leyendo Ciencia y Salud se dio cuenta de que el amor es la base del método científico y confiable de sanar a la gente, que el libro presenta. Culminó el curso intensivo con el deseo de practicar lo que había aprendido. ¿Qué fue lo más importante que aprendió? Que quien sana es el Cristo, la presencia y mensaje de Dios para la humanidad y “el Cristo está siempre presente”. Inmediatamente después de culminar el curso, Violet comenzó a recibir llamadas de personas que le pedían ayuda. La primera fue la madre de una niña de ocho años, a quien los médicos de tres hospitales distintos le habían diagnosticado leucemia. A los cuatro meses la niña estaba sana, y a los seis meses se fue a un campamento de verano.

La práctica sanadora de Violet progresó de tal manera que llegó al punto en que decidió dedicarse por completo a ella. Seis años después se registró como practicista en el Journal. “Las lecciones del curso”, dice Violet, “nos enseñan a elevarnos, a descubrir nuestra semejanza con Dios y luego vivir este hecho — comprendiendo que nuestro prójimo también es semejante al Creador — para así sanar al mundo. Si realmente amamos a las demás personas como a nosotros mismos, naturalmente desearemos dedicar nuestra vida a sanarlas”. Violet no guardó su práctica para sí misma.

Ursula Klauss, de Berlín, Alemania, se interesó en la Christian Science hace cinco años, cuando un amigo le regaló Ciencia y Salud. Ella lo leyó, pero al comienzo le resultó difícil comprenderlo pues “me enfrentó con temas en los que no había pensado”. Solicitó tomar Instrucción en Clase con un maestro “con la esperanza de poder entender más el libro”. A ella también le interesaba la vida de Mary Baker Eddy, especialmente “su amor por la Biblia y la humanidad”. Las enseñanzas de su maestro “fueron muy claras; me abrieron un nuevo mundo. Comprendí que la Christian Science es mi vida. Si bien la conocí hace apenas 5 años, siento que siempre la he vivido. Me hace sentir libre. Fue muy importante para mí tomar este curso de instrucción, pues de otra forma no tendría la comprensión que tengo sobre la Christian Science y no sentiría esta libertad. Ahora siento que Ciencia y Salud le habla a mi corazón”.

UN SISTEMA EDUCATIVO PARA LA CURACIÓN ESPIRITUAL

Mary Baker Eddy puso el componente educativo espiritual de la Christian Science bajo la dirección de la Junta de Educación, establecida en 1898, dentro del Colegio Metafísico de Massachusetts. Su sistema educativo incluye lo siguiente:

Clase Primaria: Consta de 12 lecciones, tras las cuales el estudiante puede registrarse como sanador profesional. Un practicista debe tener por lo menos tres años de experiencia como sanador antes de estar en condiciones de presentar una solicitud para tomar la Clase Normal para ser maestro de la Christian Science.

Asociación de Alumnos: Reunión anual de los estudiantes de un maestro de la Christian Science, de un día de duración. Cumple un propósito similar al de los seminarios de postgrado de otros profesionales. Es una sesión práctica continua o seminario de postgrado sobre curación. En el camino del desarrollo individual como sanador, el maestro actúa como abogado, instructor y mentor espiritual del alumno, y supervisa su período de práctica.

Clase Normal: Período de clases que tiene lugar cada tres años, con el propósito de evaluar y certificar sanadores de la Christian Science para que cumplan la tarea adicional de enseñar a sanar a otras personas. Los maestros certificados reciben un título del Colegio Metafísico de Massachusetts. Hace un siglo, “clase normal”, era el término utilizado para las instituciones educativas que formaban maestros de escuela. “Una cosa es saber cómo sanar espiritualmente”, señala el reciente maestro de Clase Normal, Tom Black. “Otra cosa — similar pero diferente — es saber cómo enseñar a otros a hacerlo”.

EL COSTO DE APRENDER A SANAR

Mary Baker Eddy tenía un elevado concepto de su sistema de curación e instrucción y esperaba que sus estudiantes ganaran dinero con lo que aprendían. Para ella era un hecho que la demanda pública de un sistema de curación eficaz, al alcance del bolsillo, con una base espiritual, provisto por sanadores espirituales, crecería constantemente. A sus primeros estudiantes les cobraba matrícula y un pequeño porcentaje de su práctica posterior a la clase. Después eliminó ese porcentaje y comenzó a cobrar habitualmente 300 dólares por clase. Enseñaba en forma gratuita a muchos estudiantes y reducía el precio a quienes no podían pagar la totalidad del costo del curso.

En 1910, estableció el costo de la clase de instrucción en 100 dólares, disposición que sigue vigente. Es interesante advertir que durante la carrera de Mary Baker Eddy como maestra de la curación, no existía la inflación a la que estamos acostumbrados hoy en día. Debido a una severa declinación de la economía, el costo de los bienes y servicios en Estados Unidos se redujo significativamente entre 1870 y 1898, cuando ella dejó de enseñar. Los servicios que en 1870 tenían un valor de US$ 100, costaban apenas US$ 62,57 en 1898.

Tras varias décadas de inflación en el siglo XX, aquellos US$ 100 tienen hoy un valor completamente diferente. Lo que en 1910 costaba US$ 100 hoy costaría casi US$ 2.000. Por esa razón, muchos estudiantes que toman instrucción en clase hoy en día abonan más de US$ 100, en gratitud por el verdadero valor de lo que han aprendido, por la forma en que sus vidas son transformadas y por la posibilidad de bendecir a otros.

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