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Transformó mi vida

Del número de junio de 2004 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En 1994, aunque acababa de terminar mi doctorado en química analítica y tenía un buen trabajo, no era feliz. Me sentía fatigado, estaba deprimido y no quería hablar con nadie. También sufría de tos crónica y estaba perdiendo peso, y tenía miedo a morir.

No quería buscar ayuda médica porque conocía personas que se habían hecho adictas a los medicamentos. Utilicé hierbas medicinales, pero no mejoré.

Recordé que, cuando era niño, mi abuela me decía constantemente que Dios era omnipotente. Escéptico, pero con cierta esperanza, pensé que si Dios existía, ciertamente me conocería y me podría ayudar, aunque yo no lo conociera a Él; y Le pedí que me ayudara.

“Pensé: Si Dios existe tal vez me pueda ayudar”.

No mucho tiempo después, un amigo me visitó para mostrarme su carro nuevo, e hice el esfuerzo de salir a la calle para verlo. Inmediatamente noté un grueso libro que estaba en el interior; su título: Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras. El mismo me llamó la atención porque se relacionaba con mi profesión (ciencia) y con mi necesidad (salud).

Mi amigo me dijo que el libro describía cómo se producía la curación espiritual, y que lo podía comprar en una iglesia. Sentí un profundo deseo de visitar la iglesia y de leer el libro; así que, el siguiente domingo asistí al servicio religioso y compré Ciencia y Salud.

Me impresionaron mucho estas frases del Prefacio: “Ha llegado la hora de los pensadores. La Verdad, independiente de doctrinas y sistemas consagrados por el tiempo, llama a las puertas de la humanidad” (pág. vii). Noté que la autora del libro, Mary Baker Eddy, tomaba en cuenta a los pensadores y no subestimaba a sus lectores. Ella debió de haber tenido algo importante que comunicar. Esto me dio confianza.

Lo que leí me llevó a una nueva manera de comprender a Dios y mi relación con Él. También me reveló el significado espiritual de lo poco que había leído de la Biblia, despertando en mí un deseo de estudiarla más profundamente.

Pronto sané de la tos, y la depresión también empezó a desaparecer cuando comprendí que nuestro Padre-Madre Dios me amaba. Aun antes de que terminara de leer el libro por primera vez, empecé a aumentar de peso.

Mi vida se transformó cuando empecé a estudiar Ciencia y Salud. Mi adicción a las bebidas alcohólicas y a las hierbas medicinales, simplemente desapareció. También se solucionaron los problemas de relaciones personales que habían sido motivo de preocupación. He tenido muchas otras bendiciones y curaciones, al igual que mis parientes; algunos de ellos ahora estudian las Lecciones Bíblicas de la Christian Science. Estoy muy agradecido por haber encontrado la Christian Science.



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