Había salido de casa de prisa para asistir a la reunión de testimonios de los miércoles, en mi filial de la Iglesia de Cristo, Científico. Sería la Lectora aquella noche. Llevaba muchos libros en mi brazo izquierdo cuando salí para ir a mi coche que estaba estacionado en la calle. Al abrir la puerta, escuché un ruido ensordecedor. Un camión grande venía a toda velocidad por mi lado de la calle, así que entré en el auto rápidamente, tomé la parte superior de la pesada puerta con mi mano derecha, y tiré de ella para sacarla fuera del paso del camión. Sin embargo, cuando la puerta se cerró, los dedos de mi mano derecha todavía estaban aferrados a la parte superior del marco de la ventana, y sintieron el impacto.
Raudamente abrí la puerta con mi otra mano y liberé los dedos. Mi pensamiento se dirigió de inmediato a la verdad: Vivo en el reino espiritual de Dios, el cual está gobernado por el Principio divino, no el azar. Todo está bajo el control perfecto de Dios, así que en realidad no puede haber accidentes ni heridas. ¡Estoy intacta y libre!
Cuando miré los dedos, no tenían ninguna marca. Ni siquiera sentía dolor, tan solo una pequeña molestia que muy pronto desapareció para no regresar.
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